Malvinas: el alumno del Comercial caído a horas de la rendición

En 2022, a 40 años de la rendición en Malvinas de los jerarcas militares, las autoridades del ex Comercial San Martín de La Plata entregaron a la familia de Rolando Pacholczuk, ex alumno de la institución que fue herido de muerte en la guerra del sur, el legajo reparado: hasta entonces figuraba como un estudiante que había abandonado los estudios; ese día se hizo justicia y pasó a ser para la comunidad educativa un héroe y ex combatiente. Fue el primer acto de ese tipo en la Provincia. Su historia en las islas

Rolando Máximo Pacholczuk

El repliegue final de las tropas argentinas en las Islas Malvinas comenzó el 12 de junio de 1982, un día después de la batalla de Monte Longdon. Continuó durante todo el 13 y el 14 a la madrugada. A las 9 de la mañana de esa jornada, apenas tres horas antes de la rendición de los jerarcas militares ante las fuerzas inglesas, se declaró un alto el fuego. Rolando Máximo Pacholczuk, un conscripto de 19 años que estaba haciendo la “colimba” en el Regimiento 7 de La Plata, no alcanzó a llegar hasta las posiciones más seguras: minutos antes del alto el fuego y de la rendición “un bombazo” explotó detrás suyo y las esquirlas lo alcanzaron en toda la espalda.

“Rolando era de Mar del Plata, pero a los 15 años se vino a La Plata, a la casa de una tía, buscando mejores oportunidades laborales, pues su papá murió cuando era chico y tuvo momentos muy difíciles. A esa edad entró a trabajar en la prestigiosa zapatería Botticelli. Y de noche cursaba el colegio secundario en el ex Comercial San Martín de calle 46 entre 2 y 3. Quería ser perito mercantil para continuar estudiando en la facultad de Ciencias Económicas. Estaba repleto de sueños. Era un chico muy culto. Tenía una cultura general admirable”.

Quien lo describió con la voz entrecortada hace un año fue Hugo Robert, integrante del Centro de Ex Combatientes de las Islas Malvinas (CECIM) La Plata. “El 14 de junio de 2022 se llevó a cabo un acto ejemplar, que seguramente va a sentar precedentes: por primera vez en la provincia de Buenos Aires se realizó la reparación histórica del legajo de un ex estudiante caído en Malvinas. Fue por iniciativa de la directora de la Escuela Secundaria Nº 31 (ex Comercial San Martín), Giselle Martín Ocampos, que la madre y el hermano de Rolando recibieron su legajo reparado”, detalló Hugo en diálogo con 90lineas.com.

“En la escuela había una placa recordando a Rolando. Entonces la directora empezó a investigar y se encontró con que figuraba que él había abandonado los estudios. Eso supongo que debe haber pasado con más de un compañero. No abandonaron los estudios. ¡Cayeron en combate!”, subrayó Robert.

Rolando, adolescente

Mismo barrio, mismo regimiento, y se conocieron en Malvinas

Hugo y Rolando compartieron trinchera en las Islas Malvinas durante 70 días, en los cuales trabaron una gran amistad. “Estábamos los dos en el Regimiento 7. Y los dos vivíamos en el Barrio Mondongo, a cinco cuadras. Sin embargo, nos conocimos en las islas. Esas cosas del destino”, remarcó.

“Había cuatro compañías que se llamaban de ‘combate’: la A, la B, la C y la compañía Comando. Y luego estaba la compañía ‘Destino’, que se dedicaba más a cuestiones administrativas y de logística, por decirlo de algún modo. Yo estaba en la compañía A y Rolando en la ‘Destino’. Luego de la instrucción, a mí me enviaron al círculo de suboficiales del ejército, donde estaban los militares retirados, de modo tal que era casi imposible que nos crucemos”, describió el ex combatiente platense.

No obstante, ya en Malvinas, en los primeros días de abril se hizo una redistribución general. Hugo pasó de la compañía A a la C. La misma en la que terminó Rolando. Allí se conocieron.

Rolando era dueño de una gran cultura musical

“Generalmente se formaban duplas o tríos de convivencia en las trincheras. Y Rolando y yo formamos una dupla fenomenal. Nos hicimos muy compinches. Hablábamos de música, de fútbol, de nuestras novias, de nuestros sueños de vida para cuando volviéramos de la guerra… Ahí me contó que trabajaba en Botticelli desde los 15 años, que estaba en último del bachillerato nocturno en el Comercial y que quería estudiar en la Universidad de La Plata para ser contador…”

¿Cómo era Rolando? Hugo se quiebra. Pero rápidamente se repone diciendo que “hay que hacerse fuerte y contar las historias de nuestros compañeros, para que todos y todas las conozcan”.

