29 años…

Por Daniel Ridner

Mi infancia en Berisso fue maravillosa, nunca una sola palabra ofensiva sobre credo o religiones. Amigos que aún recuerdo cariñosamente: el turco Apas, el turco Amiel, el ruso Stabi, el gringo Pepe, el búlgaro Nicoloff, el búlgaro Yotoff, los gallegos Pardo, el tano Galletti y tantos otros amigos.

Yo era el ruso o el judío Ridner.

Amigos todos.

Escribo este recuerdo, a pocas horas de cumplirse el 29° aniversario del atentado a la AMIA y comparto las palabras de Sebastián, un nene de cinco años que hoy tendría 34 años.

EL CIELO

Mamá – le preguntó un día Sebastián–  ¿el abuelito Julio, dónde está?

-En el cielo.

-Ah igual que el abuelito José  ¿Y cuando se van las personas al cielo?

-Y…cuando la gente es grande, se va haciendo viejita y, después, el alma se sale del cuerpo y se va al cielo. Para ir al cielo, tenés que ser muy bueno.

-Mamá ¿y vos nunca te vas a ir al cielo! No?
No se, Sebi, cuando sea muy viejita, pero falta mucho para eso

-Ah, entonces, en ese momento, yo voy a estar al lado tuyo, te voy a agarrar el alma y no la voy a dejar subir al cielo; te la voy a poner otra vez en el cuerpo así te quedás conmigo.

Ese lunes 18, Sebastián caminaba por la calle Pasteur de la mano de su mamá. Iban al Hospital de Clínicas y cerca de las 10, pasaron por la puerta de la AMIA. Rosa, la mamá, se salvó.

(“Sus nombres y sus rostros” Álbum recordatorio de las víctimas del atentado del 18 de julio de 1994)

Ahora pienso que si Sebastián viviera, tendría 34 años, estaría con su mamá Rosa Barreriro, estudiando o trabajando, de novio o formando una familia, con un futuro por delante y principalmente con su alma y cuerpo en este mundo.

LOS SUEÑOS DEL JARDÍN

Sebastián tenía tres años cuando le dijo a su maestra que, de grande, iba a ser presidente. La maestra le preguntó por qué “Para pagarle mucha plata a los jubilados”, contestó.

Muy charlatán, nunca dejaba de decir lo que pensaba, tanto, que sus padres sufrían cada vez que abría la boca. “Una vez, estaba en el almacén y una amiga de mi mamá se le acercó y le dijo: ´che, pibe´. Se lo repitió varias veces y él no le contestaba hasta que en un momento se dio vuelta y la encaró: “Por qué me decís che, pibe. Yo me llamo Sebastián. A vos te gustaría que te digan, che,vieja”.

Sebastian vivió hasta los cinco años. Mañana se cumplen 29 años del atentado a la AMIA.
Sebastian fue también una víctima.

¡ JUSTICIA ! Más de un cuarto de siglo pasó. Muchos años sin nada.

UNA PLAZA SECA DE JUSTICIA

Recuerdo que en la reunión del Consejo Federal de la DAIA y en representación de AMIA-DAIA La Plata , el 17 de julio de 2014 registré esta foto en la plaza seca y observé la inmensa placa con los nombres de las víctimas de la AMIA y leí su encabezamiento que dice: “RECORDAD” y recuerdo que se cumplen “29 AÑOS SIN JUSTICIA” y también recuerdo que una generación entera (esos chicos que tienen 29 años), crecieron sin saber que era la AMIA y sigo recordando, que si podés leer estas sentidas palabras, sos un sobreviviente de estos atentados. Muchos recuerdos y un papel negro que encontré en un escritorio con una leyenda: “NO OLVIDES” y nadie puede olvidar.

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