FMI, acuerdo y después… prohibido olvidar

Los argentinos y argentinas, vaya a saber porqué (terreno de la sociología), tenemos una memoria no corta, sino cortísima. El viernes 28 de enero de 2022, un gobierno populista acomodó los melones en el carro luego de que otro de corte ultraliberal se endeudara por generaciones. Esta historia se repitió mil veces a lo largo de décadas. Pero, vaya a saber porqué -parte II-, nunca jamás hemos aprendido nada

Por primera vez en la historia mundial se llegó a un acuerdo donde el FMI no exige al país deudor una reforma previsional, flexibilización laboral ni achicamiento o eliminación del gasto público

FMI, acuerdo y después… prohibido olvidar

De la Redacción de 90 Líneas.-

En el país de «no me acuerdo»
Doy tres pasitos y me pierdo
Un pasito para allí, no recuerdo si lo di
Un pasito para allá, ay qué miedo que me da

En el país de «no me acuerdo»
Doy tres pasitos y me pierdo
Un pasito para atrás y no doy ninguno más
Porque yo ya me olvidé dónde puse el otro pie

María Elena Walsh

“Como siempre ha sucedido en la Argentina. Los gobiernos no-peronistas contraen deuda pública en el exterior y nos someten a la dependencia. Se van del poder cuando no pueden renovarla y dejan un tendal. Luego los gobiernos peronistas vienen a arreglar el desastre que dejaron”.

¿Qué funcionario o militante K escribió este tuit? Ninguno. Lo hizo el conocido analista de mercado Carlos Maslatón, ultraliberal, ex integrante de la Unión del Centro Democrático de la familia Alzogaray y actual simpatizante confeso del ultraderechista Javier Milei. Fue el mismo viernes, luego de que el presidente de la Nación, Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el as de espada en esta durísima contienda con el FMI, Martín Guzmán, informaran que finalmente se llegó a un acuerdo con el organismo multilateral de crédito que, por primera vez en la historia mundial, no exige reforma previsional, flexibilización laboral ni achicamiento o eliminación del gasto público (déficit cero en tiempo récord) de parte del acreedor.

¿Fue una broma de Maslatón? Parece, en principio. Pero no. Ante el huracán que se produjo en el mundillo de las redes antisociales, muchos de sus seguidores le saltaron a la yugular. Entonces fue cuando se conoció la respuesta del ultraliberal a una tal Carolina que, por lo visto, lo había increpado. “La verdad financiera ante todo, Carolina, soy del mercado y no me la contaron. No voy a aceptar ninguna tergiversación de la historia por intereses políticos. Nos vemos el martes, gracias”. Y se verán el martes, nomás…

Quien en los 80 creó la vertiente estudiantil de derecha en el ámbito universitario, y a fines de los 90 se despegó de Domingo Cavallo por el simple hecho de que el todavía ministro estrella del 1 a 1 admitió al peronista Gustavo Béliz en una lista de diputados, el mismo viernes cerró el “debate tuitero” escribiendo: “Las tres grandes oleadas de endeudamiento y subsiguiente crash financiero argentino fueron: 1) 1976-1981 el Proceso Militar; 2) 1986-1988 Alfonsín; 3) 2016-2018 Macri. Todos una manga de irresponsables jugadores de mesa de dinero con plata ajena. Chorros y corruptos».

Maslatón seguirá siendo un hombre del mercado y, por ende, estará en las antípodas del movimiento nacional, pero su intervención ridiculizó las de los endeudadores seriales de Juntos por el Cambio (que ya no tienen que dar una muestra más de su falta de escrúpulos). Si bien salieron a avalar el acuerdo en líneas generales, tuvieron la caradurez (a veces, el silencio es la mejor respuesta política) de calificarlo como “un primer paso para no seguir sembrando incertidumbre en la sociedad”.

Pues bien, señoras y señores… Nos acabamos de enterar de que la incertidumbre en la sociedad la provoca (o provocaba) la actual administración nacional. La deuda histórica e impagable que tomó el Gobierno de derecha con el FMI en apenas 29 días y en nombre de toda la sociedad y de las tres o cuatro generaciones venideras, sin consultar siquiera a todos sus gobernadores, de la cual ningún argentino o argentina de bien vio un centavo traducido en una calle asfaltada de su barrio, en las cabezas afiebradas de los dirigentes de JxC no le provocó ninguna avería a la República; ni siquiera un poquito de incertidumbre.

