Argentina, un país (re)colonizado

En un funesto remedo de la década infame, hace pocos días se reunieron en la mansión del bimillonario británico Joe Lewis, propietario irregular de 12.000 hectáreas en Río Negro, jueces y fiscales en actividad, operadores político-judiciales y ex agentes de Inteligencia que responden al nuevo líder de la ultraderecha argentina y amigo íntimo de Lewis, el ex mandatario Mauricio Macri. ¿Objetivo? Asegurar la impunidad del líder opositor y reverdecer las causas sin pruebas contra la vicepresidenta de la Nación. Radiografía de una Nación que pierde a paso acelerado su soberanía

Patagonia y Argentina S.A. (Crédito imagen: agencia Télam)

patagonia privada

Sin lugar a dudas, recrear la década infame sería el paraíso para la “nueva” ultraderecha argentina. Partidos políticos populares proscriptos, elecciones fraudulentas, reinado absoluto de la oligarquía terrateniente (y hoy en día también de la financiera y off shore), represión brutal de cualquier intento de protesta obrera, y grandes negociados a la luz del día (pacto Roca-Runciman del 1 de mayo de 1933) con eliminación física de quien se interponga en el camino (asesinato en el Senado de la Nación de Enzo Bordabehere, víctima del disparo que se dirigía a la humanidad de su camarada, el senador Lisandro de la Torre).

Una de las espadas de la ultraderecha nativa, Patricia Bullrich, debe relamerse imaginando una nueva década infame: de hecho, aún en democracia, ya anticipó que si tuviera el poder pondría al Ejército a ocuparse de la seguridad interior y lo llevaría al sur a terminar con el “terrorismo mapuche”.

Los periodistas de investigación Irina Hauser y Raúl Kollman revelaron que días atrás se llevó a cabo un encuentro non sancto en la mansión patagónica del magnate británico Joe Lewis, del cual tomaron parte «jueces, operadores políticos y ex agentes de Inteligencia» que responden al nuevo líder de la ultraderecha argentina y amigo íntimo de Lewis, el ex mandatario Mauricio Macri.

Con el objetivo de asegurar la impunidad del ex presidente y de reverdecer las causas sin pruebas contra la actual vicepresidenta de la Nación, participaron del ágape “el juez Julián Ercolini -uno de los magistrados que lideró la ofensiva judicial contra Cristina Kirchner y el grupo Indalo-, Carlos Mahiques -juez de Casación alineado con el macrismo y ex ministro de María Eugenia Vidal-, su hijo Juan Bautista Mahiques -jefe de los fiscales de CABA y operador judicial del macrismo-, Marcelo D’Alessandro -ministro de Justicia y Seguridad de Horacio Rodríguez Larreta-, Pablo Cayssials -juez en lo contencioso administrativo, clave en el bombardeo contra la ex procuradora Alejandra Gils Carbó-, Pablo Yadarola -juez en lo penal económico, candidato del radicalismo a la Cámara Federal-, el empresario especialista en campañas digitales, Tomás Reinke y el ex jefe de Legales de la SIDE en tiempos de Antonio Jaime Stiuso, Leo Bergroth”, entre muchos otros que no pudieron identificar las concejalas Roxana Ferreyra, de Bariloche, y Rosa Monsalve, de El Bolsón, y vecinos y vecinas de Lewis.

Una cordial reunión de lo que la oposición siempre define sin que se le caiga una cana como Justicia Independiente.

Ahora bien, toda esta serie de flagrantes irregularidades, que en un país con una justicia mínimamente independiente terminarían todas en los tribunales, previos escándalos públicos, se llevaron a cabo en tierras robadas a los pueblos originarios por el ejército comandado por Julio A. Roca entre 1879 y 1885; donde al despuntar los años ’20 del siglo XX el ejército enviado por el gobierno del presidente radical Hipólito Yrigoyen fusiló a 1.500 peones rurales dando origen a la Patagonia Trágica o Rebelde, y donde hoy los propietarios de las mejores hectáreas son extranjeros, argentinos ligados a intereses foráneos, desconocidos (así, como suena), empresas radicadas fuera del país y sociedades off-shore. Mientras tanto, el 40% de la población vernácula no cuenta con un terrenito propio.

