Opus Dei: El Papa relega aún más a los “pituquitos” de la Iglesia

“Los cristianos que se proclaman cualificados al final caerán, porque carecen de consistencia” (Papa Francisco)

De la Redacción de 90 Líneas.-

Salvo las primeras comunidades cristianas, y básicamente desde que Roma pasó de perseguir, encarcelar, torturar y asesinar cristianos a adoptar el cristianismo como la religión oficial del Imperio, la Iglesia se corrompió hasta niveles insoportables.

Siempre haciendo la imprescindible aclaración de que cristianos fieles a los evangelios -es decir, a la palabra y obra de Jesucristo, lo único válido- existieron siempre y existen hoy en todos los rincones del mundo, la Iglesia Católica fue convertida por religiosos y laicos en un factor de poder político y económico, y determinados ámbitos degeneraron en exclusivos de ciertos sectores: no todos tenían ni tienen acceso a todo, algo que choca de frente -como dos trenes de alta velocidad- con la vida y las enseñanzas del Hijo de Dios.

En ese contexto, mientras en otros siglos hubo personajes admirables como Francisco y Clara de Asís y Cayetano de Thiene -por poner sólo tres ejemplos de miles-, que abandonaron una vida plagada de riquezas y comodidades para vivir literalmente como los apóstoles, y mientras hoy en día el cristianismo es la religión más perseguida en el mundo -aunque como esos cristianos y cristianas son tan pobres como los que seguían a Jesucristo y no viven en Occidente aquí nadie habla de ellos-, en torno al Vaticano y a las jerarquías eclesiásticas de distintos países se fue materializando una Iglesia tan alejada de los Evangelios que mete miedo.

Sobresalió, en ese marco, el Opus Dei. Una organización que, con una estructura semioculta y claramente sectaria, se concentró fundamentalmente en tejer fuertes relaciones con los sectores del poder político y económico mundial. Todo lo contrario a las enseñanzas de Jesucristo.

Peor aún, bajo papados conservadores -en rigor, la mayoría- creció hasta tener privilegios incomprensibles e inaceptables dentro de la Iglesia Católica. Ese ascenso coincidió (¿coincidencia?) con la política de desarme por parte del Vaticano de “la otra Iglesia”: la de los pobres, la tercermundista, la de la Teología de la Liberación, la que cada día y en cada rincón del mundo subdesarrollado se acercaba y cobijaba a los descartados por el mundo capitalista liberal, el mismo en el cual las congregaciones católicas autopercibidas como cualificadas se manejaban -y se manejan- como peces en el agua.

Así las cosas, la llegada de Jorge Bergoglio a Roma para convertirse en Francisco I comenzó a convertirse en un dolor de cabeza para muchos. No. No hizo la revolución que muchos esperaban. Pero hizo y sigue haciendo cosas que, quienes conocen de cerca el mundo católico, saben que para la anquilosada Iglesia representan golpes intolerables.

Y en ese sentido, en un año le asestó dos golpes al Opus Dei que no los esperaba ni el más pintado. El último, como ya veremos, hace “unas horas”.

“Los cristianos no tenemos un lugar privilegiado en la vida” a pesar de que “algunos quieren tenerlo. Son los proclamados cristianos cualificados, que al final caerán porque no tienen consistencia”

Durante una misa que celebró a finales de 2019 en las catacumbas de Santa Priscila, en Roma, el Papa Francisco advirtió que “hoy hay más cristianos perseguidos que en los primeros siglos; más”, subrayó el Sumo Pontífice.

Tras contar que era la primera vez que entraba a una catacumba, recordó que “esos primeros cristianos debían esconderse para profesar su fe en el imperio romano, algo que en la actualidad ocurre en muchos lugares del mundo”.

“(Aquel) fue un momento muy malo de la historia que no ha sido superado; pues también hoy existen numerosas catacumbas en otros países, donde incluso se simulan fiestas o cumpleaños para poder celebrar la eucaristía, ya que está prohibido”, denunció.

