Cuando el meme se escapa de la pantalla

Milei, cuando el meme se escapa de la pantalla (crédito imagen: ElDoce.tv)

El domingo de las elecciones nadie sabía que podía pasar, puesto que reinaba un gran clima de incertidumbre. Pero, para desgracia de todos, ese sentimiento no cambió el lunes, sino que creció.

Las votaciones en las PASO se extendieron hasta muy tarde, aunque las noticias corrieron rápidamente. Ninguna de las fuerzas mayoritarias de la Argentina quedó en primer lugar, sino que se impuso La Libertad Avanza.

Primero hay que destacar que los fiscales debieron ver como eran vencidos por una fuerza que no tenía fiscales; en un primer momento nadie comprendía nada. Pero las respuestas hoy están a la vista. Y tanto Unión por la Patria como Juntos por el Cambio deben buscar a los responsables en ellos mismos.

A comienzos del gobierno de Macri hizo su irrupción en los medios Javier Milei, un empleado del empresario Eduardo Eurnekián, el cual llamaba la atención por su raro cabello y su prédica ultraliberal.

Proponía que la libertad debería ser aplicada, paradójicamente, a la fuerza. Entre eso y sus gritos desaforados la política argentina vio nacer a un nuevo personaje.

Durante la pandemia, Milei se convirtió en una de las voces más estridentes contra las restricciones que el gobierno de Alberto Fernández aplicaba para frenar el brote. Al mismo tiempo, se erigió en un fenómeno de las redes sociales.

Los memes sobre sus frases y gritos se volvieron cotidianos, y muchos se mofaban de su iracundia y compartían el material que Milei creaba.

Así fue durante años: un “chiste” que se repitió todos los días. Hasta que a muchos les dejó de causar gracia, se olvidaron que era un chiste y pensaron que era real. Además, la crisis económica que sufría la población nunca mermó, sino que creció.

Mientras unos y otros se culpaban, y el gobierno basaba su discurso en excusas, el personaje siguió creciendo, y ahora nadie sabe qué puede pasar.

Ya lo dijo el poeta alemán Martin Niemöller: “Cuando vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, ya que no era comunista”.

Ahora el pueblo argentino tiene su última oportunidad de reaccionar antes de ser comido vivo por un chiste, que al aparecer, en un momento donde cada vez menos cosas dan risa, hoy parece la única esperanza de mucha gente desesperada.

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