El otro clásico “sin público”

Fue en 1972. Si bien el domingo la brega local se disputará, por primera vez, sin gente en las tribunas, hace cinco décadas se vivió una situación casi similar: un caluroso miércoles de diciembre, en Quilmes, el derbi platense tuvo apenas un puñado de hinchas en las tribunas. Sí: no fue nadie…

Un ataque del juvenil Estudiantes, en aquel partido contra el Lobo en Quilmes

Uno de los tantos sinsentidos organizativos de la AFA a lo largo de su historia se dio en el final de la temporada 1972. San Lorenzo ya era bicampeón y el primer equipo en meter doblete de Metropolitano y Nacional el mismo año. Pero aún faltaba definir los descensos. Y, para eso, la AFA había dispuesto que los últimos seis equipos del Campeonato Metropolitano jugaran todos contra todos, en una rueda, a fin de año, para definir quiénes bajaban. Los últimos dos se irían a la “B”.

Estudiantes y Gimnasia terminaron 13ro. y 15to, respectivamente, y quedaron obligados a jugar el insólito Reclasificatorio. Fue la primera y única vez que debieron enfrentarse oficialmente en un torneo que definía, de manera directa, los descensos a Segunda. ¿El sinsentido? Los puntos de las 34 fechas del Metropolitano se “arrastraban” en la suma total de unidades y se adicionaban a la tabla del Reclasificatorio: a Banfield, el último del torneo, se le habían descontado 34 puntos, y Lanús, anteúltimo, había sacado sólo 12 de los 34 juegos. Antes de empezar, por simple cálculo matemático, los descensos de los dos sureños ya estaban decretados. El Reclasificatorio carecía de sentido…

Es ese contexto, el sábado 23 de diciembre y en cancha neutral, en el viejo estadio de Quilmes, jugaron Pinchas y Triperos. De seguro, la lidia local con menor cantidad de público de toda la historia, a sabiendas de la posición que ocupaban los dos equipos y de que los descensos del Grana y del Taladro ya estaban definidos. El clásico se jugaba lejos de La Plata para completar el fixture y, además, Estudiantes presentaba un equipo repleto de juveniles…

Ni siquiera el tiempo le jugó una buena pasada, esa tarde, al olvidable duelo donde poco hubo en juego: el partido debió ser suspendido durante el segundo tiempo porque más que cancha, el césped de Quilmes se había transformado, por la lluvia, en un lodazal potrero, digno de las mejores montas. Continuaría a los cuatro días, el miércoles 27 de diciembre, y el Pincha lo lograría igualar (2-2) con una corajeada del pibe Oscar Suárez. Se festejó, entre la grey albirroja, casi como un triunfo aquel empate, ya que el Pincha presentó un combinado de pibes de Tercera, Cuarta y Quinta División. El plantel titular ya había sido licenciado pensando en las Fiestas…

Estudiantes y Gimnasia, con la alternativa azul del «Ajax», y las tribunas vacías de fondo

La imagen de esa calurosa tarde de miércoles, cuando se recuperaron los 28 minutos –dos tiempos de 14’- que faltaban disputarse después de la suspensión del sábado, es digna de mención: tribunas vacías en la vieja cancha de Quilmes de Guido y Sarmiento, los juveniles de Estudiantes intentando empatar el partido contra los profesionales triperos y Gimnasia jugando con una inusual camiseta azul marino, con un ancho bastón blanco en el pecho (ver foto), que desde el modelo alternativo homenajeaba al Ajax holandés campeón de Europa y del mundo.

Los estoicos hinchas que se animaron a viajar dejaron en boleterías, entre plateas y generales, apenas 1.630 pesos de época. Para tener dimensión de la insípida concurrencia, fue sólo el 2% de lo que se recaudaría meses después en el primer partido de la temporada 1973. Y en la reanudación del miércoles, apenas se vendieron 220 pesos. Algo lógico, sabiendo que sólo se completaban los 28 minutos, en Quilmes, y un día laboral por la tarde.

Estudiantes y Gimnasia, en Quilmes, casi sin testigos en las tribunas. Fue en 1972. Ayer como hoy, en 2021…

 

La historia del pibe Suárez
Surgido de la cantera pincha, fue uno de los juveniles categoría ’52 que debutó durante el Nacional de 1971 por una recordada huelga de profesionales que obligó a los equipos a completar el campeonato con jugadores de inferiores. Jugó en Estudiantes hasta el Metropolitano 1975, cuando, sin lugar en el equipo de Bilardo, fue transferido a Temperley. Allí, fue una de las revelaciones del Celeste en el Nacional, que clasificó entre los ocho mejores y se metió en la Ronda Final por el título. Hizo 8 goles en 16 partidos. El pibe que tanto prometía en Estudiantes, se había destapado en Temperley con destellos inolvidables como el doblete que le metió al River bicampeón de Labruna. Suárez ya era titular indiscutido, había encontrado su lugar en el mundo. Por eso el club le compró el pase a Estudiantes durante el receso de verano. Un presente de ensueño para el pibe, que sin embargo nunca debutaría en los torneos de 1976. A los meses, durante una gira conjunta que Temperley y Talleres hicieron por Zaire, contrajo malaria. El Celeste jugó sólo cuatro partidos en África y regresó de la gira en febrero del ’76, antes del inicio del Metropolitano. Hubo otros futbolistas contagiados, pero sobrevivieron. Suárez agonizó, internado, en el hospital Gandulfo de Lomas, hasta su repentina muerte, el 19 de febrero. Tenía 23 años.
El pibe Oscar Suárez, retratado por la revista El Gráfico, en su breve paso por Temperley, durante el Nacional ’75

 

 

 

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