Los Abuelos de la Nada

crédito: diario UNO

Por Miguel Ángel De Renzis*

El viernes 16 de septiembre de 1955 empezó la larga noche de las tinieblas. Éramos un país de algo más de 15 millones de habitantes.

En Córdoba un grupo de mafiosos civiles y militares se levantaba en armas contra el gobierno constitucional. Eran los mismos que el 16 de junio de ese año bombardearon Buenos Aires, masacrando a la población civil en Plaza de Mayo.

Eran los continuadores del intento de 1951, cuando mataron al cabo Fariña en Campo de Mayo y los suboficiales frustraron la intentona golpista. También fueron los mismos que en 1956 fusilaron.

Nosotros éramos los únicos privilegiados. Pero ya en 1952 los niños habíamos recibido un fuerte golpe: el 26 de julio se iba el hada buena.

Evita se transformaría en la Abanderada de los Humildes, pero los únicos privilegiados ya no la tendríamos.

Hoy somos los abuelos de la nada, porque tampoco está el hacedor de la Justicia Social, el más importante político de la historia argentina. El 1º de julio de 1974 Juan Perón se fue con el hada buena.

Hoy, ante un país de casi 47 millones, los únicos privilegiados, es decir, los abuelos, somos el 16% del padrón.

Los que guardamos la nostalgia y la vivencia. Los que en nuestra adolescencia vimos que para el cumpleaños de Perón, el 8 de octubre de 1962, el General estaba en el exilio el mismo día que en Buenos Aires dejaron de funcionar los tranvías. El primero de ellos había arrancado el 4 de enero de 1881.

Era un país de apenas 20 millones cuando salió el último tranvía, hasta que un maravilloso 17 de noviembre de 1972 a Perón le sobró el cuero.

El 12 de octubre de 1973 lo vimos jurar por tercera vez. Ya no éramos los únicos privilegiados, éramos la juventud maravillosa que lo había traído.

Y después, otra vez, la noche oscura de la dictadura. Era el tiempo en que dejaban de funcionar los teléfonos públicos. Y ya estaba en desarrollo el celular.

Fuimos protagonistas de un tiempo, y nuestros nietos, hoy, no pueden terminar de entender lo que para nosotros fue una vivencia.

El 16 de septiembre del 55 dijeron que venían en nombre de la libertad. Y hoy, como abuelos de la nada, vemos que nuestros nietos hablan de un libertario.

En los comicios del 22 de octubre hay casi un millón de nuevos votantes que ya cumplieron los 18 y hay empadronados otros 600.000 que tienen entre 16 y 18 años.

En resumen, los abuelos somos la minoría. Si le sumamos los que no fueron, los que votaron en blanco o anularon su voto, entenderemos por qué hoy estamos a la deriva.

La Resistencia

El tiempo pasado no vuelve

Para comprender el futuro hay que analizar el padrón que tiene más del 50% con menos de 45 años. Nosotros fuimos protagonistas históricos de un tiempo que con el auxilio de Londres lo empezaron a derrumbar el día que bombardearon Buenos Aires.

Sufrimos 18 años de proscripciones, de cárceles, de torturas, y en el último turno, de desaparecidos.

Afiche de la campaña electoral de 1951. Algún que otro parecido con la actualidad, no es pura coincidencia

Por izquierda y por derecha traccionaron para vulnerar la inmensa mayoría de la Tercera Posición. Los únicos privilegiados de ayer tenemos la obligación de contarles a nuestros nietos que nuestras madres no podían votar hasta que llegó Perón.

Igual que ahora, hablaban de la libertad. Sí. Somos los abuelos de la nada. Porque vemos un futuro oscuro ante tanta antipatria disfrazados de libertarios. Sí. Somos los abuelos de la nada porque quedamos en minoría.

Pero nuestro álbum de recuerdos tiene la fuerza de poder decir que pese a las bombas, los compañeros muertos, los desaparecidos, NO NOS HAN VENCIDO.

*Esta nota se publicó originalmente en el sitio infoydata.com

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