Decenas de miles de declaraciones de amor se concretaron, cuando se desperezaban los ‘80, con la súper romántica canción ¿Y cómo es él?, brillantemente interpretada por el español José Luis Perales. Otros tantos y tantas, en esa misma época, se habrán dedicado la bellísima Te doy una canción, del cantautor cubano Silvio Rodríguez. Y un sinfín de hombres le habrán regalado a sus novias el disco Puerto Pollensa, y quizás se la susurraron al oído.
En el primer caso, amor puramente romántico. En el segundo, amor “militante” durante la primavera democrática de aquellos años. En el último, un amor pasional. Pero al fin y al cabo, siempre amor.
Con el tiempo, cuando la bota dictatorial dejó de pisarle la vida a los argentinos y argentinas, se fue corriendo el velo de qué o quiénes eran los destinatarios de esas poesías.
…¿Y cómo es él? / ¿En qué lugar se enamoró de ti? / ¿De dónde es? / ¿A qué dedica el tiempo libre? Pregúntale porqué ha robado un trozo de mi vida / Es un ladrón, que me ha robado todo…
¿Un amor? O más bien, ¿un desamor? Ninguna letra mejor para describirlo. Claro que la percepción de muchos y muchas, a pesar de que las canciones generalmente trascienden su significado real, habrá cambiado cuando cobró fuerza el rumor de que “él” sería el novio (verdadero o imaginario) de la hija de quien interpretaba la canción. No obstante, muchos años después el propio Perales explicó que no fue esa la inspiración de sus versos.
…Cómo gasto papel en recordarte / Cómo me haces hablar en el silencio / Cómo no te me quitas de las ganas / Aunque nadie me ve nunca contigo… Cantaba a inicios de los ‘80 Silvio Rodríguez. Un poema de amor sublime. Que luego seguía: …Te doy una canción, se abre una puerta / Y de las sombras sales tu / Te doy una canción de madrugada / Cuando más quiero tu luz…
Bendita la mujer destinataria de esos sublimes versos. Pero resulta que al final, el tema da un brusco giro: …Te doy una canción y digo “patria” / Y sigo hablando para ti / Te doy una canción como un disparo / Como un libro, una palabra … Una guerrilla / Como doy el amor… Así le cantaba Rodríguez a la revolución cubana.
…Me nació este amor, sin que me diera cuenta yo / Tal vez el miedo no dejó que apareciera / Y creció este amor, alimentándose en el sol de los amaneceres de Puerto Pollensa… La dulzura de Sandra Mihanovich interpretando el potente poema de Marilina Ross.
…Y no me animé a decirte nada / Pánico porque me rechazaras / Como una semilla que no puede ver la luz / Hundió sus raíces mucho más profundo aún / Y te miraba y te esperaba … Y amándonos en una carretera / Nos sorprendió la luz del nuevo día / Como a dos jóvenes adolescentes / Tu mano húmeda sobre la mía…
Hoy sería lo más natural del mundo. Pero Puerto Pollensa fue grabada en diciembre de 1981, es decir, en pleno auge de la dictadura cívico-militar. Demás está decir que tuvieron que pasar años para que se supiese que la declaración de amor era de mujer a mujer.
Pero como dijimos, en todos los casos descriptos se trata de amor.
Ahora repasemos la letra de Trátame suavemente, la balada que Soda Stereo incluyó en su más que exitoso disco debut, que llevó el nombre de la banda y que salió a la venta en 1984.
La presentación en sociedad del trío de pop-rock formado por Gustavo Cerati (guitarra y voz), Zeta Bosio (bajo) y Charly Alberti (batería), con un álbum producido por el líder de Virus, Federico Moura, invadió todas las radios y discotecas al ritmo de ¿Por qué no puedo ser del jet set?, Te hacen falta vitaminas, Sobredosis de TV, Dietético, Un misil en mi placard, entre otros temas que con el tiempo se convertirían en clásicos del grupo y del rock nacional.
Pero en la cuarta pista del lado “A” del vinilo, después del frenético Te hacen falta vitaminas, llegaba un fino y estimulante punteo de guitarra a cargo de Gustavo Cerati, dando inicio a una balada que llegaría a ser considerada entre las mejores de la historia del rock nativo: Trátame suavemente.
