El fútbol que perdimos

En los últimos años el fútbol ha cambiado y, con él, los hinchas también. La pandemia privó a la gente de los estadios pero nada podrá robarles los recuerdos y los momentos vividos

Imágenes que se pueden oler: los infaltables ‘choris’ de la cancha

Era domingo y Daniel Espósito, como tenía por costumbre, se levantó temprano. Hay quienes tildarían de sacrílego madrugar un fin de semana, pero ese no era cualquier día: a la tarde jugaba Gimnasia y había que estar preparado.

Al mismo tiempo, en otro lugar de la ciudad, Sergio Pendenza terminaba de lavar el auto y asegurarse de que todo anduviera bien. No era para menos, porque Estudiantes tenía una parada difícil de visitante y el viaje a Capital había que hacerlo temprano.

Algunos kilómetros más allá de La Plata, en Lanús, Marcelo Mascherpa iniciaba también su ritual dominguero preparándose para el partido que el ‘Granate’ tenía previsto algunas horas más tarde.

Los tres, aunque sus corazones sean de colores muy diferentes, tienen algo en común: la pasión por su equipo y los planes del fin de semana para ver al club de sus amores es algo que no se negocia.

Ha pasado ya mucho tiempo desde la última vez que alguno de los tres pudo pisar un estadio de fútbol. Mucho más tiempo aún de poder disfrutar del viaje, la caravana, la sensación de ocupar la tribuna visitante para dar apoyo al equipo.

“Para mí el fin de semana era juntarme con la familia. Venía mi hermano a casa o iba a la de él, mis hijos se encontraban con sus primos y después íbamos todos para el bosque”, cuenta Daniel. “Antes era diferente”, apunta Sergio, que recuerda con cierta nostalgia que “se jugaba siempre los domingos a la tarde”.

A pesar de que pareciera haber quedado en el olvido, muchos recordarán aquella época previa a la televisación masiva de los partidos, cuando el domingo era el día del fútbol para los equipos de Primera División. “Hace mucho que hay que mirar cuándo es el partido, si te toca un viernes, un lunes o un sábado temprano ya no es lo mismo”, se queja Sergio.

Marcelo va más allá y habla de que “se perdió la esencia del fútbol”. Y, aunque suene descabellado, no lo es.

Los efectos de la pandemia, que por razones obvias mantienen a los hinchas lejos de las tribunas, han afectado fuertemente al deporte. Algunas semanas atrás, el mismísimo Lionel Messi se refirió a este asunto con una frase contundente: “Jugar así es como estar en un entrenamiento”, había expresado en una entrevista en la que le fue imposible ocultar su descontento. La realidad es que, coincidencia o no, el equipo catalán está teniendo una temporada difícil y no cuenta con el empuje de sus hinchas cuando le toca jugar en Barcelona.

De la mano de papá, los primeros pasos de momentos inolvidables

Volviendo a Argentina, la situación en nuestras tierras es muy particular y bien conocida. El público visitante hace muchos años está prohibido y el tibio intento de permitir ciertos partidos que se dio durante la temporada 2019-2020 pasó desapercibido. “Era una de las cosas más lindas del fútbol”, dice Daniel al respecto. Marcelo, por su parte, elige recordar “los cantitos, el ida y vuelta con la hinchada de enfrente, poder alentar a tu equipo juegue donde juegue”.

Ir a la cancha en familia: uno de los recuerdos más valiosos

EL RECUERDO

Quizá habría que darle la razón al poeta: todo tiempo pasado fue mejor. La ida a la cancha en familia o con amigos nos remite a veces a algún momento particular de nuestras vidas. Siempre existe esa campaña, ese partido, esa anécdota con aquellos que siempre están o estuvieron con nosotros.

“Ir a la cancha y pisar los tablones con mi viejo es uno de los recuerdos más lindos que guardo”, cuenta Sergio. “No importaba el plantel o el resultado, la alegría era poder ir el fin de semana a mirar fútbol”, se emociona.

Para Daniel, el domingo era un ritual casi sagrado. “Cuando con algo de suerte el partido caía domingo a la tarde nos juntábamos todos cerca del estadio a comer algo, un ‘chori’ de la cancha no tiene precio”, recuerda antes de mencionar un raro pero muy verdadero “olor especial” que emana el bosque platense cuando se mezcla con el aroma de las parrillas humeantes de los alrededores de la casa azul y blanca.

En el contexto actual sería inverosímil pedir por la vuelta de la gente a los estadios. Llegará el día que, cuando todo vuelva a la normalidad, los hinchas podrán cantar nuevamente, tirar papelitos y unirse en un grito de gol. Nada ni nadie les quita la ilusión de poder hacerlo también de visitante, de viajar, de una vez más disfrutar de lo recíproco con la hinchada contraria. Ese es el fútbol que perdimos, pero que tarde o temprano volverá a ser nuestro.

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