Por lo que vemos y nos informamos a diario este período de nueva normalidad con avances y retrocesos nos acompañará por varios meses. Hace ya algunos años insisto con una alfabetización informática y tecnológica para adultos mayores, con el fin de poder comprender viejas y nuevas herramientas casi todas gratis.
En este nuevo escenario donde las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) tienen un rol muy importante para movernos en la sociedad de la información de todos los días, la inclusión social financiera es imprescindible para la compra de productos y servicios ya que un período corto de tiempo el dinero físico ya no se utilizará.
“La inclusión financiera significa, para personas físicas y empresas, tener acceso a productos financieros útiles y asequibles que satisfagan sus necesidades —transacciones, pagos, ahorros, crédito y seguro— prestados de manera responsable y sostenible. Poder tener acceso a una cuenta de transacciones es un primer paso hacia una inclusión financiera más amplia, ya que permite a las personas guardar dinero y enviar y recibir pagos. Una cuenta de transacciones también puede servir como puerta de acceso a otros servicios financieros.” (Informe Banco Mundial 2018)
En este contexto vemos con preocupación cómo muchas personas tienen grandes dificultades con operaciones de home-banking, la aplicación Mi Argentina y los medios de pago electrónicos que cada vez son más. Aparte de los trámites diarios que hacemos mediante TIC en algunos casos se añaden herramientas de inteligencia artificial haciendo más complejo aún el correcto uso por personas que no dominan estas tecnologías.
Hablar de inclusión social financiera nos deriva a tres temas de gran relevancia:
a) Capacitación mediante un programa sistemático formal para personas mayores de edad, personas con discapacidad y a dirigentes de organizaciones de la sociedad civil. Esta formación inicialmente deberá ser por plataformas de video.
b)” Los países que han logrado más avances con miras a la inclusión financiera son los que han creado un entorno normativo y reglamentario propicio, y han fomentado la competencia permitiendo a las instituciones bancarias y no bancarias innovar y ampliar el acceso a servicios financieros. Sin embargo, la creación de este espacio innovador y competitivo debe ir acompañada de reglamentaciones y medidas de protección del usuario apropiadas para garantizar la prestación responsable de servicios financieros. La tecnología financiera digital, y en particular el aumento del uso de teléfonos móviles a nivel mundial, han facilitado la ampliación del acceso de las pequeñas empresas y poblaciones difíciles de alcanzar a servicios financieros a un costo más bajo y con menos riesgo” (Informe Banco Mundial 2018).
c) Los últimos informes de la OIT vienen advirtiendo un proceso de aceleración del uso de instrumentos de pagos digitales promovidos por la industria 4.0 y el mayor uso de inteligencia artificial en las transacciones.
La profundización de políticas públicas en esta dirección deben ser consistentes en el tiempo y de fácil acceso para todos y todas.
Sea quizás el inicio del 2021 el momento oportuno para el comenzar una buena alfabetización tecnológica y digital para los adultos mayores a lo largo de nuestro extenso país.