La monarquía británica, según Antonio Ubaldo Rattín

¿"Nacionalismo de cartón" como dicen los tilingos, o pequeñas "revanchas" de los sectores populares?

Al retirarse de la cancha expulsado, Rattín estrujó el banderín del córner, que tenía los colores británicos (captura YouTube)

Antonio Ubaldo Rattín

Falleció a los 96 años la monarca británica, Isabel II. El pueblo de Gran Bretaña -no todo- está consternado. Los jefes de Estado y de Gobierno de casi todo el planeta han enviado sus condolencias. Es de rigor. Algunos lo harán en forma sentida, como parece ser el caso del ex presidente argentino, Mauricio Macri, quien tuiteó que la monarca desempeñó “con honor” su cargo durante siete décadas; otros, por estricto protocolo.

Nuestros Ex Combatientes en las Islas Malvinas, muy por el contrario, subrayaron que la soberana “encarnó el sufrimiento de los pueblos sojuzgados bajo el dominio colonial y económico durante todo su reinado, un sistema arcaico como lo es la monarquía británica (…) El tratamiento edulcorado de la figura de la Reina Isabel II por parte de los sistemas dominantes de la cultura estratégica, contrasta con los rostros de las Madres de los Soldados muertos bajo el fuego enemigo durante la Guerra de Malvinas en 1982” (más adelante, el comunicado completo).

Pero ante tanta tilinguería que invadió a los medios masivos de comunicación de nuestro país, como si Argentina formara parte de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth, en inglés), la consciencia nos interpela con fuerza arrolladora para recordarnos que parte de nuestro país -una parte que siempre tuvo y hoy más que nunca tiene una importancia geopolítica sustancial- sigue colonizada por Gran Bretaña como en los siglos de piratas y bucaneros; que en 1806 y 1807 quisieron convertir a la mismísima Buenos Aires en su colonia; que en 1933 el cipayo gobierno argentino encabezado por el hijo del “conquistador del desierto” Julio A. Roca firmó el humillante tratado Roca-Runciman: “La industria más genuina del suelo argentino, la ganadería, se encuentra en ruinas por obra de dos factores principales: la acción extorsiva de un monopolio extranjero y la complicidad de un gobierno que unas veces la deja hacer y otras la protege directamente”, denunció en 1935 el senador Lisandro de la Torre, a raíz de lo cual quiso ser asesinado; no lo fue porque se interpuso en el camino de la bala su discípulo y senador electo Enzo Bordabehere.

Es por todo eso y mucho más que los sectores populares argentinos siempre tuvieron un justificado encono contra los británicos, particularmente contra los ingleses.

Momento en que el árbitro alemán expulsa a Rattín, a los 36′ del PT, porque supuso que lo había insultado (crédito imagen: Clarín)

Y sí, los sectores populares, con dirigentes patriotas contados con los dedos de una mano y apátridas decimonónicos que surgen hasta debajo de las baldosas de las veredas, muchas veces se han tomado pequeñas revanchas en un campo de fútbol.

“Nacionalismo de cartón”, lo llaman algunos. Paradójicamente, los que dicen eso suelen ser los tilingos (para Arturo Jauretche, aquellos y aquellas que merced a la colonización pedagógica aseguran que en Argentina lo “bárbaro” nunca es lo extranjero, sino lo propio).

Mito o realidad, “Rattín lo hizo”

Sábado 23 de julio de 1966. En el mítico estadio inglés de Wembley, la selección local, vergonzosamente favorecida desde el inicio de la Copa Mundial de aquel año en cuanto a los días de partidos, elección de árbitros, fallos arbitrales y un largo etcétera (es más, en la final ante Alemania le cobraron un gol que nunca fue gol como se puede observar en el video que está al pie de esta nota), se enfrentaba en instancias de cuartos de final a la selección argentina. Estaba en juego el paso a semifinales y el partido, sin un dominador claro, se fue poniendo cuesta arriba para la selección que tenía que salir campeona desde antes de que empezara el torneo.

Los sectores populares, con dirigentes patriotas contados con los dedos de una mano y apátridas decimonónicos que surgen hasta debajo de las baldosas de las veredas, muchas veces se han tomado pequeñas revanchas en un campo de fútbol

(“La ‘mano negra’ de esa Copa del Mundo, en la que solamente participaron 16 combinados, se vio de principio a fin. Mientras algunos candidatos como Brasil, Uruguay, Argentina, Portugal o Italia disputaban sus partidos con alta frecuencia, la Inglaterra de Bobby Charlton (delantero estrella) lo hacía cada cinco o seis días, con tal de que el descanso primara sobre el cansancio, todo por decisión de la federación inglesa. La misma institución, previo a los encuentros de los ocho mejores del certamen, había convocado a los delegados de cada selección para participar del sorteo de los árbitros para esa etapa, pero dio la ‘casualidad’ de que, a pesar de llegar puntuales al horario del evento, el mismo ya había sido realizado” / A 55 años del escándalo Argentina-Inglaterra en el Mundial ‘66 – 21 de julio de 2021 – TyC Sports).

Formación de Argentina ante Inglaterra: Antonio Roma, Roberto Perfumo, Silvio Marzolini, Oscar Ferreiro, Antonio Rattín (C), Rafael Albrecht, Jorge Solari, Alberto González, Luis Artime, Ermindo Onega y Oscar Más. DT: Juan Carlos Lorenzo

Es cierto que si bien la Argentina dirigida por el gran Juan Carlos “Toto” Lorenzo no había creado peligro en el área inglesa, los locales no encontraban el camino para llegar hasta el arco defendido por el emblemático arquero de Boca Juniors (ex Ferro Carril Oeste), Antonio Roma. Alguna intervención tuvo, pero nada espectacular ni muchísimo menos.