“Al sur del sur, justo donde se termina el mundo y empieza el paraíso, los millonarios del tercer milenio encontraron su lugar. La Patagonia argentina se convirtió durante la última década en la Meca de los hombres más ricos del planeta, un pequeño grupo de magnates que compraron allí su edén particular” (La Patagonia Vendida, por Gonzalo Sánchez – Editorial Marea, 2006)

22 años después…

El 11 de noviembre de 1953, el entonces presidente Juan Domingo Perón habló en la Escuela de Guerra, y el discurso con el tiempo se volvió emblemático pues ese día pronunció la frase “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”.

Veintidós años después, la sociedad argentina está hiperfragmentada, con una incomprensible polarización política entre millones de ciudadanos que viven situaciones análogas y hasta idénticas en muchísimos casos. En ese contexto, el caso del magnate británico Joe Lewis, su apropiación irregular de Lago Escondido y las 12.000 hectáreas contiguas (ningún extranjero puede tener tierras en zonas de fronteras) y su banda de matones encapuchados corrió el velo de una comunidad nacional que, mientras fue y es entretenida con la falsa grieta, máquinas retroexcavadoras buscando oro (como en La casa de papel) y un sinfín de river-bocas, fue llevada de las narices a una situación de desigualdad que no se recuerda desde los años 30.

Como en el siglo XIX o hasta la década del 30 del siglo XX, el magnate británico Joe Lewis se maneja con patotas para amedrentar y echar a quienes quieren acceder a Lago Escondido. Para colmo, las tierras de Lewis, como las de otros latifundistas, limitan con Chile; un absoluto despropósito (crédito imagen: Actualidad RT)

Cuando la senadora por la provincia de Santa Cruz, Ana María Ianni, presentó el proyecto de ley para declarar delitos de lesa humanidad (imprescriptibles) los fusilamientos de los 1.500 trabajadores rurales del sur hace cien años -la mayoría de ellos en la estancia Anita de los dueños de La Anónima-, alguien le preguntó al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, si la presentación no era extemporánea. Respondió: “No estamos aquí hablando de pasado. Estos son temas de una actualidad estricta. El problema fueron y siguen siendo los intereses económicos, la propiedad de la tierra. Hay cifras escalofriantes que confirman y potencian las palabras del luchador por la paz.

“Mientras que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner buscó limitar el desembarco de foráneos en la Argentina, la gestión de Mauricio Macri fomentó la llegada de inversores extranjeros, y consideró que para ello era necesario ‘liberar las tranqueras’ territoriales” (Maia Jastreblansky – 11/05/2018 – Chequeado.com)

A esta sociedad nacional tan desigual como hace un siglo se la puede partir en dos mirando los ingresos: casi el 50% es pobre. O bien se la puede describir poniendo la lupa sobre la tenencia de la tierra (como bien hizo Pérez Esquivel): aproximadamente 65 millones de hectáreas de la Argentina, en torno al 40% de la superficie del país, están en manos de 1.200 personas/empresas/desconocidos; en tanto que el 40% de la población nativa no tiene casa o un terreno baldío donde caerse muerta. Ello ocurre ahora mismo.

¿Por qué personas/empresas/desconocidos? Pues porque casi el 40% del territorio nacional está en manos de particulares, de empresas declaradas, o de sociedades offshore radicadas en paraísos fiscales.

La conquista de un “desierto poblado”

Este fenómeno arrancó con el robo a sangre y fuego de las tierras del sur a las poblaciones originarias de la mano de Julio Argentino Roca. Estas fueron repartidas entre familias de la aristocracia local y escrituradas en la Casa Adolfo Bullrich y Cía. (de los Bullrich de toda la vida), que en ese entonces también “ubicaba” en las mansiones de las familias porteñas que lo pidiesen a indios y chinas sobrevivientes de la mal llamada campaña del desierto y de las torturas posteriores, a fin de que se encarguen de las tareas domésticas.

