Por Carlos Altavista
«El Jueves Santo de 2015, un comando de Al Shabbaab, grupo yihadista relacionado con Al Qaeda, asaltó la Universidad de Garissa, en la república africana de Kenia, y tomó como rehenes a unos 700 estudiantes. Durante las 15 horas que permanecieron en el recinto -antes de ser abatidos por la policía- mataron a los que se identificaron como cristianos y perdonaron a los musulmanes. Le preguntaban a cada uno: ‘¿eres cristiano?’. Y a quien respondía que sí lo ejecutaban delante del resto. Mataron a 142«, describió Francisco José Contreras, catedrático de la española Universidad de Sevilla.
«Hubiera sido fácil para ellos salvar la vida haciéndose pasar por mahometanos”, subrayó el académico. ¿Por qué no lo hicieron? ¿Por qué el número 20, el 50, el 100 y el 142 seguían contestando ‘sí’ pese a saber que esa respuesta era un pasaporte a la muerte?
He allí la cuestión. La inmensa mayoría de los cristianos de Oriente y África tienen impactantes similitudes con quienes seguían a Jesucristo, es decir, son (muy) pobres, poco o nada formados, viven en los márgenes de las distintas sociedades y, al igual que aquellos, profesan su fe con una pasión y fidelidad que incomoda, tanto a las autoridades de sus naciones como a los jerarcas de las iglesias de Occidente.
¿Y entonces? En un artículo titulado «Porqué ignoramos a los cristianos perseguidos», Contreras resaltó que «el occidental contemporáneo no entiende que los cristianos de Oriente Medio, la India o África sigan tomándose tan en serio su religión», a imagen y semejanza de quienes integraron las primeras comunidades cristianas tras la muerte de Cristo. Y sentenció: «En realidad, los cristianos perseguidos nos incomodan con su maldita fidelidad. Son un reproche mudo contra la forma de vida que hemos escogido».
(En la actualidad se entiende por Occidente a los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, más aquellas naciones que se hallan bajo su influencia. Se conoce a ello como «civilización occidental y cristiana». Occidental, seguro. Pero… ¿cristiana?)
Refugiados de primera y de segunda. ¿Cristianos de primera y de segunda?
En un excelente artículo titulado «El racismo estructural y los refugiados ucranianos», la periodista platense radicada en Brasil, Ana Laura Dagorret, hizo notar que «el recibimiento de los refugiados ucranianos (en Occidente) se da en paralelo a las denuncias de privilegios y acusaciones de racismo. Tanto Estados Unidos como parte de los gobiernos europeos siguen la dirección opuesta a las posiciones asumidas en desplazamientos recientes. En el caso de la crisis de 2015, más de un millón de refugiados y solicitantes de asilo salieron de una Siria en guerra civil rumbo a Europa, donde no despertaron muestras de solidaridad. En ese momento, varios de los países europeos apostaron por el ultranacionalismo, negándose a recibir a las personas procedentes de África u Oriente Medio» (argmedios, 8 de marzo de 2022).
Otro analista internacional argentino, en este caso radicado en Francia, se preguntó porqué un padre, una madre, un niño y una niña de Iraq, Siria o Líbano, pobres, de piel oscura y escasa educación, no generaban en Europa occidental la empatía que genera una familia ucraniana. «¿Acaso vale más la vida de una mujer y un niño europeos que la de un hombre y una niña del mundo árabe? Parece ser que sí», respondió sin rodeos.
Volviendo a los cristianos perseguidos, encarcelados, torturados o asesinados en distintos países de Asia y África, muchos de los cuales se reúnen a rezar y a leer la Biblia en catacumbas, al igual que los primeros cristianos asediados por los romanos, la pregunta que surge es porqué son brutalmente ignorados en Occidente, incluso por su propia iglesia.
¿Cuántos católicos, evangélicos o protestantes de este lado del planeta gritan a viva voz que hoy, como en el siglo I de la era cristiana, los seguidores de Jesucristo han vuelto a ser los principales perseguidos y azotados del mundo? No sabe, no contesta.
Entonces, ¿también hay cristianos de primera y de segunda categoría tal como ocurre con los refugiados? Sí. ¿Por qué? Lo contestó el catedrático español Contreras: «Su maldita fidelidad es un reproche mudo a la forma de vida que hemos escogido«. Una forma de vida que está a años luz de los evangelios. Ya lo dijo en los años ’70 el sacerdote tercermundista argentino Carlos Mugica: «El mundo no puede soportar el mensaje cristiano cuando se expresa con su fuerza original».
