Por Alejandro Salamone.-
La justicia social, el brutal ajuste del Gobierno, la actualidad de la Ciudad y del país, el Papa Francisco, y un mensaje para los platenses, entre otros temas, fueron abordados a lo largo de la entrevista exclusiva que el Arzobispo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre, brindó a 90lineas.com. Fue una charla amena, entre mate y mate, en donde Mestre con esa paz que irradia y su sencillez, habló a corazón abierto y no ocultó para nada su forma de pensar y de ver las problemáticas que nos aquejan a diario, más bien todo lo contrario. El Arzobispo dejó muchas frases y conceptos para realmente reflexionar, comencemos entonces a repasarlos.
«Primero quiero decir que me encolumno cien por ciento detrás del Papa Francisco en el sentido que, a pesar de las agresiones del entonces candidato a presidente Javier Milei, lo ha recibido ya en el cargo con una relación muy cordial, que es lo que corresponde, y una apertura de corazón a pesar de las cosas que le dijo y que todos hemos escuchado», comenzó, y añadió que «esto no quita que el Papa sea muy crítico con las políticas neoliberales duras. La doctrina social de la Iglesia, previo a Francisco, previo a Mestre, y previo a cualquiera, marcan muy claramente esa perspectiva comunitaria, del cuidado de los más vulnerables, el destino universal de los bienes con lo cual la propiedad privada no es absoluta -recordemos que por este tema el año pasado le habían pegado al Papa como si fuera un comunista y estaba repitiendo lo que la iglesia repitió desde los primeros siglos, nada nuevo en ese sentido- todos esos principios Francisco los defiende…».
Luego se refirió directamente al Gobierno de Milei donde el Arzobispo fue tajante: «No voy a discutir cuestiones técnicas porque quizás no tenga los elementos, por ejemplo la ley ómnibus, pero planteo esto, a mí se me dijo que el ajuste lo iba a pagar la casta y lo que estoy viendo es que el ajuste lo están pagando los más empobrecidos, los más marginados, indigentes pobres y también la clase media trabajadora que no está pudiendo llegar a fin de mes, teniendo un empleo en blanco los miembros de la pareja.»
«Es en donde hago estos planteos sin meterme en la otra discusión más técnica, pues para eso están los laicos con un equipo de pastoral social, ¿cómo era esto de la casta? ¿la casta es esta persona de clase media que tiene a su hijo en una escuela parroquial donde no puede pagar 12 mil pesos por mes de cuota, que es lo que sale un kilo de helado más o menos buenos? Entonces ¿como es eso? Y ni hablar del ámbito más indigente, de la pobreza…»
Mestre siguió con el tema: «Es entonces en estos aspectos donde el Papa Francisco ha sido claro y me encolumno en la perspectiva comunitaria, en la Justicia Social que no hay que denostarla. Yo tengo una diferencia con lo que plantea el sector de este Gobierno en denostar la Justicia Social; yo creo que se puede discutir cuando bajo el título de Justicia Social se hace negocio con la pobreza, ahí sí discutamos, ahí confrontemos, ahí que el Estado audite y que la plata y la comida vaya para los pobres; ahora… denostar a priori la perspectiva de la Justicia Social que es un valor anterior al peronismo, es un valor evangélico que existe desde siempre y que claramente lo voy a defender y promocionar proponga quien lo proponga.
-¿Usted ve señales de cambio, cómo va a resisitir la gente con este Gobierno?
«La iglesia en ese sentido tiene la red de contención que por supuesto vamos a mantener, pero hay que decir que estamos teniendo dificultades porque la gente de clase media que es la que colaboraba a veces con los más pobres no lo está pudiendo hacer, le está costando cubrir a ellos mismos la canasta básica para sus propias familias.
Y por otro lado, en los ámbitos de carácter social y reflexivos no vamos a dejar de plantear todas estas cuestiones referidas al momento actual, y estamos apoyando también a organizaciones que sin ser de la Iglesia prestan un servicio, en enero la cúpula de la Conferencia Episcopal hizo un planteo con respecto a la ayuda alimentaria que en la Iglesia la estamos recibiendo pero no así las organizaciones sociales, por ejemplo, por eso es muy interesante que nos hagamos eco del reclamo, acá hay una red de contención que no podemos eliminar, ojalá que en Argentina dentro de tres años no haya más un comedor o que no sean necesarios, y que todo el mundo pueda comer con sus familias, pero mientras tanto ese comedor que es necesario hay que sostenerlo».
LA CIUDAD, LA PERIFERIA Y SUS NECESIDADES
Mestre es nativo de Mar del Plata. Durante la entrevista, se refirió a cómo observa y encuentra a La Plata, al respecto señaló: «A medida que me voy insertando más en esta Ciudad, que ya conocía porque estuve ocho años en el seminario, me doy cuenta de que -marcando que hay idiosincrasias propias- el formato es muy parecido a Mar del Plata, pero claro, sin mar. Por la cantidad de población, una parroquia, una escuela del centro o de algún barrio de Mar del Plata es muy similar a la de acá. Uno podría ver una diferencia fuerte en lo que tiene que ver con el turismo en Mar del Plata y con la estructura política y social de la Provincia en La Plata, lo que hace que cada una tenga su toque particular, pero en el resto yo veo muchas similitudes, insisto, respetando cada idiosincrasia particular».
En estos siete meses como pastor en los cinco partidos que agrupa el arzobispado de la Región (asumió el 16 de septiembre del 2023 reemplazando a Victor Manuel «Tucho» Fernández), Mestre recorrió incansablemente los barrios platenses, Berisso, Ensenada, Romero, Olmos, en fin, cada rincón de la Región. De estas recorridas destaca que «en La Plata se nota muchísimo esa diferencia entre el casco urbano fundacional y la llamada periferia, esto es análogo a lo de Mar del Plata, pero acá se nota con más claridad. Hay que destacar entonces que La Plata no es ese cuadrilátero perfecto desde su traza, con avenidas y plazas lindas, con bicisendas, y todo lo que lo compone, sino que también es todo lo otro, justamente el crecimiento desbordado, desorganizado y una cierta periferia que tiene muchas necesidades insatisfechas, más complejas que las de Mar del Plata».
«Es llamativa esta especie de Conurbano platense que ha crecido de manera exponencial y hay zonas desatendidas, donde tengo capillas y centros comunitarios, con necesidades muy muy importantes. Con la tormenta de marzo pasado se notó de manera particular esa carencia fuerte, y la necesidad de asistencia permanente y básica, que es lo que la iglesia hace por sí misma y en ayuda en territorio con otras organizaciones, como movimientos sociales, ONG, con las cuales a pesar de las diferencias, se genera un buen vínculo y se aprende a trabajar en red. Hace falta unirse por el bien común, el bien de todos».
Un mensaje para los platenses:
«Estamos celebrando la Pascua, entonces para los creyentes y también para no creyentes que puedan desde los profundo de su recta consciencia sacar lo mejor, llevo un mensaje de esperanza comprometida. Pensar que es posible un mañana mejor a pesar de las dificultades que tenemos, digo esperanza comprometida para que no parezca que sea una suerte de utopía irrealizable, lo que implica dialogar, confrontar, buscar caminos, reclamar lo que hay que reclamar con claridad para mejorar no sólo a nivel financiero económico sino en todos los ámbitos la vida, incluyerndo lo educativo, cultural, lúdico, y lo espiritual, para todos y todas mi mensaje es entonces una esperanza comprometida.