Hasta la BBC “se sorprendió”

Pero el violento proceso de concentración de la tierra nacional en pocas manos tuvo un fuerte giro hacia la extranjerización durante la segunda década infame (1989-2001). Eso llevó a una situación de la cual hasta pareció sorprenderse la propia BBC de Londres, que al igual que la agencia francesa France 24 le dedicó un extenso informe al tema.

“El Congreso de Argentina se prepara para discutir la llamada Ley de Tierras, un proyecto legislativo que pretende regular la venta de terrenos rurales a extranjeros. El proyecto contempla la creación de un Registro Único Nacional de Tierras Rurales, ya que en la actualidad se desconoce con exactitud cuántas de las 206 millones de hectáreas de uso rural están en manos foráneas”, dice el artículo de la BBC fechado el 3 de junio de 2011 y titulado “Benetton, uno de los dueños de la Patagonia argentina”.

Entre 1921 y 1922, el ejército, la policía y los paramilitares de la Liga Patriótica fusilaron a 1.500 peones rurales de la Patagonia por hacer huelgas pidiendo reivindicaciones mínimas. Así, la burguesía terrateniente «domesticaba» a todo aquel que quisiera desafiar su modelo de sociedad y de país (crédito imagen: Historia y Biografías)

El Registro Nacional de Tierras Rurales (RNTR) se creó mediante la ley 26.737, y es el sitio que puede consultarse en la web para saber que mientras 65 millones de hectáreas (casi 40% de las tierras argentinas) están en manos de poco más de 1.200 propietarios, casi el 40% de los argentinos y argentinas “no tenemos un pedazo de tierra o vivienda propia…” (“Listado de los terratenientes de la Patagonia argentina”, por Luis Vázquez – 28/02/2020 – Polos Productivos Regionales).

El 11 de mayo de 2018, Maia Jastreblansky graficó en Chequeado.com que “las tierras en manos de extranjeros representan 622 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires”. En un exhaustivo artículo, indicó que “la Argentina tiene 266.711.077 hectáreas de tierras rurales con posibilidad de explotación agropecuaria, ganadera, vitivinícola o minera. Es 15 veces la superficie total de Uruguay, 9 veces la superficie de Italia o 5 veces la superficie de España. Según datos del Registro Nacional de Tierras Rurales, dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación, un 5,57% de ese territorio rural argentino hoy está en manos de extranjeros. Son 12.520.826 hectáreas, equivalentes, por ejemplo, a casi la mitad de la provincia de Misiones o a 622 veces la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” (NdR.- Jastreblansky se centra en “tierras rurales”)

“Las tierras en manos de extranjeros representan 622 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires” (Chequeado.com)

Opinó que “la problemática es compleja y no tiene una única solución. Mientras que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner buscó limitar el desembarco de foráneos en la Argentina, la gestión de Mauricio Macri fomenta (en ese entonces el amigo de Joe Lewis gobernaba el país) la llegada de inversores extranjeros y considera que para ello es necesario ‘liberar las tranqueras’ territoriales”.

*En el siguiente mapa publicado por el RNTR se destaca que «en ninguna provincia se supera el límite del 15% a toda titularidad de dominio o posesión de tierras rurales por parte de extranjeros» como establece la ley 26.737/2011. Pero lo que queda claro es que en todo el territorio nacional hay tierras en manos de particulares o empresas foráneas, incluso de sociedades offshore radicadas en paraísos fiscales

RNTR

A nuestro entender, el peronismo kirchnerista fue demasiado laxo poniendo un tope de 1.000 hectáreas para la compra por parte de extranjeros -pues la ley, para colmo, no tuvo carácter retroactivo-, mientras que el gobierno de la alianza Pro-UCR-CC abrió las tranqueras de par de par, como las abrió para las importaciones y para la entrada y salida de divisas sin control alguno: un gran país convertido en un gran paraíso fiscal.