EL ANUNCIO DEL PRINCIPIO DEL (CASI) FINAL – 08/05/2018

El propio ex presidente Mauricio Macri, que quiere volver a serlo (y en Argentina nunca se sabe), y su alter ego Patricia Bullrich afirmaron que hubiesen arreglado el tema en “5 minutos”. Y sí. Yo, en tres. No se necesita más tiempo para aceptar todas las condiciones que pedía el FMI.

¡Y todavía falta el gran show! Es decir, el tratamiento del acuerdo en el Congreso (acto demócrata si los hay por parte del gobierno), donde se escucharán de boca de legisladores de la derecha palabras como “responsabilidad” y “ajuste”, entre muchas otras. Habrá que tomarse varios calmantes para ver eso sin ulcerarse. Y de postre, el “análisis” de los sicarios del periodismo de guerra. En fin, lo de siempre.

MARTÍN GUZMÁN ADELANTA QUE NO SE FIRMARÁ UN AJUSTE

Pero antes de hacer un más que necesario punteo sobre la historia contemporánea de la deuda externa (en moneda extranjera), vale recordar que la derecha argentina ha pasado de su histórico 30% de piso electoral a un 40%.

Eso no era tan complejo de explicar hasta las elecciones de 2019 (a las legislativas de 2017 llegaron “dulces” pese a que ya estaban cavando la fosa; una remake de la reelección de Carlos Menem en 1995 podría decirse).

Pero en 2019, después del desastre socioeconómico e institucional que habían perpetrado desde 2015, Macri obtuvo el favor de más de 4 de cada 10 argentinos y argentinas. Demasiado. Aunque luego nos enteramos de que el increíble pero real megapréstamo de 57 mil millones de dólares de Donald Trump (vía FMI) tenía -entre otros- ese objetivo: la reelección. Es decir que haber ganado en primera vuelta frente al apoyo explícito de la primera potencia mundial y con toda la maquinaria mediática funcionando 7×24, fue realmente un gran desempeño del Frente de Todos.

ELECCIONES LEGISLATIVAS 2017

ELECCIONES PRESIDENCIALES 2019

ELECCIONES LEGISLATIVAS 2021

Y vino la pandemia y las elecciones de 2021. Y la derecha volvió a plantarse en torno a los 40 puntos porcentuales. Evidentemente, la famosa batalla cultural a la que alude permanentemente Víctor Hugo Morales la han ganado o, en su defecto, han dado un paso gigante en ese sentido. Por dos motivos: 1) Escuchar a un laburante que apenas llega a fin de mes repetir el discurso de quienes ostentan el poder hegemónico es, lisa y llanamente, una derrota del peronismo (¿por qué no supo dar esa batalla?, serían necesarias mil notas para abordar la cuestión, pero hay que decir con todas las letras que muchos de quienes hoy están en el gobierno tienen un altísimo grado de responsabilidad). 2) El discurso hegemónico ha calado tan hondo a fuerza de aplicar la mecánica del pájaro carpintero y de errores garrafales por parte de sectores del movimiento nacional, que incluso se escuchó a militantes peronistas esgrimir posturas harto cautelosas ante la posibilidad de patear el tablero con el FMI; algo que, en rigor de verdad, tiene destino incierto porque jamás se hizo.

EL PACTO

Nicolás Dujovne y Christine Lagarde

INDEPENDENCIA ECONÓMICA

No olvidar es la premisa. Los argentinos y argentinas, vaya a saber porqué (terreno de la sociología), tenemos una memoria no corta, sino cortísima. El viernes 28 de enero de 2022, un gobierno peronista acomodó los melones en el carro luego de que otro de corte ultraliberal se endeudara por generaciones. Esta historia se repitió mil veces a lo largo del tiempo. Pero, vaya a saber porqué -parte II-, nunca jamás hemos aprendido nada.

1951.- Por primera vez en la historia, un gobierno argentino pasó de deudor a acreedor. Durante el conocido como “primer peronismo”, tras abonar las dos últimas cuotas del empréstito británico producto del nefasto convenio Roca-Runciman del año 1933, la República pasó de deber 12.500 millones de pesos moneda nacional a que le deban 5.000 millones. Se declaró entonces la Independencia Económica, una de las tres banderas fundamentales del peronismo junto con la Soberanía Política y la Justicia Social.

