Cristina resigna su candidatura, no su liderazgo

La Vicepresidenta ratificó que es la dirigente política más convocante del país, pero usó ese poder para llamar a un acuerdo que refunde el "pacto democrático" que aseguró 40 años de vida republicana y de cara al futuro le apuntó al FMI y a los integrantes de la Corte Suprema como los escollos centrales que debe superar el país

Ante una Plaza de Mayo repleta, Cristina ratificó su centralidad política indiscutible

Por Roberto Pascual.- 
“No hay mal que por bien no venga”, reza el antiquísimo y esperanzador refrán de origen desconocido, que bien puede sintetizar las dos caras que dejó la impactante movilización kirchnerista del 25 de Mayo.

La ratificación (como si fuera necesario después de haberlo reiterado hasta el cansancio) de que no será candidata en las elecciones de este año, pese a una multitud que se desgañitaba cantando “Cristina presidenta” o un innovador y tribunero “una más y no jodemos más”, descorazonó a los miles de militantes que como en los momentos más gloriosos del peronismo colmaron el histórico paseo.

Sin embargo la abarrotada plaza dejó un mensaje también contundente: Cristina conserva el liderazgo más importante del país y una centralidad política ineludible para propios y extraños.

Y desde esa posición de fortaleza es que tuvo definiciones claras tanto hacia el interior del Frente de Todos, como para quienes desde la oposición observan el avance de los sectores que jaquean el pacto democrático que gestó 40 años de plena vigencia republicana, con un reconocimiento expreso a la figura de Raúl Alfonsín incluido.

Hacia la interna puso en claro que no ser candidata presidencial no significa dejar colgado en el placar su condición de principal líder del peronismo contemporáneo, un rol que claramente reafirmó con un operativo clamor que seguramente no la depositará en el sillón de Rivadavia, pero si indiscutiblemente como un pilar de la estrategia de cara a las elecciones y también del futuro inmediato de la fuerza política más popular en la historia del país.

Y en ese rol volvió a impulsar un objetivo ya enunciado por el propio general Perón al regreso de su prolongado exilio: el “trasvasamiento generacional”. El reclamo no sólo fue discursivo, sino también simbólico, con la presencia de sus nietos sobre el escenario, una forma adicional de exigir a la dirigencia pensar en el futuro, precisamente en esos niños que no sólo humanizaron la figura de la Vicepresidenta, sino que marcan con claridad el norte de las políticas públicas que pregona.

Para muchos el acto fue un guiño para la candidatura de Eduardo “Wado” de Pedro. Sin embargo, lejos de definir a los candidatos que desde los medios o incluso desde la plaza del 25 se le reclamaba, la llamada al trasvasamiento generacional no es otra cosa que abrazar otra bandera del último Perón, claramente expuesta en conocidos reportajes. Es más no resignó su rol de árbitro a la hora de elegir entre los posibles candidatos del espacio que claramente encabeza. En ese sentido, como admitió un reconocido dirigente, “la plaza habló”

Una vez más convocó a los militantes a «construir organización”, tener “presencia en los territorios, pero también en los sindicatos, en las fábricas”. Es decir “volver a enamorar” a los sectores que siempre votaron al peronismo, hoy desilusionados con una gestión que no cumplió con las promesas electorales, más allá de las enorme dificultades por las que atravesó y atraviesa. Aún así reivindicó que con todo «esta gestión es mucho mejor que otro gobierno de Macri”.

En ese sentido, también recordó un apotegma peronista, esta vez de Néstor Kirchner: “Una sola persona no puede” al incitar a los cuadro partidarios «a tomar la posta para llevar adelante el programa de gobierno que la Argentina necesita”.

Pero si para el interior del Frente de Todos, Cristina intentó sumar voluntades para evitar una disgregación también tuvo fuertes críticas a quienes quieren “acabar con el peronismo o el kirchnerismo”.  

