¿Construir o destruir? Esa (siempre) es la cuestión

Al despuntar la década de 1950 el Estado empresario argentino invirtió en la fabricación del buque factoría más grande del mundo. Fue una auténtica joya que cumplió un trabajo fundamental, tanto económico como en materia de soberanía, en los mares del sur. Luego del 55 se le cambió el nombre y se lo vendió por dos pesos con cincuenta. Otra historia de la verdadera “grieta” argentina: edificar o deshacer

A partir de 1950 y hasta 1955, el ballenero Juan Perón fue el mayor buque factoría del mundo (Museo ARS)

De la Redacción.-

“En este 12 de septiembre tan particular queremos celebrar el Día de la Industria Naval recordando al que fuera, en su momento, el buque factoría más grande del mundo”, puntualizan desde el Museo de Ciencia y Técnica Naval del Astillero Río Santiago (ARS) situado en la ciudad ribereña de Ensenada.

Cuentan que “la idea de crear una flota ballenera estuvo en la cabeza de (Juan Domingo) Perón desde 1946 y por una razón con cierta lógica: aprovechar el vacío que la Segunda Guerra Mundial había dejado en la industria naval, pues los astilleros europeos estaban preparados para producir sólo barcos de guerra”.

Esa idea original, producto de una correcta mirada geopolítica, dio a luz al barco en cuestión.

“El buque fue construido, con financiación estatal argentina, en Belfast, Irlanda del Norte, para la Compañía Argentina de Pesca SA. Su botadura y bautismo como “Juan Perón” se llevaron a cabo el 4 de abril de 1950. Su madrina de bautizo fue Irene McClurg, trabajadora del astillero irlandés, el Harland & Wolff, y responsable de sus negocios en Latinoamérica”.

Fue entregado el 15 de octubre de 1951 e incorporado a la flota nacional en marzo de 1952. No obstante, la ceremonia oficial de posesión por parte de YPF se realizó el 15 de mayo de 1953 en Puerto Nuevo.

Argentina tuvo en 1950 el buque factoría más grande del mundo (Museo ARS)

El “Juan Perón” estaba destinado a “explotar los mares de la Antártida con una dotación de 484 hombres (entre tripulantes y trabajadores fabriles)”.

Los números son elocuentes acerca de la importancia del enorme barco. Procesaba unas 2.500 toneladas de ballena franca en las cercanías de las islas Georgias del Sur, en el Atlántico Sur, zona que asimismo tenía camarón antártico en abundancia.

Además, contaba con capacidad para almacenar en sus bodegas 27.000 metros cúbicos de cargas líquidas y más de 2.000 toneladas de productos congelados.

Con 200 metros de eslora, era una auténtica fábrica flotante que podía transportar combustibles líquidos, aceites vegetales y otros productos petroleros finalizada la temporada del mar.

“LIBERTAD” PARA DESTRUIR

Luego de la Revolución Libertadora de 1955 se le cambió el nombre por “Cruz del Eje”. Los cambios de nombres de todo lo que remitiera al peronismo era “ley”. Pero ello, si se quiere, es anecdótico. El grave problema es que después de los rebautismos venía el proceso de destrucción. Lo mismo ocurrió con el automóvil Sedán Justicialista 100% fabricado en el país, el cual se renombró Graciela primero para dejar de fabricarlo después. Y la lista es muy larga en ese sentido.

Fue rebautizado en 1955, amarrado y abandonado en 1963 y vendido a un tercio de su valor original en 1967 (Museo ARS)

La “Libertadora” lo convirtió durante un tiempo en buque escuela de la Escuela de Náutica. Hasta que en 1963 quedó amarrado, fuera de servicio. Como suele decirse, un final (tristemente) cantado.

En 1967 fue “rematado y pasado a bandera liberiana». «Navíos de Nassau pagó 1.051.500 dólares por el buque, es decir, apenas un tercio del coste original, para convertirlo en la mayor plataforma mundial de perforación cerca de la costa”.

La fábrica de aceite de ballena de 8.000 toneladas fue desmantelada y retirada por Talleres Metalúrgicos Anglo Argentino (originalmente tenía unos 40 tanques verticales y algunos eran de 6×6 pies y 40 pies de alto), detallan en el Museo del ARS.

Luego del golpe de estado de 1955 se le cambió el nombre por “Cruz del Eje”. Los cambios de nombres de todo lo que remitiera al peronismo era “ley”. Pero ello, si se quiere, es anecdótico. El grave problema es que después de los rebautismos venían los procesos de destrucción. La lista es muy larga en ese sentido

DE PESCAR Y DEFENDER NUESTRO MAR AL CORTE EN DOS

Siguió siendo un tanquero a manos de Hendy International por un año, para ser reclasificado. Fue utilizado para llevar fuel oil desde Maracaibo, Willemstad y otros puertos a Boston y Nueva York. Según un oficial de comunicaciones que estuvo en este buque por cuatro meses en 1968, G. R. Bossé, fue el único buque que tenía bañaderas en los baños.

En 1969 fue cortado y convertido en 2 unidades en Yokohama. Con la proa se construyó en 1970, en el astillero Mitsubishi HI, una barcaza sin propulsión destinada a perforaciones, bautizada Western Offshore VII. En 1989 fue rebautizada Ismaya. 

Con la sección de popa, en 1974 se construyó una unidad de perforaciones petroleras en un astillero de Taiwán, rebautizada Western Offshore VIII. ¿Después? Fue vendido en 1985 y rebautizado (por enésima vez) Dan Duchess; vendido en 1990 y rebautizado (claro está) Deepsea Duchess; vendido en 1997 y rebautizado (¡cómo no!) Falcon Duchess. Aún se encuentra en servicio.

Otra historia más de la Argentina que se perdió por el odio, la irracionalidad, el cipayismo.

El Juan Perón era una verdadera fábrica flotante que pescó en los mares nacionales del sur, al tiempo que hizo flamear la bandera celeste y blanca cerca de las islas argentinas (Museo ARS)

Elaboración propia en base a un texto original del Museo de Ciencia y Técnica Naval del ARS

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