Almendra y Manal pudieron ser las bandas de Tanguito. ¿Qué ocurrió?

En torno a 1970, Luis Alberto Spinetta le propuso al resto de integrantes de Almendra ser el grupo soporte de Tango. Luego, hubo tres sesiones (malogradas) para que grabase su primer disco con Manal como acompañamiento. El detrás de escena de una estrella que no fue

Tanguito (crédito imagen: P12)

almendra manal tanguito

“El mito no tiene una base histórica real y no se sitúa en un lugar concreto. Mientras que la leyenda está basada en un acontecimiento histórico, aunque la fantasía se encuentra también presente”, nos cuenta la escritora española Beatriz Benéitez Burgada, en sintonía con casi todos los textos que responden a la pregunta: ¿Qué diferencia hay entre mito y leyenda?

El tema es largo, desde ya. Pero esa primera diferenciación, que es el punto desde el que parte prácticamente la totalidad de escritos sobre la cuestión, me lleva a la conclusión de que el título de la nota que hice sobre la vida y obra de José Alfredo Iglesias, “Tanguito”, es una burrada.

“La verdadera historia de Tanguito, el gran mito del rock”, dice el extenso artículo. Y la verdad de la milanesa es que Tanguito no fue un mito, pues tiene una base histórica real y se sitúa en un lugar concreto. Pero tampoco una leyenda, ya que la fantasía no se halla presente (nos referimos a la nota en cuestión; la película Tango Feroz apeló correctamente a la expresión “la leyenda de Tanguito” para zafar de posibles juicios, teniendo en cuenta que la fantasía, más que estar presente, fue la base del guión).

En un mundo donde la inmensa mayoría de los mortales escribe y se informa en 140 caracteres, sin siquiera detenerse un segundo a chequear si aquello que leen es real, creo que deberíamos ser más cuidadosos a la hora de elegir ciertos términos. Me refiero a quienes hemos elegido el violento oficio de escritor entre decenas que hemos ejercido en la vida. La expresión proviene de Rodolfo Walsh, un maestro de maestros que, en un texto autobiográfico, escribió: “En 1964 decidí que de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía”.

“Bueno, pero Walsh hacía periodismo de investigación”, podrán pensar muchos con toda razón. Pero no va por ahí la cosa. En el prólogo del libro precisamente titulado “El violento oficio de escribir. Obra periodística 1953-1977” (Ed. Planeta, 1995), una selección imperdible de artículos de Rodolfo Walsh que “años ha” me regaló mi amigo y colega Omar Giménez, Rogelio García Lupo nos cuenta: “Para él había que depositar la misma dosis de inteligencia y pulcritud en una narración literaria y en un breve despacho ‘de la mesa’”, lo que hoy entraría en una categoría híbrida conformada por cables de agencias de noticias y/o gacetillas de prensa.

Así las cosas, debemos decir que Tanguito no fue un mito ni una leyenda, sino un pibe de barrio, nacido en el seno de una familia de laburantes, dueño de “una poesía extraordinaria” y de una personalidad autodestructiva que le impidió ser la estrella del rock vernáculo que, según dicen todos los que lo conocieron, estaba destinado a ser.

Tanguito (crédito imagen: wikipedia)

No es fantasía que Tanguito hubiese podido ensayar sus propias canciones, grabarlas y tocarlas en recitales acompañado por Almendra o Manal. Nada más y nada menos que dos de las tres bandas consideradas pioneras del rock nacional y, a día de hoy, entre las más grandes e influyentes de la música autóctona al margen de géneros musicales.

Ese es un aspecto de aquel artículo que queremos retomar porque nos parece sustancial para terminar con aquellos -que los hay- que basándose en vaya a saber qué cosa o cosito, se empeñan en empequeñecer o hasta ningunear la figura de Tango.

A ver: Los integrantes de Almendra no iban a decirle que sí al Flaco Spinetta cuando les propuso tocar con Tanguito porque opinaba que su poesía era maravillosa si no creyeran también en la potencialidad de aquel pibe de Caseros, nacido el 16 de septiembre de 1945 en el Conurbano bonaerense.

¿Y Claudio Gabis, Alejandro Medina y Javier Martínez, es decir, Manal, hubieran aceptado pasarse días en un estudio de grabación para ser los músicos del que se convertiría en el primer disco de Tanguito “porque sí”?

Tanguito (crédito imagen: clarín)

Para 1970, Almendra y Manal ya tenían en la calle sus álbumes debut -ambos titulados con el nombre de las bandas-, que hasta hoy son considerados por músicos, productores, arreglistas y periodistas especializados como dos de los mejores LPs de la historia (Manal, 3º, detrás de Artaud de Pescado Rabioso y de Clics Modernos de Charly García, y Almendra 6º).

Tan alto pudo volar Tanguito, sí. Y la historia del rock le debe un capítulo a ello. Después se autodestruyó y/o lo destruyeron, pero ello entra en un terreno casi insondable, al punto que nadie sabe a ciencia cierta si se suicidó o lo mataron.

Uno de los tres con más repertorio propio

Javier Martínez, baterista de Manal y uno de los amigos de Tango en aquellos primeros años de creación sin límites, sueños y bohemia, admitió una vez que cuando él tenía aún sus canciones “inconclusas”, los que detentaban el mayor repertorio de temas propios en castellano eran Litto Nebbia, Moris y Tanguito.