Y los pobres, incultos, marginados, enfermos y desterrados cristianos de Oriente y de África viven el evangelio con tanta pasión y fidelidad que el mundo (occidental) no los puede soportar. Entonces, los oculta.
«Los cristianos perseguidos nos incomodan con su maldita fidelidad. Son un reproche mudo contra la forma de vida que hemos escogido» (Francisco José Contreras, catedrático de la Universidad de Sevilla, España)
Cada día, fundamentalmente en unos 60 países de Asia y África, pero también en naciones de Centroamérica y en ciertas regiones de Sudamérica, los cristianos son perseguidos a causa de su fe. Las víctimas superan los 300 millones de ancianos, hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas.
¿Cómo se los asedia? De las formas más crueles que uno se pueda imaginar: se los mantiene en prisión en condiciones infrahumanas, se les aplican torturas de todo tipo, sufren violaciones, asesinatos que incluyen decapitaciones públicas, se los destierra, se los secuestra, se separa a los miembros de las familias, etcétera.
Sí. El grupo religioso más perseguido en el mundo actual es el cristiano. No. No son cristianos de buena posición que van a misa en iglesias preciosas, muy cómodos, a escuchar sermones que dejan en paz sus conciencias. En su inmensa mayoría son, como se dijo, los más pobres de sus sociedades (los más parecidos a quienes seguían a Jesucristo). Y son los más fieles. Los que se mantienen «firmes hasta el fin».
Francisco: «Los cristianos que se creen cualificados, al final caerán»
Durante una misa que celebró a finales de 2019 en las catacumbas de Santa Priscila, en Roma, el Papa Francisco advirtió que «hoy hay más cristianos perseguidos que en los primeros siglos; más», subrayó el Sumo Pontífice.
Tras contar que era la primera vez que entraba a una catacumba, Francisco recordó que «esos primeros cristianos debían esconderse para profesar su fe en el imperio romano, algo que en la actualidad ocurre en muchos lugares del mundo».
«(Aquel) fue un momento muy malo de la historia que no ha sido superado, pues también hoy existen numerosas catacumbas en otros países, donde incluso se simulan fiestas o cumpleaños para poder celebrar la eucaristía, ya que está prohibido», denunció.
Luego, Francisco se refirió a los privilegios. «Los cristianos no tenemos un lugar privilegiado en la vida» a pesar de que, advirtió, «algunos quieren tenerlo. Son los proclamados cristianos cualificados, que al final caerán porque no tienen consistencia».
«El mundo no puede soportar el mensaje cristiano cuando se expresa con su fuerza original» (Carlos Mugica)
El Papa siguió la línea de comparar los primeros tiempos y el presente. «La identidad del cristiano de entonces y del actual debería ser la misma. Es la que se resume en las Bienaventuranzas, que premian al pobre, al manso, al misericordioso, al que tiene sed de justicia, al que llora, a quienes trabajan por la paz», puntualizó.
«La identidad del cristiano es esa, no hay ninguna otra. Si tu vives así, eres cristiano. Hay quien dice ‘no, pero yo soy de tal asociación, o yo soy de tal movimiento’. Sí, muy bonito. Pero esas son fantasías. Ante esta realidad, o vives así o no eres cristiano«, disparó.
Los 12 países más peligrosos para los cristianos, según la ONG Open Doors, son Corea del Norte, Afganistán, Somalia, Libia, Pakistán, Eritrea, Sudán, Yemen, Irán, India, Siria y Nigeria. Colombia está en el puesto 41
Así como el catedrático español Francisco Contreras postula que ignoramos a los cristianos perseguidos porque nos recuerdan que ellos sí siguen el camino de Cristo, habría que retomar la idea del historiador católico José Manuel Álvarez, quien, palabra más, palabra menos, sentenció que en Occidente el cristiano perseguido «no vende».