Luego, Francisco se refirió a los privilegios. “Los cristianos no tenemos un lugar privilegiado en la vida” a pesar de que, advirtió, “algunos quieren tenerlo. Son los proclamados cristianos cualificados, que al final caerán porque no tienen consistencia”.

“Hoy hay más cristianos perseguidos que en los primeros siglos; más”, subrayó el Sumo Pontífice (crédito imagen: Hispanidad)

Dos golpes en un año

Informó la agencia Télam el martes 8 de agosto de 2023 que “el papa Francisco dispuso asimilar al Opus Dei, la única prelatura personal vigente en la Iglesia Católica, con otras asociaciones clericales públicas de derecho pontificio”, lo que en la práctica supone una nueva reforma, un año después de decretar una serie de políticas restrictivas hacia el grupo ultraconservador.

A través de una carta apostólica en forma de Motu Proprio (decreto pontificio), el pontífice dispuso una serie de modificaciones a la estructura interna del Opus Dei, con la que dispone que las Prelaturas Personales (un tipo de organización canónica de la que el grupo es la única) “quedan ahora asimiladas a las asociaciones clericales públicas de derecho pontificio con facultad de incardinar clérigos”.

En la práctica, a la espera de que el Vaticano apruebe los nuevos estatutos presentados por el Opus Dei este año, la nueva disposición supone reforzar el carácter clerical del grupo y avanzar hacia una distinción entre los roles de sus miembros religiosos y los laicos, explicaron fuentes vaticanas a Télam.

El Opus Dei tiene 93.600 miembros en todo el mundo, entre los cuales 2.093 son sacerdotes, un 54,5% europeos y el 36% americanos, según datos oficiales

El decreto pontificio se da más de un año después del Motu Proprio “Ad charisma tuendum” (Para proteger el carisma), con el que Francisco consideró “oportuno” el 22 de julio de 2022 “confiar al Dicasterio para el Clero la competencia para todo lo que corresponde a la Sede Apostólica en materia de Prelaturas personales, de las cuales la única hasta ahora erigida es la del Opus Dei” (N. de la R. Obtuvo su momento de mayor poder durante el papado de Juan Pablo II y lo conservó con Benedicto XVI).

En realidad, el Opus Dei ya había pasado a depender del Dicasterio para el Clero el 5 de junio del año pasado, con la entrada en vigencia de la Constitución Apostólica Prediquen el Evangelio, que en su artículo 117 le da al organismo el control sobre las “prelaturas personales”, de las que el movimiento conservador creado en 1928 por el religioso español José María Escrivá de Balaguer es la única por el momento.

Crédito imagen: Yahoo Noticias

Las medidas

La norma también obliga al grupo a presentar cada año “al Dicasterio para el Clero un informe sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor apostólica”, y ya no con formato quinquenal como hasta ahora.

Por otro lado, a partir de la entrada en vigencia del decreto anterior, la autoridad del Opus Dei, conocida como prelado, ya no será obispo, ajustando a la teoría lo que se da en la actualidad con Fernando Ocáriz, que no ha recibido la ordenación episcopal.

La Santa Sede debe revisar y corregir las modificaciones que, en ese sentido, el Opus Dei tuvo que hacer a sus estatutos a inicios de año.

“Deseando, por tanto, salvaguardar el carisma del Opus Dei y promover la acción evangelizadora que sus miembros llevan a cabo en el mundo, y debiendo al mismo tiempo adaptar las disposiciones relativas a la Prelatura a la nueva organización de la Curia Romana, ordeno que se observen las siguientes normas”, señaló el Papa en su escrito de finales de julio de 2022.

El motu proprio del año pasado también agregó en uno de sus seis artículos que, en base a estas modificaciones, los estatutos del Opus Dei “serán convenientemente adaptados” a través de propuestas de la propia institución, pero que deberán ser aprobadas en última instancia por el Vaticano.

El español José María Escrivá de Balaguer fundó el Opus Dei en 1928 (crédito imagen Alfa & Omega)
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