¿Por qué Valeria Lynch no fue rockera?

Integrante de la movida que dio origen al rock nativo a finales de los 60, la cantante se terminó volcando a la música romántica, género en el que destacó hasta convertirse en una estrella internacional. Así fueron sus inicios. Las razones del cambio de estilo musical

Valeria Lynch nació el 7 de enero de 1952 como María Cristina Lancellotti Spano

Habitué de los sótanos (o cuevas) donde a finales de los años 60 e inicios de los 70 nació el rock nacional; amiga en aquellos tiempos de Horacio Fontova, Rubén “el Negro” Rada y otros “pibes rockeros” con quienes frecuentaba los mismos lugares que Tanguito, Pipo Lernoud, Litto Nebbia, Javier Martínez y Billy Bond, sólo por nombrar a un puñadito; compañera de elenco en la ópera rock Hair -un emblema de la contracultura- de Cristina Bustamante, primera novia de Luis Alberto Spinetta y musa inspiradora de Muchacha ojos de papel; conocida del Flaco; admirada por Pappo.

María Cristina Lancellotti Spano, de nombre artístico Valeria Lynch, nació en el porteño barrio de Villa Urquiza horas después de la visita de los Reyes Magos, el 7 de enero de 1952. Cuando el 3 de julio de 1967 se editó el disco sencillo de La Balsa, canción compuesta por Litto Nebbia y Ramsés VII -uno de los tantos alias que usaba José Alberto Iglesias, Tanguito– e interpretada por el grupo Los Gatos, María Cristina tenía apenas 15 años. No obstante, desde los 14 estudiaba canto y arte dramático, pues dicen que ya había decidido que se dedicaría al arte.

El lanzamiento de La balsa causó una auténtica revolución entre los jóvenes que se paraban en la vereda de enfrente de la música comercial y que, sin saberlo, estaban protagonizando el alumbramiento de uno de los movimientos culturales más influyentes en la historia de Hispanoamérica: el rock cantado en castellano.

Valeria Lynch fue Valeria Lynch en torno a 1971, 1972, cuando definió su nombre artístico a partir de un personaje de una telenovela que veía con su madre (Valeria) y del azar de la guía telefónica (Lynch). Ella pertenecía al mundillo del naciente rock argentino. Allí se sentía a gusto. Allí, en la Cueva de Pueyrredón que el cantante Billy Bond había convertido en “sala de parto” del movimiento musical, la joven rubia de rulitos tenía sus amigos y pasaba largas noches.

Valeria Lynch frecuentaba el ambiente del naciente rock nacional a fines de los 60. Incluso iba a la casa de Spinetta, donde ensayaba Almendra

Mientras tanto, continuaba con sus estudios, lo que le valió ser elegida para la puesta en escena del musical Hair en el Teatro Argentino de Capital Federal, ubicado en la calle Bartolomé Mitre 1448.

En ese teatro del siglo XIX, refaccionado, en 1971 se montó la ópera rock que en Estados Unidos había causado furor en 1967. Furor y escándalo, ya que en escena había desnudos, muy a tono con la liberación proclamada por el hippismo pero totalmente a contramano de la pacata sociedad norteamericana.

En la versión porteña, gracias a su ya sobresaliente voz, Valeria Lynch fue elegida para cantar el tema central del musical, es decir, Aquarius, Let The Sunshine In, aquí traducido como Acuario, deja que entre el sol.

Ella misma contó, durante una entrevista que dio en 2018 a La Capital de Rosario, que “la musa que inspiró Muchacha ojos de papel era una compañera mía de Hair, Cristina Bustamante, la novia de Spinetta en aquellos años. Cristina era actriz y el Flaco la iba a buscar todos los días al teatro”.

“En esa época yo era muy flaquita y estaba llena de rulos, y él también -prosiguió-. Entonces me decía que parecíamos hermanitos”, narró quien luego se convertiría en la estrella indiscutida del pop y el pop melódico en castellano.

“Nos metíamos en los sótanos. Eran los únicos lugares donde podíamos cantar. Íbamos con Horacio Fontova, con el Negro Rada, con un montón de gente que estaba dando sus primeros pasos, al igual que yo”, contó Valeria Lynch en 2018 en La Capital de Rosario

Valeria no frecuentaba solamente los sótanos donde germinaba el rock nacional, sino que fue testigo privilegiada de la concepción de uno de sus grupos fundadores: Almendra.