Durante el conocido como «primer peronismo», por primera vez en la historia un gobierno argentino pasó de deudor a acreedor. El 9 de julio de 1947 se firmó en Tucumán el Acta de Independencia Económica (crédito imagen: La Vidriera)

SOCIOS DEL FMI E INICIO DEL ENDEUDAMIENTO ETERNO

1955.- Bombardeo de la Plaza de Mayo, asesinato de 400 civiles incluyendo a niños y niñas y golpe de Estado a un presidente, Juan D. Perón, que en 1952 había ganado con el 62/63% de los votos. Liberarse de la “tiranía” le salió carísimo a la Nación. Nos convertimos en socios del FMI y del Banco Mundial y en apenas 3 años ya les debíamos más de 1.100 millones de dólares.

Entre 1958 y 1962 llegó al gobierno el desarrollismo de la mano de Arturo Frondizi. Lo hizo con el apoyo de muchos votos peronistas, que en poco tiempo se decepcionaron. Y con razón. En el año 58 se firmó el primer acuerdo con el FMI por 75 millones de dólares a cambio de reducción de empleos en el Estado, privatización de empresas públicas (40 en total), obras públicas a fojas cero (¿recuerdan la parálisis de las obras públicas entre 2015 y 2019?), y un largo etcétera.

Desde que asumió en 1963 hasta que fue derrocado en 1966 por Juan Carlos Onganía, el presidente Arturo Illia redujo la deuda de 2.000 a 1.700 millones de dólares.

Don Arturo Illia, el único presidente no peronista que desendeudó al país. Y se lo hicieron pagar

DICTADURAS

Los dictadores Onganía y Alejandro Agustín Lanusse volvieron a disparar la deuda en moneda extranjera casi un 50%. Tras el desbarajuste peronista de 1973 a 1975, la peor dictadura de la historia argentina hizo de la deuda una de sus herramientas predilectas para sojuzgar al país, con la intención de cumplir el sueño eterno del poder económico: eliminar al movimiento obrero organizado (Gestapo antisindical, ¿les suena?) y por ende al peronismo. En apenas 7 años la deuda pasó de 7.800 a 45.000 millones de dólares. En tanto, la participación de la clase trabajadora en la torta económica de la República se redujo, en igual periodo, del 51% al 22%.

LA DEBACLE PLANIFICADA

Entre 1976 y 1983 se sentaron las bases de la debacle argentina

DE LA INDECISIÓN A LA ENTREGA

Un 476% creció la deuda en moneda extranjera durante la dictadura. El gobierno democrático encabezado por Raúl Alfonsín se debatió entre debilidades de origen, presiones y, sobre todo, indefiniciones. Resultado: al cabo de su mandato el endeudamiento subió un 45%.

Llegaría el denominado segundo gobierno liberal de la historia argentina, luego de la dictadura y antes del de Cambiemos. La década menemista hizo crecer la deuda un 123%. Y en los dos años de la Primera Alianza (1999-2001), con el blindaje primero y el megacanje después, el helicóptero de De la Rúa partió del helipuerto de la Casa Rosada dejando 39 muertos y un pasivo de 144.000 millones de dólares, con una economía total y absolutamente quebrada.

DESENDEUDAMIENTO HISTÓRICO

Luego del default decretado por el presidente “pasajero” Adolfo Rodríguez Saá y la continuidad del no pago a lo largo de gran parte de la gestión de Eduardo Duhalde, durante la administración de Néstor Kirchner (en 2005) y la primera de Cristina Fernández (2010), se llevaron a cabo dos reestructuraciones de deuda que, de acuerdo a datos del propio FMI, redujeron la misma respecto del PIB en un 73%. Así, Argentina se convirtió en la República que realizó el mayor desendeudamiento a nivel mundial. El siguiente gráfico es más que elocuente (la deuda en dólares está pintada en color verde). En 2018, en sólo 29 días y sin consultar a nadie de la oposición, la alianza de derecha tomó la mayor deuda no sólo en la historia del país, sino del propio FMI.

No olvidar, es la tarea.

EN VERDE, DEUDA EN DÓLARES RESPECTO DEL PBI (EVOLUCIÓN 2004-2018)

FMI
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