«La dura carga que lleva sobre sus espaldas la Iglesia de Roma, desde la inquisición y las cruzadas hasta los abusos de obispos y sacerdotes a menores, pasando por la venta de bulas papales en los tiempos que decidieron a Lutero a abrirse y fundar el protestantismo, así como los actos de corrupción en el Estado Vaticano, o el ataque a los curas villeros o tercermundistas en la América Latina de los ’70 y ’80 a la par del apoyo de gran parte de la jerarquía eclesiástica a las dictaduras, dibujó una imagen ultraconservadora de la institución, elitista, alejada de los pobres”, repasó Álvarez, para hacer notar que «aquellos que viven el cristianismo como Jesús son los cristianos de Oriente, de África, los misioneros de Centroamérica y otros países latinoamericanos».
«Hoy, como en la época de las primeras comunidades cristianas, existen numerosas catacumbas en muchos países, donde incluso se simulan fiestas o cumpleaños para poder celebrar la eucaristía, ya que está prohibido y se castiga duramente» (Papa Francisco)
«Este Papa (por Francisco) rescata todo lo que muchos de sus predecesores olvidaron. Pero, por su propia ideología, no es amplificado por los grandes medios. Y es que un Papa que habla abiertamente contra la ley del mercado, o dice que la economía neoliberal excluye y mata, no le conviene al poder económico«, realzó.
Ese silencio de los medios, de muchos obispos, sacerdotes, pastores, laicos que «se creen cualificados», no hace más que seguir ocultando la tremenda situación que, cotidianamente, sufren por su fe los cristianos de unos sesenta países del mundo. Son unos 300 millones. Muchísimos más que en los siglos I a V. Huyen, se esconden, camuflan sus biblias. Y mueren. A diario.
Cristianos perseguidos
Los números del horror
*De 2020 a 2021, los cristianos que sufrieron “persecución extrema, muy alta o alta” pasaron de 245 a más de 260 millones en los 50 países considerados más hostiles
*Si se amplía la perspectiva a todas las naciones que superan niveles «altos» de persecución, la cifra rebasa los 280 millones (eso implica uno de cada nueve cristianos en todo el mundo; en Asia la relación es uno cada tres)
*Por la imposibilidad de acceder a la información completa sobre el estado de situación en Corea del Norte y en Nigeria, se tiene la certeza de que el número real es muy superior
*Entre enero de 2019 y enero de 2020 fueron asesinados en el mundo 8 cristianos por día (el promedio es mucho mayor en Asia y África). Y 9.488 iglesias sufrieron atentados explosivos
Fuente: ONG Open Doors (Puertas Abiertas)
¿Quiénes y por qué?
¿A qué cristianos se persigue? A católicos, protestantes, ortodoxos. No hay distinción. En los 50 países más peligrosos, la tenencia de una Biblia puede ser el paso previo a la muerte, literalmente.
¿Y por qué se los persigue? Promover la paz a ultranza allí donde la venta y/o tráfico de armas es un negocio multimillonario para muchos representa una causa central.
Asimismo, un único Dios donde la deidad recae en el régimen de gobierno y en sus principales personalidades, atenta contra el abecé de las dictaduras.
Entre enero de 2019 y enero de 2020 fueron asesinados en el mundo 8 cristianos por día (el promedio es mucho mayor en Asia y África). Y 9.488 iglesias sufrieron atentados explosivos
La ONG Open Doors identificó «un total de 8 motores que motivan la persecución a los cristianos. Opresión islámica (tiene como fin someterlos al dominio islámico); nacionalismo religioso (se usa la religión mayoritaria de un país -hinduismo, budismo y judaísmo ortodoxo, entre otras- para sugerir que los cristianos no cumplen con los requisitos de ciudadanía); antagonismo étnico (se aprovechan normas culturales y tribales basadas en una religión tradicional para sugerir que los cristianos son extranjeros); proteccionismo denominacional (se mantiene una denominación cristiana propia como la única expresión legítima del cristianismo en el país -un caso se da en Eritrea-)».
También la “opresión comunista-poscomunista (monitorización y control de iglesias a través de sistemas de registro imparciales); intolerancia secular (la idea es que debe erradicarse la expresión cristiana de la vida pública e imponer un secularismo ateo); paranoia dictatorial (hacer lo que haga falta para mantener el poder, incluso prohibir las reuniones de grupos organizados, como los cristianos), y crimen organizado (suelen sufrirlo los laicos o misioneros en Centroamérica y algunas regiones de Sudamérica).
cristianos perseguidos