“Era un chico un año menor que yo. Tenía apenas 19. Estaba lleno de sueños, de proyectos… Hasta que fueron truncados por ese horror que es la guerra…”

“Compartimos 70 días en la trinchera. Y él conmigo fue una suerte de ángel. Porque como yo estuve destinado al círculo de suboficiales retirados, no viví el día a día en el Regimiento. En cambio Rolando se desenvolvía mejor. Mejor a la hora de rebuscársela para combatir el frío, para conseguir comida… En fin, para seguir con vida en esa locura que es la guerra y, encima, con los jerarcas de las Fuerzas Armadas que estaban a cargo nuestro…

Hugo pone un ejemplo tremendo, pero muy gráfico: “Rolando, por ejemplo, me decía ‘con ese (jefe militar) andá’ … ‘con ese no, que te puede estaquear’…

“Y éramos muy positivos. Pensábamos siempre en que íbamos a vivir y que íbamos a volver para cumplir nuestros sueños y proyectos…”

Rolando

“Era un tipo corpulento. Con una gran formación musical. Y coincidíamos en gustos musicales. Yo iba al Conservatorio Gilardo Gilardi de La Plata y él también estudiaba música. Me contó que su mamá era soprano en Mar del Plata. Rolando tenía voz de tenor, una voz grave. Yo le decía que tenía que ser locutor de radio…”

“Él, después de una época muy difícil que pasó tras la muerte del padre, que también coincidía con una adolescencia mía muy compleja, ya estaba encaminando su vida en La Plata. Viviendo en lo de su tía, trabajando desde los 15 en Botticelli, donde Osorio y Russo -los dueños- lo adoraban, y estudiando en el Comercial, con un esfuerzo y un deseo de superación inmenso”, resaltó Hugo Robert.

El repliegue

El 11 de junio de 1982 se produjo en Malvinas la batalla por Monte Longdon, donde los británicos atacaron a las fuerzas argentinas apostadas allí, en un combate durísimo que es recordado como uno de los episodios que marcó el final de la guerra y que al mismo tiempo probó el enorme coraje de las tropas que defendían la soberanía.

Pero, como es sabido, el poder de fuego inglés era infinitamente superior. El repliegue, sin embargo, se extendió durante tres días. Comenzó el 12, siguió el 13 y continuó hasta el 14 a las 9 de la mañana.

Los jefes militares que abandonaron a los soldados

“El repliegue final lo hicimos con Rolando y con el ‘Chueco’ Correia, quien vive en Villa Elisa. Aquello era un infierno. Por un lado, por el fuego enemigo que era incesante. Y por el otro, por la anarquía que reinaba de nuestro lado. No había voces de mando que nos dijeran qué debíamos hacer…

“Recuerdo que el día 13, el teniente García nos dijo: ¡Soldados! ¡Resistan hasta la orden de repliegue! … Esa orden nunca llegó”. ¿Por qué? “Porque el teniente se fue antes que nosotros. Dejaron a los soldados solos en el frente…

«Rolando se desenvolvía mejor que yo. Mejor a la hora de rebuscársela para combatir el frío, para conseguir comida… En fin, para seguir con vida en esa locura que es la guerra y, encima, con los jerarcas de las Fuerzas Armadas que estaban a cargo nuestro…” (Hugo Robert)

El bombazo

El día 14 de junio a la madrugada, Hugo, Rolando y el “Chueco” estaban transitando el último tramo del repliegue. “Íbamos en dirección a la base de la compañía Comando, que era la situada más atrás respecto del frente y, por lo tanto, la posición más segura… Recuerdo que yo iba corriendo primero, Rolando detrás mío y el ‘Chueco’ tercero. Todo ello en medio de un caos tremendo, desde ya. Hasta que en cierto momento escucho una tremenda explosión a mis espaldas. Fue el bombazo que cayó justo detrás de Rolando, cuyas esquirlas lo alcanzaron en toda la parte posterior del cuerpo…

“Nos habíamos dispersado, pero otros compañeros lo trajeron. Estaba muy herido, pero vivo. Entonces, con ‘Tornillo’, Germán y el ‘Chueco’ lo llevamos hasta el hospital de campaña. Llegó con vida. Pero como todos tuvimos que replegarnos hasta Puerto Argentino, le perdimos el rastro”, puntualizó Hugo.

Casi 15, 20 días después, una vez que llegó junto a miles de compañeros a Puerto Madryn a bordo del buque inglés Canberra, pudo empezar a reconstruir la historia de Rolando. “En el hospital de campaña lo intervinieron. Luego lo subieron al rompehielos Almirante Irizar, que hacía las veces de buque hospital. Allí, en medio del viaje hacia el continente, tuvieron que operarlo nuevamente. Pero no resistió. Las esquirlas le habían provocado una infección generalizada…

Rolando Máximo Pacholczuk, un conscripto de 19 años, murió el 16 de junio a bordo del Almirante Irizar. Fue de los pocos heridos en combate que llegó a ser enterrado en el continente. Sus restos descansan en el cementerio de su ciudad natal, Mar del Plata.

El 14 de junio de 2022, a 40 años de que los jerarcas militares de la dictadura se arrodillaran ante los ingleses, por una encomiable iniciativa de la directora de la Escuela Secundaria 31 de La Plata, ex Comercial San Martín, se entregó a la madre y al hermano de Rolando el legajo reparado: Rolando no abandonó el colegio como figuraba hasta ahora en los documentos; Rolando es y será por siempre un héroe de Malvinas.

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