El robo «hormiga» con tarjetas de débito «es algo normal»

Crece esta modalidad delictiva que pone al descubierto las pésimas medidas de seguridad del sistema bancario en Argentina. A los delincuentes les resulta "pan comido" y las víctimas están totalmente indefensas. La única solución, al menos por ahora, "es cuidarse" de que no te suceda

tarjetas de débito

En Argentina suele tomarse como «algo normal» lo que en rigor, en cualquier parte del mundo, es «anormal», y más anormal aún cuando se trata de un delito en el que las víctimas, salvo con una ayuda del sistema de seguridad, se encuentran totalmente indefensas hasta que les sucede, y después deberán bregar para intentar recuperar lo que les quitaron los delincuentes.

«Es normal, le tomo la denuncia y recibirá un mail cuando el Banco resuelva la devolución de su desconocimiento de compra, mientras tanto le sugiero que le de baja a su tarjeta de débito y en diez días le llegará una nueva a su casa», fue la respuesta que recibió Gabriel S. cuando, desesperado, llamó al servicio de atención al cliente del BAPRO por un gasto que detectó en su cuenta corriente que él no había realizado. Y al consultar sobre qué era lo que habían comprado con su tarjeta de débito, le respondieron: «Fue una operación al exterior». La compra en cuestión era por un monto de 2.500 pesos argentinos. Ahora la víctima está esperando que le devuelvan el dinero y que le llegue el nuevo plástico, para seguir operando en cajeros y comercios.

El de este platense por supuesto que no es el único caso, sino que se replica por miles, todo el tiempo, en todas partes, los ladrones están al acecho y pueden estar en cualquier negocio de barrio, de galerías, shopping, en estaciones de servicio, escondidos detrás de una sonrisa amable o, lo que es peor aún, en las mismísimas entidades bancarias, donde se opera en cajeros automáticos que, probablemente retienen datos de tajertas cuando se realizan extracciones de dinero, entre otras operaciones.

«Mire señor, con sólo sacarle una foto con el celular a su tarjeta de ambos lados, cualquiera puede operar después en la Web, porque para muchos sitios de compra-venta ya tienen todos los datos que necesita, desde el número del plástico hasta la clave que figura en el reverso y el nombre y apellido». -¿Sí pero el DNI o documento de identidad? «en muchísimos lugares y sitios web no lo píden, pero eso se consigue fácilmente con una búsqueda en Google», le respondieron en el 0-810 a Gabriel S.

Gustavo A. vivió un problema similar, aunque peor aún porque ya le sucedió en dos oportunidades. La primera venía detectando gastos de «montos chicos» en su caja de ahorro del HSBC que él de ninguna manera realizaba: «Eran compras por no más de 2.000 pesos y todos los días encontraba una nueva, hasta que llamé al servicio de atención al cliente del banco, donde me recomendaron que de baja a la tarjeta y es lo que hice…» Pero el calvario de Gustavo no se terminó, pasado poco menos de un año, en estos días volvieron a aparecer varias compras en «Pedidos Ya» y «Tuenti», dos servicios que no usa y jamás había utilizado anteriormente, ni por aplicaciones y tampoco a través de computadoras, afirmó.

«Ya estoy dudando hasta de quienes trabajan en los negocios del barrio donde suelo comprar porque, evidentemente, no hay medidas de seguridad. Teniendo el número de la tarjeta, del frente y el dorso, ya la pueden usar, y siendo la segunda vez que me sucede, ahora no me queda otra que estar muy atento para tratar de detectar de dónde puede venir esto…», sostuvo Gustavo A. en una charla con este diario digital.

Fuentes de bancos público y privados, consultados sobre esta modalidad delictiva, coincidieron en que «es común», «normal», y señalaron, sin más, que «la forma de cuidarse es estar siempre atentos a quién le damos la tarjeta en los comercios, dónde se opera utilizando el plástico, evitar siempre pasar los datos por teléfono cualquiera sea la compra que se haga, y mucho menos a través de la Web, salvo que sean páginas muy confiables…Y en caso de detectarse compras no realizadas, rápidamente dar de baja al plástico». Claro que esto último tiene su costo, porque la nueva impresión de la tarjeta cuesta $300, es decir que, además de ser víctimas de un delito, quienes lo sufren deben abonar para normalizar su situación, algo que, en nuestro país, valga la redundancia, es tomado como «normal».

UN SISTEMA QUE HACE AGUA POR TODOS LADOS

En una nota publicada por 90lineas.com en agosto del año pasado, sobre el uso de tarjetas por parte de delincuentes que siempre están al acecho, Florencia P. -trabajadora de un banco quien prefiere mantener su identidad en reserva para evitar problemas laborales- expresó que “el sistema da un montón de facilidades para que las compras sean rápidas y sencillas”. Y tiene razón. Con unos pocos datos, en muchos comercios on-line es posible realizar compras con tarjeta, tanto en dólares como en pesos, a pesar de no ser los auténticos dueños del plástico.

Utilizando los 16 números de la parte delantera, los tres que figuran en la trasera, la fecha de vencimiento y el nombre del titular en muchos casos basta para que la compra sea aprobada. A veces se solicita el número de documento, un obstáculo fácil de sortear para el estafador, puesto que una simple búsqueda en Google puede solucionarle el problema. ¿No lo cree? Pruebe buscando su nombre seguido “CUIL” o “CUIT” -Código Único de Identificación Laboral y Tributaria, respectivamente, que provee la ANSES-, y probablemente encontrará DNI.

Como relata la empleada bancaria tras ser consultada, el propio sistema es rehén de la sencillez que pretende aportar al usuario. Aunque así lo parezca hoy, en pleno siglo XXI, el mundo de lo digital no es moneda corriente para gran parte de la población, siendo en muchos casos engorroso todo lo relacionado a cuestiones on-line para un número elevado de personas. Una visión benigna, cuando menos, del problema. Una mirada más pesimista aseguraría que tanta libertad y facilidad no son en pos del consumidor, sino a favor de quienes facturan. En criollo, no importa de dónde y cómo venga la plata, mientras venga.

Uno de los principales métodos de robo de números de tarjeta siempre fue el pase “en mano”, es decir, quien sustrae los datos tuvo en algún momento el plástico en su posesión. Un descuido en un comercio, la sustracción o pérdida de la billetera, o incluso el ámbito familiar. Tenga cuidado entonces, porque es algo considerado «normal» y fue naturalizado en todas partes, sin buscarle una solución.

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