La proscripción (parte II)

Proscribir a la líder indiscutible del peronismo y principal dirigente política de la Nación en pleno siglo XXI es tan inculto, anacrónico y violento que, sacando las “técnicas” represivas dictatoriales, nos retrotrae 68 años. Aquí proponemos algunas consideraciones frente a tantísimas mentiras y manipulaciones del periodismo de guerra y de la (in)justicia lanzadas, sin vergüenza alguna, por los eternos “dueños de la Argentina”, esos especialistas en destruir sueños y esperanzas de millones, mientras otros millones se preparan para resistir

La proscripción parte II (crédito imagen: infobae)

Proscripción a Cristina Fernández

Luego del sanguinario golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955, la dictadura encabezada por el apátrida general Pedro Eugenio Aramburu, secundado por el cipayo almirante Isaac Francisco Rojas -el mismo que amenazó con bombardear la destilería La Plata de YPF desde el Crucero 17 de Octubre (luego rebautizado General Belgrano) si no renunciaba Juan D. Perón a la presidencia que había conseguido con el 63,5% de los votos, récord histórico hasta hoy-, sancionó el decreto 3855 del año 1955, por el cual se disolvió el Partido Peronista, es decir, el partido ampliamente mayoritario de la República Argentina.

Después llegaría el decreto-ley 4161, del 5 de marzo de 1956, prohibiendo la marcha peronista, nombrar al líder del movimiento nacional justicialista, usar distintivos (banderas, escudos, etcétera), las expresiones peronismo, peronista, justicialismo, justicialista, tercera posición, la abreviatura PP, las fechas exaltadas por el “régimen depuesto”, artículos, libros, grabaciones de discursos y hasta la mención de parientes de dirigentes peronistas (sí, aunque usted no lo crea). Tampoco se podían comer guisos, caramelos o chocolates con gusto a peronismo (es broma, aunque no les faltó nada para incluir algo así en el decreto-ley).

Tras ello, sobrevinieron casi 20 años sin democracia en la República Argentina, amén de persecuciones, ejecuciones clandestinas, encarcelamientos, torturas, exilios forzosos, y un largo etcétera.

El decreto-ley 4161 del 5 de marzo de 1956 se publicó en el Boletín Oficial el 9 de marzo de aquel año. El 9 de marzo de 2023 se leyeron los «fundamentos» del fallo de la causa Vialidad que propugna la inhabilitación de Cristina Fernández para ocupar «de por vida» cargos públicos. ¿Mera casualidad?

Boletín Oficial del 9 de marzo de 1956, en el que se publicó el decreto-ley 4161

Un boomerang

Pero lejos de terminar con el peronismo, lo que lograron los dictadores y sus (lamentablemente cientos de miles) civiles secuaces fue unificar a distintas vertientes que el peronismo tuvo desde su mismo nacimiento, generar un fervor militante y de movilización popular tan o más vasto que en los tiempos de los gobiernos peronistas, y una resistencia inconmensurable del movimiento obrero organizado ante cualquier intento de arrollar sus derechos. En otras palabras: el peronismo no sólo no se achicó, sino que creció, ganó en consciencia política, en poder de movilización e identidad de clase.

“Setenta años de peronismo” repetía durante su paupérrima presidencia Mauricio Macri, miembro principal de una de las “familias empresarias” más corruptas que ha conocido este país. Esa expresión apuntaba, claro está, a poner la culpa de todos los males argentinos en el peronismo, cuando todos los males nativos empezaron en el siglo XIX con la concentración de las tierras en manos de unas pocas familias, que las utilizaron para vivir igual o mejor que la nobleza europea en vez de invertir las pornográficas ganancias que les deparaba la exportación de granos en industrializar la nación, como lo hizo, por caso, EEUU (país al que con el tiempo veneraron, vaya a saber porqué, si no fueron capaces de imitarlo siquiera).

No fueron 70, apenas 16

Desde aquel trágico 1955 hasta hoy pasaron 68 años. Casi-casi 70. Y solamente 16 fueron de peronismo puro y duro. El menemismo, de más está aclararlo, fue el segundo periodo liberal de la historia argentina: cooptado el PJ por el poder real, siguió desguazando al país tras la primera etapa liberal (1976-1983). Entre 2015 y 2019 llegaría la tercera fase liberal, con el claro objetivo de endeudar a la Argentina y, por ende, a la inmensa mayoría de su sociedad hasta un punto de (casi) no retorno.

Esta imagen se viralizó mientras los fiscales leían su alegato, en 2021

¿70 años de peronismo ó 70 años de antiperonismo?

Ahora bien, en estos días estamos asistiendo a un espectáculo tan horroroso que a veces uno tiene la sensación de estar viviendo un filme de ficción. Cuando las ocho (¿fueron “solamente” ocho no?) causas que crearon desde el 10 de diciembre de 2015 con el objetivo de encarcelar a la dos veces ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, se fueron cayendo una a una por su propio peso (léase falta total y absoluta de pruebas…sólo se requiere estudiarlas sin necesidad de ser abogado), el Poder Judicial argentino que desde tiempo inmemorial responde al poder económico -como en otras épocas las fuerzas armadas- armó un show impresentable a partir de una de esas causas, sin una sola prueba, con el fin último y para nada solapado de proscribir a Cristina Fernández para las elecciones de 2023. También piden 6 años de cárcel, pero eso es algo difícil de imaginar, pues literalmente estarían apostando por incendiar el país.