Un total de 1,9 millones de hectáreas están en manos de empresas radicadas en paraísos fiscales. En buen cristiano: no se sabe quiénes son sus dueños

De acuerdo a un estudio elaborado en base a información del RNTR por Daniel Godoy y Gina Chechele, del Instituto de Estudios y Formación de la CTA, un total de 1.877.885 hectáreas están en manos de empresas radicadas en paraísos fiscales. De ese número, el 45,4% pertenece a firmas suizas; el 34,7% a uruguayas; el 8% a sociedades de Luxemburgo; el 3,9% a panameñas; el 3,6% de Liechtenstein, y el 3,4% a firmas de Andorra. En buen criollo: no se sabe quiénes son sus dueños.

¿Un dato de color (negro)? Esas casi 2 millones de hectáreas en manos de vaya a saber quién o quiénes supera la suma de las superficies de Liechtenstein, Bahamas, Islas Caimán, Barbados y las Islas Vírgenes Británicas, o sea, cinco de los más afamados enclaves offshore (Land Portal, 10/03/2021).

La ley 26.737/2011 dispuso que las tierras en manos de extranjeros no pueden superar el 15% a nivel nacional, provincial y departamental. Por nacionalidad, a su vez, no pueden superar el 30% de ese 15%. Como se dijo, la norma “no afectó derechos adquiridos”, como las 900.000 hectáreas de Benetton en el sur, el lago natural que se apropió Joe Lewis y tantos otros casos que ya repasaremos. “Actualmente hay 50 distritos en offside, que superan los límites que impone la ley”, puntualiza el informe del IEF-CTA.

¿Cuáles son las localidades con mayor nivel de extranjerización del país? No. No están en el sur. Son salteñas. El 58% de San Carlos, un área declarada “lugar histórico nacional” en los Valles Calchaquíes, es de propiedad extranjera (en su mayor parte de una firma con domicilio en Uruguay), y el 57% del también salteño departamento de Molinos igualmente se halla bajo dominio foráneo (sus principales dueños son estadounidenses). La página del RNTR dice que les siguen General Lamadrid, en La Rioja, con el 57% en manos extranjeras; Lácar, en Neuquén, con el 53%, y Campana, en la provincia de Buenos Aires, con casi el 51%.

Un local de Benetton en Europa. En sus estancias patagónicas y bonaerenses, la empresa posee 260.000 cabezas de ganado ovino que producen hasta 1.300.000 kilogramos de lana, todo lo cual es enviado al viejo continente (crédito imagen: mundo franquicia)

Sur… y después

“De acuerdo a los datos proporcionados por el Censo Nacional Agropecuario de 2008, en las provincias patagónicas hay 501 establecimientos agropecuarios de más de 20.000 hectáreas (latifundios), distribuyéndose de la siguiente manera: Tierra del Fuego 17, Neuquén 29, Río Negro 74, Chubut 181, Santa Cruz 200. Estas cifras no indican necesariamente el número de terratenientes que hay en la Patagonia, pues existen personas físicas y/o jurídicas que tienen varios latifundios. Además, no todos los latifundios de la Patagonia son establecimientos agropecuarios, pues los hay turísticos, inmobiliarios, mineros o para ocio de sus propietarios”, subraya Luis Vázquez en Polos Productivos Regionales, para remarcar que “los datos del Registro Nacional de Tierras Rurales (…) no son fidedignos” pues “están por debajo de lo que se puede demostrar con documentos públicos”.

Aquí están, estos son

El listado de los dueños de la Patagonia lo encabeza el Grupo Benetton (Italia) con 900.000 hectáreas, seguido por la Familia Menéndez con 750.000 hectáreas. La familia Menéndez no es otra que los Menéndez-Braun-Reynal, propietarios de La Anónima SA (uno de los dueños de los precios de los alimentos argentinos), protagonistas centrales de las matanzas de 1.500 obreros rurales en la Patagonia trágica de 1919-1922, y encargados de dar a luz a los primitos Marcos Peña Braun, jefe de Gabinete entre 2015 y 2019, y Miguel Braun Cantilo, secretario de Comercio en ese periodo.

