Otro país recuperado para la democracia

El ultraconservadurismo, el poder económico y mediático no descansan en su plan permanente de desestabilización a los gobiernos de izquierda o nacionalistas en la región. Luego de la recuperación de la democracia en Bolivia, ahora siguió el mismo camino Honduras, que sufrió un golpe en 2009. En 2022 podría retornar a la normalidad Brasil, el gigante latinoamericano. No obstante, las amenazas nunca cesan ni cesarán pues la reacción no se detiene jamás

Xiomara Castro, primera presidenta de la República de Honduras (crédito imagen: Ahora San Juan)

El arrasador triunfo del izquierdista Partido Libertad y Refundación (Libre) en las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo el domingo 28 de noviembre en Honduras puso fin a un periodo de 12 años del derechista Partido Nacional viciado desde su origen, pues comenzó tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya en 2009.

Xiomara Castro, esposa de Zelaya y candidata presidencial por Libre, obtuvo casi un 54% de votos frente al postulante del oficialista Partido Nacional, Nasry Asfura, quien arañó un 34%. Un triunfo aplastante.

Cabe recordar que en el año 2009, bombardeado por el poder económico y mediático y la derecha liberal, Zelaya fue depuesto por la fuerza. Se trató del primer golpe consumado del siglo XXI en América Latina, tras el sangriento aunque a la postre frustrado intento de derrocamiento de Hugo Chávez en Venezuela.

2009, golpe de Estado en Honduras que abrió un periodo de 12 años de gobiernos derechistas que empobrecieron aún más al país centroamericano (crédito imagen: LIT-CI)

Precisamente, el acercamiento de Zelaya a Chávez fue el motivo que encontró la derecha para dirigir todos sus misiles contra el gobierno popular. Luego, el intento gubernamental de llamar a un plebiscito para modificar la Constitución fue el “timbre” que esperaban escuchar los golpistas para movilizar, primero, a los sectores más reaccionarios de la conservadora sociedad hondureña, y luego, directamente a efectivos del ejército.

Desde entonces, en Honduras se sucedieron tres gobiernos de derecha con el apoyo explícito de los Estados Unidos de Norteamérica.

“HASTA LA VICTORIA SIEMPRE”

Xiomara Castro cerró con esa frase su discurso tras conocerse los resultados de la elección. No fue para nada casual. Eligió una expresión que remite invariablemente a la Revolución Cubana, cuando durante toda la campaña el oficialismo y el poder mediático intentaron sembrar el temor de que con Castro se venía el comunismo.

Además, repitieron hasta el cansancio que con Libre en el gobierno Honduras se convertiría en Venezuela. Como se puede observar, la derecha/ultraderecha latinoamericana no es en absoluto original en sus discursos, desde México hasta la Argentina y desde la región andina hasta el Atlántico.

Simpatizantes de Xiomara Castro festejaron el lunes último en Tegucigalpa, capital de Honduras (crédito imagen: El País)

Mucho temor no infundieron: Castro ganó por más de 20 puntos porcentuales y se convirtió en la primera mujer que presidirá el país centroamericano. Las felicitaciones no tardaron un segundo en llegar a Tegucigalpa, desde la ex presidenta argentina y actual vice, Cristina Fernández, hasta los ex mandatarios brasileños Dilma Rouseff y Lula da Silva, pasando por Luis Arce y Evo Morales, de Bolivia, Pedro Castillo de Perú, el ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa (víctima de un violento intento de golpe de Estado en 2010 que incluía acabar con su vida), entre muchos otros.

“Finalmente, mi querida compañera y amiga Xiomara, más tarde o más temprano, el pueblo y la historia siempre hacen justicia”. Comienzo de la charla que mantuvimos el día lunes con Xiomara Castro de Zelaya, primera Presidenta electa de la República de Honduras (Tuit de Cristina Fernández)

LA REACCIÓN ULTRACONSERVADORA

En junio de 2012 le “llegó el turno” al obispo católico reducido al laicismo, Fernando Lugo, quien fue sometido en Paraguay a un juicio político teñido de irregularidades. El gran pecado de Lugo fue poner fin al “reinado” del ultraconservador, fraudulento y corrupto Partido Colorado y alinearse con los gobiernos de izquierda o nacionalistas-populares que entonces predominaban en la Patria Grande.

Dilma Rousseff y Fernando Lugo, presidenta y presidente de Brasil y Paraguay destituidos por juicios políticos armados por el golpismo (crédito imagen: Instituto Mercado Popular)

Lugo fue reemplazado temporalmente por su vicepresidente, Federico Franco, quien terminó acusado de corrupción. Y luego por Hernán Cartes, hoy imputado por lavado de activos, estafa al Banco Central de Paraguay y contactos con el narcotráfico. La Justicia paraguaya gambeteó todas las acusaciones. Cartes es amigo íntimo del ex presidente argentino, el derechista Mauricio Macri, sobre el que pesan innumerables denuncias.

En 2016 llegó la hora del denominado golpe blando en Brasil. Juicio político a Dilma Rousseff, en el cual sólo la acusaron de cuestiones administrativas. Pero el objetivo era otro: reemplazar a un gobierno de izquierda por uno de derecha. Y como no era posible en las urnas, todo valió.

Dos años más tarde, cuando Lula llevaba en las encuestas 20 puntos de ventaja sobre el ultraderechista Jair Bolsonaro, el juez Sergio Moro lo encarceló por un supuesto acto de corrupción sin prueba alguna. En el fallo, el magistrado sentó un extraño precedente en materia judicial al expresar que lo condenaba por tener “la íntima convicción” de que había delito. Resultado: Bolsonaro al gobierno y Brasil nuevamente a la pobreza y el hambre. Literalmente.

Hasta que la derecha probó con volver a prácticas setentistas, y en Bolivia dio un golpe de Estado a la vieja usanza, derrocando al legítimo ganador de las elecciones, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, acusándolo de un fraude electoral jamás comprobado, con la nefasta ayuda del titular de la OEA, Luis Almagro, del gobierno derechista de Ecuador, y del Ejecutivo argentino macrista-radical, que envió armamento y municiones para la represión.

Pese al golpe de Estado a la vieja usanza que la derecha dio en 2019 en Bolivia y la recuperación democrática con un triunfo aplastante de la izquierda un año después (más de 55% de votos), el poder económico sigue intentando desestabilizar al Ejecutivo de Luis Arce. Por ello, el ex mandatario Evo Morales encabezó una Marcha por la Patria que durante una semana recorrió un largo camino para finalizar en La Paz: se movilizó una multitud de campesinos, obreros y pueblos originarios (crédito foto: La Nación)

A Morales lo quisieron matar, pero en una jugada riesgosa y al filo fue salvado por los gobiernos de México y Argentina, presididos por Andrés Manuel López Obrador y Alberto Fernández, respectivamente. Pese a la represión feroz, el pueblo boliviano con las comunidades originarias a la cabeza resistió estoicamente, hasta que la presidenta de facto Jeanine Añez (a quien el ex presidente argentino Macri fue el primero en reconocer, mientras que hoy está en la cárcel con pedido de 10 años de prisión efectiva por parte de la Fiscalía de la Nación vecina) tuvo que llamar a elecciones: el MAS, esta vez encabezado por quien fuera ministro de Economía de Morales, Luis Arce, obtuvo más de 55% de votos.

Arce es el responsable del denominado “milagro boliviano”, que llevó al alguna vez “país más pobre de Latinoamérica” a una situación socioeconómica por décadas inimaginable para el pueblo.

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