Acto seguido al show del fiscal Luciani y Cía en 2021, desde su despacho de presidenta del Senado de la Nación Fernández de Kirchner desmintió con muchísima y hasta entonces desconocida documentación probatoria todo lo que se dijo en la falaz “causa Vialidad”. Pero no se quedó allí: demostró que los 9 millones de dólares que el ex encargado de Obras Públicas en sus propios gobiernos, José López, tiró a un convento, provenían del macrismo, o de la derecha, o del poder económico, en fin, que es todo lo mismo.

O sea que durante años los medios hegemónicos, que son la columna vertebral del poder real, le hicieron creer a millones de argentinos y argentinas que esos 9 millones de dólares eran fruto de la “corrupción kirchnerista”, cuando en realidad José López tenía una relación de profunda amistad con Nicolás “Nicky” Caputo, el “amigo de la vida” de Macri. También con el megaempresario de la construcción Eduardo Gutiérrez, del Grupo Farallon Desarrollos Inmobiliarios S.A., dueño de la casa donde vivía José López e íntimo del núcleo duro de Cambiemos. Es más, armaban reuniones de las tres familias: López, Caputo y Gutiérrez.

Y además, con López tenía una aceitadísima relación el titular de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Juan Chediak, quien le escribía por Whatsapp pidiéndole reunirse para conocer los proyectos de presupuesto nacional antes que todos.

Abril de 2016. Tras salir de la primera citación del juez Banadío, Cristina Fernández fue recibida bajo una lluvia torrencial por más de medio millón de personas (crédito imagen: Tu Noticia)

La verdadera asociación ilícita

¿Y los fiscales Luciani, Mola y Cía no vieron eso? Sí. Pero lo pasaron por alto, subestimando (una vez más y van…) a Cristina Fernández y a toda la sociedad argentina. Pero claro, si el poder real tiene en el buche a los fiscales que juegan al fútbol con Macri, a los jueces de primera, segunda y decimonovena instancia que juegan al pádel, a la mismísima Corte Suprema que no respeta cuestiones básicas de la Constitución Nacional, a la opositora derecha liberal y ultraliberal que quiere aplicar desde 2023 el súper ajuste que no pudo hacer pues perdió la elección de 2019, a los medios de comunicación filomonopólicos que disparan fake news un minuto sí y al siguiente también y que tergiversan y ocultan información constantemente… la cosa se hace muy cuesta arriba.

Algunos apuntes

Pero hay puntos a destacar para ir acomodando los melones (algunos, al menos) en el carro de este dislate en que el poder económico convirtió a la Argentina desde el 24 de marzo de 1976 hasta hoy (con un recreo de 12 años):

1.Si están tan pero tan desesperados por proscribir a Cristina Fernández de Kirchner ha de ser porque a nivel del poder real manejan encuestas que le dan muy pero muy bien. Si no, ¿para qué? Es puro sentido común.

Es vox pópuli que en las encuestas reservadas que maneja el poder fáctico Cristina Fernández tiene un piso electoral del 35% a nivel general y del 40% en la provincia de Buenos Aires. Esa es la causa de la cruzada para proscribirla

2.Setenta (o 68) años de peronismo no les enseñaron absolutamente nada: lo que logran atacándolo es unificarlo y movilizarlo. Las expresiones públicas de dirigentes no kirchneristas tras conocerse los fundamentos de la causa Vialidad dejan claro que todo el espectro peronista se siente atacado y postula que «así no hay democracia».

3.Ya se sabe que después de la actuación de los fiscales del “Liverpool” vendrán las apelaciones. ¿Ante quiénes? Ante jueces que avalarán ese desaguisado y, finalmente, ante la Corte Suprema adicta al poder real.

4 y final. Como dijo Evo Morales: Si a un Chile gobernado por la izquierda tras 50 años; una Colombia con gobierno de izquierda por primera vez en su historia; un México con gobierno de izquierda luego de 70 años del PRI; una Bolivia en manos -golpe de Estado mediante- del Movimiento al Socialismo, y un Brasil nuevamente encabezado por Lula , se le sumara una eventual presidencia de Cristina Fernández de Kirchner desde finales de 2023, Latinoamérica podría convertirse en el terreno más hostil para quienes vienen por el litio, el agua, las energías renovables, el mar, el Amazonas, la Patagonia, etc, etc, etc.

Sólo apuntes para tratar de entender el horror, cual mala película de sábado a la tarde en el viejo Canal 11, en que estamos inmersos.

1955. El dictador Pedro Eugenio Aramburu inicia casi 20 años sin democracia en Argentina con la proscripción del peronismo (crédito imagen: El Historiador)

 

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