Cabe destacar que entonces no había tarjetas, ni amarillas ni rojas, así como tampoco cambios. De modo tal que si el árbitro expulsaba a un jugador -algo que era muy raro que pasara- condicionaba claramente a un equipo.

El capitán argentino era “el 5 de Boca”, el longilíneo y exquisito Antonio Ubaldo Rattín, que en la selección usaba el dorsal número 10.

El árbitro era un personaje realmente caricaturesco, el alemán Rudolf Kreitlein. Los jugadores argentinos comenzaron a quejarse pronto de que los fallos no eran ecuánimes. Y como capitán, quien llevaba la voz cantante de esos reclamos era Rattín. El pequeño hombre calvo anotó en su libreta varias veces el nombre del 10 argentino, hasta que llegó el fatídico minuto 36 del primer tiempo.

La salida de los equipos a la cancha para jugar por un lugar en las semifinales del Mundial de 1966 (crédito imagen: El Destape)

Rattín le hablaba en castellano al juez y el juez le hablaba en inglés. Hubo un tumulto. El partido se detuvo durante casi 10 minutos (el capitán argentino hablaría de 20 a 25 minutos). Como no se entendían, Rattín pidió un intérprete. En ese momento, el árbitro lo expulsó. “Me miró con mala intención, por eso me di cuenta de que me había insultado”, fue la ridícula explicación que luego del encuentro dio el juez alemán.

En una entrevista que le hizo Cherquis Bialo para la revista El Gráfico y que salió publicada el 2 de agosto (hay que tener en cuenta que en esos tiempos prevalecían la radio y los medios gráficos, que eran “palabra santa”), Antonio Ubaldo Rattín contó: “Bueno, me tuve que ir con una bronca bárbara. Al intérprete ese le hice señas de cuánto le habían pagado al referí. Al público, que estaba ahí no más, pegado a la línea, le hablaba diciéndole lo mismo: muchos me abuchearon y otros me aplaudían. Nadie entendía nada: ni yo a ellos, ni ellos a mí. Después me senté en la alfombra real, ¡qué me importa! Y al final agarré las banderitas inglesas que estaban en los banderines del córner y las apreté hasta arrancarlas. Si no me agarran, al final del partido lo mato. Menos mal que no lo hice. No jugaba nunca más al fútbol”.

Extracto de la entrevista que le hizo a Rattín el periodista Ernesto Cherquis Bialo para la revista El Gráfico, la cual se publicó el 2 de agosto de 1966 (crédito imagen: El Gráfico)

Algunos se preguntan cómo es posible que no haya una sola imagen de Rattín sentado en la alfombra roja. ¿Se lo inventó para ponerle más picante al asunto? ¿Lo ocultó la celosa Federación Inglesa para que no trascendiera una foto que dejaría humillada a la reina Isabel II? ¿Se produjo en algún instante que no fue captado por las cámaras, que de hecho lo hubo?

Lo que sí quedó en claro es que el capitán, al pasar por al lado del banderín del córner, que tenía los colores británicos, lo tomó con la mano y lo estrujó con ganas. También que se fue intercambiando insultos con los hinchas ingleses, que, según dicen, gritaban “off, off, off!” (afuera, afuera!).

(“Consciente de que había muchos espectadores ingleses observando, el entonces futbolista de Boca se sentó en la alfombra roja del palco de la Reina. Esta última no estaba presente, pero la acción significó una falta de respeto según los británicos, quienes no dejaron de insultarlo y arrojarle tanto helados como latas de cerveza. Pasados unos cinco minutos, y ante el ataque recibido, Rattín se fue a seguir el partido desde una pequeña ventana del vestuario” / Rattín: el día que humilló a la reina Isabel II e inició una rivalidad con Inglaterra – Por Santiago Marani, 23 de julio de 2021, El Destape).

“Los argentinos jugaron como animales”, declaró tras el encuentro Alf Ramsey, el DT de Inglaterra, que finalmente ganó el partido por 1 a 0. Y la Copa del Mundo con un gol inexistente, como muestra el siguiente video.

“Si no me echaba a mí, hubiese echado a un compañero”, dijo Rattín tiempo después, dando a entender que en aquel Mundial las cartas estaban echadas de antemano. De algo sirvió aquel episodio: para el Mundial de México ’70 se inventaron y utilizaron por primera vez las tarjetas amarillas y rojas.

Argentina e Inglaterra volverían a verse las caras en otro Mundial de México, el de 1986, cuando Diego Armando Maradona, con la mano y los pies, le devolvió a los sectores populares algo de autoestima luego de la humillación a la que los condenaron los dictadores en 1982.

Los Ex Combatientes dicen…

“Ante la muerte de Isabel Alejandra María Windsor, Reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la cara de la monarquía a nivel mundial, que detentó el trono durante 70 años, anteponemos que encarnó el sufrimiento de los pueblos sojuzgados bajo el dominio colonial y económico durante todo su reinado, un sistema arcaico como lo es la monarquía británica”.

“El tratamiento edulcorado de la figura de la Reina Isabel II por parte de los sistemas dominantes de la cultura estratégica, contrasta con los rostros de las Madres de los Soldados muertos bajo el fuego enemigo durante la Guerra de Malvinas en 1982”.

“El imperialismo británico, con su monarquía, continúa con la ocupación neocolonial militar en nuestras Islas Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y sus mares circundantes, en contra de los intereses de los argentinos, amenazando la paz de Argentina y de la región con una fortaleza militar en la Base de Monte Agradable”.

“Memoria, Verdad, Justicia, Soberanía y Paz – Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) La Plata – 8 de septiembre de 2022”

«Con honor»

El polémico tuit del ex presidente Mauricio Macri
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