Otro amigo de Tango, Pajarito Zaguri, quien militó en bandas como Los Náufragos, Los Beatniks y La Barra de Chocolate, amplió esa versión: “Ya en el año ‘66 (Tanguito) contaba con un amplio repertorio propio e inédito, mientras muchos de nosotros estábamos pendientes del pedo que se había tirado Mick Jagger”. Gráfico, sin dudas.

Almendra (crédito imagen: letras de canciones)

El 3 de julio de 1967 se publicó el disco sencillo de Los Gatos que traía el tema La Balsa, de Tanguito y Litto Nebbia, en la cara A, y Ayer nomás, obra del poeta y periodista Pipo Lernoud, en la cara B.

Fue entonces cuando Tanguito se convirtió en una suerte de rey de esa generación, aseguró Lernoud, para introducir el tema medular en la historia de Tango: “A él eso no le interesaba”. Traía en sus genes la libertad absoluta, la bohemia, el no compromiso con el negocio de la música. “Prefería juntarse a tocar la guitarra con hippies en una plaza”, particularmente en Plaza Francia.

Es decir que Tanguito tenía todo lo que quieren tener aquellos que desean triunfar en el mundo del espectáculo, como talento, poesía, carisma, etc, pero lo que no tenía era el deseo de triunfar ni ser famoso.

“Un tipo muy loco pero que hacía una poesía extraordinaria”

Así definió Luis Alberto Spinetta a Tanguito muchos años después de su muerte.

Rodolfo García, sin lugar a dudas uno de los tipos más queridos y respetados en el ambiente del rock nacional, quien lamentablemente nos abandonó el anteaño pasado, un día lo contó sin rodeos, con la simpleza que lo caracterizaba: “El Flaco (Spinetta) estaba puntualmente muy copado con Tanguito, y nos propuso grabar con él porque opinaba que sus canciones eran buenísimas. Teníamos todo preparado para que así fuera. Pero Tango hizo todas las cagadas posibles. Estaba muy quemado. Era un bardo caminando”, relató quien tras la disolución de Almendra formó con Emilio del Guercio, Héctor Starc y Hugo González Neira el espléndido grupo Aquelarre.

Manal (crédito imagen: clarín)

El Flaco, incluso, le abrió a Tanguito de par en par las puertas de su casa de Bajo Belgrano, donde se quedó a vivir un tiempo. Pero se trataba de la casa de la familia de Luis Alberto y, dicen que dicen, Tanguito se pasó de mambo y metió en problemas al líder de Almendra.

La historia con Manal

Precisamente en 1970, año en que Manal sacó su primer álbum, ese que convirtió a la banda en pionera mundial del blues en castellano, la discográfica Mandioca le ofreció a Tanguito grabar su primer disco. Dijo que sí. Se reservaron numerosas fechas en los estudios TNT. También tuvo la posibilidad de elegir a los músicos que lo acompañarían. Su amigo Javier Martínez, el guitarrista Claudio Gabis y el bajista Alejandro Medina, dijo. Eso era el trío Manal.

El primer día pautado para empezar a grabar, Tango no apareció. Tampoco el siguiente. Y el tercer día, pasada la hora, Gabis y Medina, con razón, dijeron “buenas noches Bariloche”. Se quedó esperándolo su amigo Javier Martínez.

Ese fue el día que se grabaron, de manera totalmente informal, varias canciones de Tanguito, acompañado solamente por su guitarra. Detrás se escucha la voz de Javier Martínez, diálogos entre ellos y risas. Con el tiempo, tras la muerte del poeta, el material se convirtió en una pepita de oro y fue publicado con sonido mejorado con el nombre Tango, única grabación que realizó en vida.

Se editó en 1973 y contiene los temas Natural; Todo el día me pregunto; El despertar de un refugio atómico; Diamantes de espuma; Un amor de primavera; Jinete; Balada de Ramsés VII; La Balsa.

Tanguito pasó de la marihuana y las pastillas para dormir a las drogas duras, contó cierta vez su amigo Pipo Lernoud. Era presa cotidiana de la policía del dictador Onganía. Hasta que lo ingresaron en el hospital neuropsiquiátrico Borda. Poco después lo trasladaron a la unidad carcelaria de ese centro. Fue el principio del fin. Lo destrozaron con electroshocks y shocks insulínicos.

El 19 de mayo de 1972, a los 26 años, lo encontraron muerto, arrollado por un tren. ¿Se suicidó o lo empujaron? ¿Cómo llegó hasta allí desde la cárcel del Borda? Preguntas que seguramente no tendrán respuesta. Lo que sí tiene respuesta es ¿Tanguito fue un mito o una leyenda?. Ninguna de las dos. Fue uno de los pioneros del rock nacional, co-autor del mejor tema del género (La Balsa), inspirador del Flaco Spinetta y de muchos más.

No pocos dicen que si Tanguito hubiese tenido una banda hubiera sido uno de los mejores exponentes del rock nativo. Quizás, podríamos imaginar, Amor de primavera sonaría como la tocó en 2009 Spinetta a modo de tributo. Y La Balsa como la versionó, de manera maravillosa, Miguel Abuelo en 1984.

Amor de primavera (Luis Alberto Spinetta – 2009)

Amor de primavera (Tanguito – 1970)

La Balsa (Miguel Abuelo – 1984)

La Balsa (Tanguito – 1970)

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