la gran huelga del fútbol argentino
¿Por qué Argentina, con las estrellas que supo tener siempre su fútbol, recién ganó una Copa del Mundo a finales de los años ’70? He aquí una posible respuesta.
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El campeonato argentino de 1948 se venía disputando con grandes equipos y estadios repletos. Participaban 16 clubes que debían enfrentarse todos contra todos a dos ruedas. Hasta que todo aquello se desmoronó como un castillo de naipes.
La 25º fecha del campeonato -de un total de treinta- se disputó el 31 de octubre y fue la última jugada con futbolistas profesionales, pues comenzó una huelga. Sin embargo, para todos se trataba de un conflicto pasajero que hallaría solución. Absolutamente nadie podía imaginar que se había cruzado una línea sin retorno para el fútbol nacional.
Para colmo, esa tarde, la última que los clubes jugaron con futbolistas profesionales, en Núñez hubo un partidazo que le puso más pimienta a la lucha por el título. River le ganaba 3 a 1 a Independiente, pero el Rojo finalmente terminó dando vuelta la historia e imponiéndose por 4 a 3, consiguiendo el último gol cuando restaban cuatro minutos para el final del encuentro.
Al mismo tiempo, Racing afianzó su liderazgo ganándole 2 a 0 a Chacarita. Así, la definición del campeonato parecía reservada exclusivamente a los equipos de Avellaneda, con un claro favoritismo para el Albiceleste.
Un minuto… que fue medio año
En esa jornada los futbolistas realizaron un paro simbólico en todas las canchas dejando de jugar durante un minuto. Protestaban por las deudas que muchos clubes tenían con sus jugadores. La medida la realizaron desoyendo la amenaza de la AFA de suspender los campeonatos profesionales. Ironía del destino: la AFA no cumplió su amenaza, pero el profesionalismo sí voló por los aires.
Los jugadores, que desde 1944 se habían organizado en Futbolistas Argentinos Agremiados, también exigían libertad de contratación, pues no podían cambiar de equipo si su club no se los permitía; sueldos más altos (con un piso y no un techo de 1.500 pesos como dispuso la AFA), y reivindicaciones muy a tono con la época, como vacaciones pagas, aguinaldo e indemnización por despido, entre otras cosas.
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«Vamos los pibes»
La fecha 26 se jugó recién el 14 de noviembre. Es que la AFA, después de que los jugadores declarasen una huelga general por tiempo indeterminado, decidió reanudar el campeonato “en homenaje a los aficionados” con jugadores amateurs.
Demás está decir que esto distorsionó por completo el final del torneo, al cual, como vimos, le restaban 5 fechas. Asimismo, los estadios se vaciaron literalmente y las recaudaciones pasaron a ser de risa.
El mejor ejemplo fue lo que ocurrió con Racing, hasta entonces el mejor equipo del torneo y firme candidato al título. El Albiceleste, tras perder en la fecha 26 con Rosario Central por 6 a 2 -resultado “imposible” de haberse jugado con los profesionales-, caer en la fecha 27 en el clásico de Avellaneda por 1 a 0 e igualar en la fecha 28 en un gol por bando con Platense, quedó sin chances de alcanzar el título, por lo que, en una medida tan polémica como inédita, los directivos del club decidieron no presentar equipo en las dos últimas jornadas.
Así las cosas, Racing no sólo perdió los puntos ante Banfield y ante San Lorenzo, sino que le descontaron 4 unidades.
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Fiebre de compras
La temporada 1948 se había iniciado con muchas renovaciones en la mayoría de los planteles. Hubo una suerte de fiebre de compra de jugadores, algo que en rigor venía in crescendo en el fútbol local. Esto lógicamente era un círculo vicioso, pues a la larga los clubes no podían hacer frente a los contratos y entraban en deuda con sus futbolistas.
Algunos analistas de la época repetían que el error de las instituciones había sido “no imitar la escuela de formar jugadores propios que creó River Plate” a inicios de la década del ‘30, con notables frutos. Por caso, en aquel 1948 el Millonario todavía contaba en la delantera con Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Félix Loustau, es decir, la famosa Máquina que obtuvo 10 títulos en esa década.
(Un dato aparte. Para este campeonato se trajeron árbitros ingleses a raíz de las crecientes quejas de los clubes denominados chicos y de sus aficionados por los jueces locales. Al contrario de lo que se podía esperar, los árbitros fueron muy respetados tanto por los jugadores como por los hinchas, ya que dejaron de hacer diferencias entre chicos y grandes. Aunque, nobleza obliga, hay que decir que los directivos les dieron a los británicos todas las garantías que no les daban a los argentinos).
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Campeón con cancha vacía
Volviendo al tema central, Independiente se terminó consagrando campeón. Un campeón sin gloria podría decirse: la cancha vacía en la última fecha, cuando jugó de local ante Chacarita -con el que perdió 2 a 1-, habla por sí misma.
