Sin novedades en el frente. Aunque quizás sorprendió la contundencia del resultado, Novak Djokovic demostró ante el ascendente joven ruso Daniil Medvedev, en la final del Abierto de Australia, porqué nadie lo puede bajar del puesto 1 del ranking y porqué ya está a sólo dos Grand Slams de Roger Federer y de Rafael Nadal.
Con un demoledor juego, casi carente de errores; sin la más mínima duda de qué quería hacer desde el minuto uno; sin piedad, el serbio no pasó el más mínimo sobresalto en la pista central de Melbourne. Fue 7-5, 6-2 y 6-2. Y a otra cosa.
Medvedev hizo un campañón y no dejó dudas de que ya es uno de los destinados a suplir, de a poco, al Big 3 (Federer, Nadal y Djokovic).
Junto al alemán Sasha Zverev, el austríaco Dominic Thiem, el griego Stefanos Tsitsipas, el también ruso Andrey Rublev y algunos más, están al acecho. Pero Djokovic es mucho Djokovic y Nadal mucho Nadal, amén de Federer que no incluimos por el solo hecho de que no juega desde que se desató la pandemia, para que el recambio sea en poco tiempo.
Estamos hablando de una época dorada del tenis masculino, con jugadores que ya se sabe que estarán en el podio de los mejores de la historia.