“¿Por qué tenemos que llegar al exterminio del otro? Es necesario renovar el pacto democrático. En una plaza como ésta el 30 de octubre de 1983  desde los balcones de aquel cabildo, un argentino que no era de mi partido había ganado las elecciones afirmando ser la vida y la paz. Junto a miles y miles de jóvenes como ustedes que, horrorizados por la tragedia de la dictadura, reclamaban un país diferente donde los que no piensan igual no son enemigos sino solo son adversarios. Donde quedaba erradicado y prohibido quitarle la vida al que no pensaba igual.» “ Los que piensan distinto son adversarios, pero no enemigos» “Eso fue también en esta Plaza de Mayo. Hay que volver a renovar ese pacto”.

Y luego de poner al endeudamiento con el centro de la crisis económica de la Argentina, con un severo cuestionamiento al “crédito político” que el FMI le otorgó al gobierno anterior para “que ganara las elecciones”, reclamó un acuerdo para encontrar una salida política a ese endeudamiento.

LOS EJES DE LA NEGOCIACION

Frente a esa plaza una vez más repleta por la convocatoria de la única dirigente política que puede hoy por hoy lograrlo en el país además de temas puntuales como la soberanía y distribución del ingreso convocó al diálogo con la oposición sobre la base de cuatro ejes que precisan de un amplio acuerdo que incluye a esos adversarios democráticos.

Así, en primer lugar, pidió renegociar el acuerdo con el Fondo Monetario. «Si no logramos que ese programa que el FMI impone a todos sus deudores sea dejado de lado y nos permita elaborar un programa propio de crecimiento, de industrialización, de innovación tecnológica, va a ser imposible pagarle». Y fue en este terreno donde sostuvo que debe haber unidad en el conjunto de la sociedad para plantear que «fue un préstamo político y política también tiene que ser la solución». Insistió además en que los pagos se aten a un porcentaje de las exportaciones, pero fundamentalmente “que dejen de querer dirigir la política y clausurarnos la industrialización del país y convertirnos únicamente en proveedores de materias primas».

También propuso «una alianza entre lo público y lo privado» para regular recursos naturales como el gas o el petróleo de Vaca Muerta y el litio o las tierras raras sin perder soberanía”. Así cuestionó a quienes se alegraron porque Bolivia y Chile declararon al litio como recurso estratégico porque convertiría a la Argentina en un dentro de atracción para los inversores. Y en ese sentido fue terminante: “¡Pero qué vocación de colonia, hermano! ¡Qué vocación de volver a ser Potosí, ponete en la cabeza ser Malasia, ser Corea pero, no volver a ser Potosí por favor!”, lo que arrancó una de las ovaciones más prolongadas en la lluviosa tarde del jueves.

Cristina consideró además que el intento de magnicidio en su contra rompió con el pacto democrático con duros cuestionamientos a los que impulsan el exterminio del otro “si con ganarle alcanza. Se los digo como parte de una generación que fue devorada en la vorágine de la violencia política».

Por último volvió a poner en el centro del debate político al Poder Judicial “porque este se ha evaporado entre las tramoyas de una camarilla indigna para la historia de la Argentina», Fue terminante al calificar a la Corte como peor que la menemista de la mayoría automática. ”Un mamarracho”. Cuestionó que es el único poder que no es elegido por el voto popular y reclamó “repensar el diseño institucional, no podemos seguir con la rémora monárquica de personas designadas de por vida que nunca rinden cuentas a nadie».

«Empecemos a cumplir la Constitución, investiguemos la deuda, investiguemos a sus responsables. Es hora de que las instituciones no estén para cuidar los intereses de la corporaciones sino la de todos los argentinos”.

Muchos de los asistentes a la histórica plaza, una vez más repleta por la convocatoria kirchnerista se fueron con algún sabor amargo en la boca: Esperaban que el clamor torciera la voluntad de la Vicepresidenta y que por fin aceptara encabezar la fórmula peronista para las próximas elecciones, o al menos que designara a quién será el encargado de representarla.

Como estratega que es, dejó esas definiciones para más adelante. Busca minimizar los heridos en la puja interna para fortalecer el espacio, luego de haberse consolidado como la líder indiscutible de su fuerza política.

Pero hizo algo más, se convirtió en referencia indispensable e indiscutible de ese diálogo que le propone a los sectores democráticos de la oposición que ponen el destino del país por encima de sus ambiciones. Ese mismo destino que más que nunca depende del éxito de ese acuerdo. Es decir ese “bien” que el actual “mal” no nos deja ver. 
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