Por su amistad con Cristina Bustamante y la simpatía mutua que se tenían con el Flaco Spinetta, Valeria comenzó a ir a la casa “de los papás de Luis, en el barrio de Belgrano, donde Almendra ensayaba”, relató.

¿Y qué ocurrió para que esa joven rockera con una voz privilegiada tomara el camino en el cual el gran público la conoció y conoce? También lo contó, con su franqueza y simplicidad características: “Yo era parte de esa tribu. Escuchaba a Janis Joplin, King Crimson, Cream, entre otros. El rock en castellano recién asomaba. Era un movimiento marginal y estaba prohibido”, recordó. Eran los tiempos de las dictaduras de Onganía y Lanusse, y los rockeros eran perseguidos, apaleados y encarcelados por la policía como si fueran delincuentes.

Billy Bond, propietario de la Cueva de Pueyrredón (así conocida pues quedaba en la avenida Pueyrredón al 1723), comentó que “a La Cueva la cerraron. Vino tanto la policía que la gente se espantó. Muchos creen que La Cueva duró diez años, pero solo duró poco más de un año (…) La Cueva de Pueyrredón fue la más importante para los años sesenta, el inicio”, subrayó, para indicar que luego hubo tres cuevas más: la de Rivadavia, Naranjo -cerca de la Casa Rosada- y Manzana, en Barrio Norte.

La mítica Cueva de Pueyrredón (Crédito imagen: Mapa del Rock)

Siguió Valeria: “Nos metíamos en los sótanos (como llamaban a las cuevas porque generalmente funcionaban en subsuelos). Eran los únicos lugares donde podíamos cantar. Íbamos con Horacio Fontova, con el Negro Rada, con un montón de gente que estaba dando sus primeros pasos, al igual que yo”.

En 1971, mientras era la voz sobresaliente del musical Hair, la escuchó Alejandro Romay, un cazatalentos como hubo pocos en el mundo del espectáculo argentino. Pero el futuro zar del la TV nativa estaba volcado a un lucrativo negocio: desde el año anterior había puesto al aire en el viejo Canal 9 Música en Libertad, un programa de música 100% comercial dirigido a la juventud que nada tenía que ver con el rock. Su competidor, en Canal 13, fue Alta Tensión, dueño de un formato muy similar, o sea, chicas y chicos vestidos a la moda bailando los pasos de moda al ritmo de la música de moda.

Pasaron tres años, y en 1974 la vio y la escuchó cantar rock en un local porteño el productor Héctor Cavallero. Fue él quien la convenció para iniciar una carrera como cantante romántica. Se unieron sentimentalmente en 1976, y al año siguiente se editó el primer álbum de Valeria Lynch, que llevó su nombre y cuyo primer disco sencillo fue Mujer sola. El arte de tapa corrió por cuenta de su amigo Horacio Fontova.

Mujer sola (álbum debut de Valeria Lynch – 1977)

“Pasé a hacer un género más internacional, porque el rock seguía en los sótanos y me moría de hambre”, confió la artista entre risas, para referirse a la dura época que los rockeros tuvieron que atravesar en sus primeros años: “No era nada fácil vivir acá en la época del hippismo y el flower power”, sentenció.

En 1982 Valeria Lynch pegó el gran salto con la canción Mentira. Y dos años más tarde conquistó los mercados internacionales con Me das cada día más y Qué ganas de no verte nunca más.

El resto es historia conocida. Decenas de discos, premios y más premios, shows televisivos y la conquista de mercados de países europeos, asiáticos y del mercado estadounidense, además, claro está, de toda Latinoamérica.

Ya avanzados los años 90, nada menos que Pappo cantó con ella en su programa de TV y le confió en privado que tenía la mejor voz para cantar rock. “Lo que pasa es que si los muchachos se enteran de que te dije esto, me matan”, contó Valeria, entre risas, que le dijo aquella vez El Carpo. Así las cosas, el líder de Pappo’s Blues, Riff y uno de los mejores guitarristas del mundo, congració a la reina de la música romántica con el mundo del rock en el cual creció.

Para el final dejamos a Valeria Lynch cantando Acuario, deja que entre el sol, como lo hacía en 1971 en el musical Hair.

Acuario, deja que entre el sol (Valeria Lynch)

Bonus track.- Mentira (Valeria Lynch – 1982)

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