Luego aparecen Estancia María Behety (domicilio en Río Grande, Tierra del Fuego) con 767.000 hectáreas que incluyen “el galpón de esquila más grande del mundo”; Grupo Walbrook (Gran Bretaña) 600.000 hectáreas; Lázaro Báez (Argentina) 470.000 hectáreas; Familia Sapag (Neuquén) 420.000 hectáreas; Grupo Heilongjiang Beidahuang (China) 330.000 hectáreas; Familia Pérez Companc (Argentina) 290.000 hectáreas, esta familia que creció en forma impresionante en los 70 y fue una de las tantas beneficiadas con la estatización de las deudas privadas por parte de la dictadura -junto con los Macri y un largo etcétera- posee una cantidad de tierras similar a las del sur en la pampa húmeda y otros lares.

Familia Zingoni-Arze (Argentina) 250.000 hectáreas; Familia Ochoa-Paz (Argentina) 180.000 hectáreas; Familia Larminat-Montalembert (Argentina) 170.000 hectáreas; Minera Vale (Brasil) 160.000 hectáreas; Somuncura Patagonia SA (Francia) 155.000 hectáreas; Rabino Elimeir Libersohn (EEUU) 140.000 hectáreas; Gold Corp (Canadá) 130.000 hectáreas; Trillum Corporation (EEUU) 125.000 hectáreas; Grupo Burco (Bélgica) 85.000 hectáreas; Ted Turner (EEUU) 56.000 hectáreas; Joseph Lewis (Gran Bretaña) 12.000 hectáreas que incluyen Lago Escondido… Vale aclarar que nos hemos saltado muchos de la lista de los 100 principales dueños de la Patagonia.

Administradas por la Compañía de Tierras del Sud Argentino, el Grupo Benetton tiene las estancias Caleufu (Neuquén), Pilcaniyeu, San Pedro, Cañadón Blanco, Etido, Colonia Maitén y el intento de usurpación de Huanhué (Río Negro), El Maitén, Leleque, Fofocahuel, Firtihuín, Lepá, Esquel y usurpación de campos vecinos (Chubut), Coronel y El Cóndor (Santa Cruz)

Es interesante que haya sido la periodista Verónica Smink, de la BBC, quien le preguntó a los Benetton: ¿Para qué tanta tierra? Y la empresa, a través de voceros y por escrito, respondió que «todas las actividades que se desarrollan en las estancias son de tipo productivo», al tiempo que se esmeraron en aclarar que muchas de las cientos de miles de hectáreas que poseen en la Patagonia son de “muy baja receptividad, por eso es importante analizar los emprendimientos agropecuarios no por la cantidad de hectáreas sino por la calidad y receptividad de las tierras”. Ahora sí…

La empresa textil italiana tiene cuatro estancias en el país, tres en la Patagonia y una en la provincia de Buenos Aires. Figuran a nombre de la Compañía de Tierras del Sud Argentino, poseedora de 260.000 cabezas de ganado ovino que producen hasta 1.300.000 kilogramos de lana, todo lo cual es enviado a Europa. En la firma quisieron destacar que “emprendimientos como este han generado cientos de puestos de trabajo, tanto directos como indirectos”. Cientos…

Ahora se comprende mejor porqué entre 1910 y 1914 no le permitieron a Ezequiel Ramos Mexía colonizar la Patagonia (con una provincia cordillerana y la unión de todas las ciudades sureñas mediante el ferrocarril para lanzar desde allí un plan de industrialización nacional). O porqué desoyeron a Carlos Pellegrini, el más lúcido industrialista argentino, quien a finales del siglo XIX les dijo a los terratenientes que había que usar las pornográficas utilidades del “granero del mundo” para desarrollar la Nación al estilo de EEUU. Es que el proyecto “para toda la vida” fue mantener a la Argentina como un país de economía primaria con algunos viviendo muy pero muy bien y la inmensa mayoría “tirando” o ni siquiera eso. En el siglo XX comenzó la domesticación de todo lo que se opusiera a ese destino. Y en el siglo XXI, el objetivo parece ser la institucionalización de la desigualdad.

Las huelgas patagónicas terminaron en una masacre sin precedentes. Pasaron 100 años y el sistema de tenencia de la tierra no sólo se ha mantenido en el país, sino que ha comenzado a extranjerizarse (crédito imagen: Décima Sinfonía)
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