De la Redacción de 90 Líneas.-
“Desde que el nazismo dispuso su creación en 1933, la Gestapo -cuyo nombre es la abreviación de Geheime Staatspolizei (Policía Secreta del Estado, en alemán)- se convirtió en un paradigma de una de las peores caras del régimen de Adolf Hitler: la persecución implacable a los opositores y las torturas y asesinatos con total impunidad. Pero el fin del nazismo no hizo que el término pasara al olvido, y a partir de entonces suele ser utilizado para señalar a quienes pretenden montar aparatos destinados al espionaje y la persecución política. Y si bien suele ser utilizado como una acusación, es poco frecuente encontrar casos como el descubierto recientemente en Argentina, en el que un jerarca público reivindica la idea de montar su propia ‘Gestapo’”.
Así comienza la nota titulada “El escándalo político que revive a la ‘Gestapo’ en Argentina”, publicada este miércoles 29 de diciembre por la agencia internacional de noticias Sputnik Mundo.
Tristemente, el país no es noticia por el crecimiento de su economía al 10% -muy por encima de la media mundial- o por ser uno de los que tiene el mejor nivel de vacunación en el planeta, sino que es noticia a raíz de haber recibido el mayor crédito en la historia del Fondo Monetario Internacional y haberlo fugado por completo; de no poder recomponer la pérdida del poder adquisitivo de sus trabajadores debido al desplome gigantesco que sufrió en los recientes 4 años de liberalismo (ambas cosas reconocidas, aunque no en esos términos tan “brutales”, por el fresquito informe interno del propio FMI), y, ahora, de haber tenido altos funcionarios que realizaban reuniones en los sótanos para armar causas judiciales contra los gremios.
La espantosa frase que pronuncia en uno de los videos dados a conocer por la intervención de la AFI el ex ministro de Trabajo bonaerense, Marcelo Villegas, hombre de confianza de la ex gobernadora María Eugenia Vidal, deseando una Gestapo para ir contra los gremios, no se soluciona con las disculpas que pidió al conocerse el material.
¿Por qué? En primer lugar, por su gravedad. Pero sobre todo porque en ese encuentro les explica a empresarios de la construcción y a hombres ligados a colegios profesionales el modo en que debían actuar (ilegalmente y en conjunto) para hacer lo que se hizo: sacar del medio por medio de jueces y fiscales “amigos” a sindicalistas “molestos”.
“Creéme que si yo pudiera tener -y esto te lo voy a desmentir en cualquier parte-… Si yo pudiera tener una Gestapo, una fuerza de embestida para terminar con todos los gremios, lo haría”, le dijo Marcelo Villegas a los presentes, acompañado por tres altos funcionarios de la AFI de ese momento (2017) y por el intendente de La Plata, Julio Garro, entre otros.
Ahora bien, ¿qué fue la Gestapo? La Enciclopedia del Holocausto dice: “La Gestapo (policía secreta estatal alemana) fue un componente vital de la represión nazi y del Holocausto. Era una fuerza policíaca como ninguna otra, ya que no respondía a ningún tipo de supervisión judicial ni legal. Sin temor de repercusiones civiles, la Gestapo utilizaba métodos despiadados para identificar y arrestar a los oponentes políticos y a otros que se rehusaban a ajustarse a las políticas del régimen nazi. La Gestapo tenía una cantidad relativamente pequeña de oficiales, y en gran medida se apoyaba en las denuncias y la cooperación del público”.
No hace falta aclarar la distancia que separa a la represión nazi de lo que pueda hacer por fuera de la ley y las instituciones un gobierno democrático -mesas judiciales de Macri y ahora de Vidal-, pero como bien dice Sputnik Mundo, y allí la gravedad del asunto, caído el nazismo el término Gestapo se siguió y se sigue usando para señalar a quienes pretenden montar aparatos destinados al espionaje y la persecución política. Y ello sí ocurrió entre 2015 y 2019.
Un agregado de la Enciclopedia del Holocausto respecto a la policía secreta alemana: “La Gestapo tenía autoridad para operar fuera de la ley o de la supervisión judicial, con el fin de combatir actividades legales que el partido consideraba inaceptables”.
En este caso, se podría decir que la añorada “Gestapo antisindical cambiemita” tenía luz verde -de la Casa Rosada y la Gobernación bonaerense- para operar en connivencia con un sector muy importante del Poder Judicial.
Villegas se los deja claro a sus interlocutores: “Hemos tenido el recaudo de tomar como primera medida asegurarnos la cuestión judicial. No estaríamos a este nivel hablando con ustedes como mínimo dos ministros, un viceministro de Justicia, un senador del gobierno nacional, si no tuviésemos asegurada la cuestión judicial”.
La alianza que gobernó el país entre 2015 y 2019, y que hoy conforma la principal oposición al gobierno, esconde en su base ideológica un antisindicalismo feroz.
No es una novedad pues el antisindicalismo es parte constitutiva del antiperonismo. Pero esto no se trata de “novedades”. Actuar en forma clandestina armando causas judiciales contra gremios entre ministros, legisladores e intendentes, agentes de inteligencia y empresarios, con “la cuestión judicial asegurada” (más los medios de comunicación hegemónicos tapando absolutamente todo) habla de un espíritu antidemocrático que realmente asusta.
Si esta megacausa termina en la nada, habrá que ir resignándose a una nación sin futuro o con un futuro atroz.
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