La letra era del músico Daniel Melero, amigo de Cerati, quien en 1982 había formado el primer grupo de tecno-pop argentino, Los Encargados, junto con Luis Bonatto y Mario Siperman. Y empezaba: …Alguien me ha dicho que la soledad / Se esconde tras tus ojos / Y que tu blusa atora sentimientos / Que respiras … Tenés que comprender que no puse tus miedos donde están guardados / Y que no podré quitártelos, si al hacerlo me desgarras … No quiero soñar mil veces las mismas cosas / Ni contemplarlas sabiamente / Quiero que me trates suavemente…
A mediados de los ‘80, en los clubes y discotecas aún se bailaban “lentos”. A las dos o tres de la madrugada, los disc-jockeys programaban media hora -en promedio- de canciones románticas.
Históricamente, ese segmento había sido ocupado exclusivamente por temas en inglés. Pero con el furor del rock nacional en la década de los ‘80 comenzaron a sonar también canciones de Virus (¿Qué hago en Manila?), Suéter (Amanece en la ruta), y algún clásico como Muchacha ojos de papel (Almendra) o Quiero ver, Quiero ser, Quiero entrar (PorSuiGieco).
Y cuando el DJ ponía Trátame… la pista explotaba de parejas. Literalmente, no cabía un alfiler. Era de esos temas que nadie se negaba a bailar si era invitado por un chico o chica.
Trátame suavemente (versión original) – Soda Stereo, 1984
Y un día habló Melero
En el libro Ahora, antes y después (editorial Derivas, 2012), del escritor Gustavo Álvarez Núñez, Melero contó: “La compuse mirando hablar al general Leopoldo Galtieri durante la época de la Guerra de Malvinas. Escribí la letra sobre un diario que tenía noticias de actualidad. Es una mezcla de canción de amor con ver a Galtieri hablando en pleno estado de violencia”.
Mientras el dictador y genocida Galtieri le declaraba la guerra a Gran Bretaña desde los balcones de la Casa Rosada, Daniel Melero sintió la necesidad de expresar sus sentimientos sobre lo que estaba ocurriendo en el país. Y debido al estado de terror que imperaba, al igual que otros músicos decidió camuflar esos sentimientos de rabia e impotencia bajo una letra supuestamente de amor.
El discurso del dictador que inspiró Trátame suavemente (el genocida Leopoldo Fortunato Galtieri le declara públicamente la guerra a Gran Bretaña)
Verso a verso
“Alguien me ha dicho que la soledad se esconde tras tus ojos”… Son los ojos del dictador que demuestran dureza y violencia, cuando en realidad es un hombre despreciado que no tiene ni podría tener amigos.
“Y que tu blusa atora sentimientos, que respiras”… El uniforme militar encorseta las emociones del dictador. Además, Daniel Melero dijo que “el look militar siempre me pareció gay… ¡Jajaja!”. Vaya ironía si las hay.
“No quiero soñar mil veces las mismas cosas, ni contemplarlas sabiamente”… Temor a la guerra de Malvinas, sumado al conflicto interno de estar pasivamente viendo los hechos.
“Quiero que me trates suavemente”… Casi un pedido para que el sangriento dictador ya no torture al pueblo.
Luego hay versos que remiten en forma más directa a la locura de la declaración de guerra: “Te comportas de acuerdo con lo que te dicta cada momento, y esa inconstancia no es algo heroico, es más bien algo enfermo”.
Los Encargados sacaron su primer disco en 1986, dos años después del álbum debut de Soda Stereo. Y allí grabaron su versión de Trátame suavemente, menos melódica y con un “aire a Virus” inconfundible en la voz de Daniel.
Así, el tema que en la versión de Soda Stereo fue elegido entre los 500 mejores de la historia del rock iberoamericano, y en la versión de Los Encargados entre los 100 mejores del rock nacional, nació como una sutil “marcha de la bronca” ochentosa contra la dictadura genocida.
Trátame suavemente (Soda Stereo en vivo)
Bonus track.- Trátame suavemente (Los Encargados – 1986)
Bonus Track 2.- Bajan (Gustavo Cerati – 2007)
Crédito: vivelatino.com.mx – Jean H