Lo que pasó a verse en las canchas no era en absoluto el reflejo de lo sucedido en las primeras 25 fechas. En una atinada resolución dentro del gran caos organizativo, la AFA suspendió el descenso. Ello benefició a Gimnasia, aunque en favor de los platenses hay que decir que hasta que comenzó la gran huelga no ocupaba la última posición.
Tras el receso, más huelga
Como dijimos, los profesionales jugaron hasta el 31 de octubre, día en que se disputó la fecha 25. Durante el receso entre la temporada de 1948 y la de 1949 no se logró solucionar el conflicto. El campeonato del ‘49 iba a comenzar el 24 de abril y finalmente dio inicio una semana más tarde. Los equipos estaban integrados por los pocos jugadores que firmaron contrato con el tope de 1.500 pesos de sueldo fijado por la AFA y por amateurs. Las canchas, semivacías.
Recién se resolvió la crisis el 26 de abril, y la normalidad retornó en la 2º fecha que se disputó el 8 de mayo. Normalidad es un decir, pues ya había comenzado la fuga de grandes jugadores, lo que no sólo bajó sustancialmente el nivel de la liga argentina sino que terminó afectando por largo tiempo a la selección nacional.
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El interior también existe
Ante la nueva situación, los clubes comenzaron a mirar por primera vez al interior del país. Por ejemplo, San Lorenzo contrató a la delantera completa del Club Sportivo Belgrano de Córdoba; Boca contrató al marplatense Herminio González, a los tucumanos Zelaya, Urueña, Domínguez, Sánchez y Contreras y a los mendocinos Flamant y Grima.
River incorporó al tucumano Raúl Martínez y a cuatro jugadores que habían tenido un paso por Rosario Central: De Cicco, Armándola, Soria y Castagno. Ferro contrató a 6 tucumanos y un bahiense.
El gran éxodo
A comienzos de año se produjo el alejamiento del delantero riverplatense José Manuel Moreno, quien se fue a jugar a Chile. Fue quien inició el éxodo. Poco a poco lo siguieron otros grandes futbolistas: Martino y Aballay, de San Lorenzo, se fueron a Italia, y más adelante Boyé, Roberto Alarcón y Oscar Basso.
El 7 de junio, tras una fracasada gestión de Boca por contratarlo, Adolfo Pedernera se fue a Colombia, lo que significó el punto de partida de una fuga masiva a ese país. Como Colombia no estaba afiliada a la FIFA, sus clubes podían pagarle directamente a los jugadores obviando por completo a sus clubes de origen, lo que redundaba en altos salarios.
El colega Pablo Lisotto nos cuenta en una nota publicada en el diario La Nación: “Para dimensionar el éxodo, un dato de 1949: en Colombia jugaban aproximadamente 109 extranjeros, de los cuales 57 eran argentinos. Para 1951 esa cifra se duplicaría (…) En suelo cafetero se destacaban Adolfo Pedernera, Alfredo Di Stéfano, Néstor Pipo Rossi, Antonio Sastre, René Pontoni y Julio Cozzi, entre los nombres más rutilantes”.
Además de Italia y Colombia, Chile, Perú y Uruguay también recibieron futbolistas argentinos, aunque en menor medida.
La huelga de seis meses y la consecuente fuga de los mejores futbolistas dieron origen a un profundo y largo declive para el fútbol argentino. Y no sólo a nivel de la liga local -como indicamos más arriba- sino de la selección, que no se recuperó hasta entrada la década de los ’70.
La selección
Argentina, a causa de la gran huelga y el éxodo, no se presentó a disputar el Sudamericano de 1949 en Brasil. Ello trajo consigo una dura reacción de la Confederación Brasileña de Fútbol, que no le permitió a sus clubes disputar amistosos con pares argentinos. Conclusión: nuestro país decidió no participar tampoco de la Copa del Mundo de 1950 que se celebró en el gigante latinoamericano.
Hasta la gran crisis de 1948/1949, Argentina había vivido una época extraordinaria, ganando los sudamericanos de 1941, 1945, 1946 y 1947. Es decir que tenía todo dado para un excelente Mundial en Brasil. Por el contrario, la situación se extendió a la Copa del Mundo de 1954 en Suiza, de la cual tampoco participó.
Para comprender el contexto, un dato fundamental: en aquella época solamente podían formar parte de las selecciones nacionales jugadores que se desempeñaran en los campeonatos locales.
Después sobrevinieron muy malas actuaciones en Suecia ‘58 (donde se llevó un solo juego de camisetas, por lo que los jugadores tuvieron que utilizar como alternativa la casaca amarilla del club local IFK Malmo) y en Chile ‘62. La historia de Inglaterra ‘66 es conocida. Hasta que en 1970 se tocó fondo, cuando la albiceleste quedó afuera por perder la eliminatoria sudamericana, como contamos en la nota que puede leerse aquí.
Principales fuentes consultadas: Fútbol; Historia del profesionalismo