Nuevo orden y el reino: las distopías latinoamericanas

Distopías

Una escena de Nuevo Orden, la película mexicana

Distopías.- La llegada de la pandemia cambió muchos paradigmas a los que estábamos acostumbrados a la hora de pensar las sociedades, en ese marco Argentina y México tuvieron dos obras que muestran futuros tan aterradores como verosímiles. En el siguiente análisis nos centraremos en pensar cuales son las advertencias que los autores buscaron plasmar en las pantallas y que tan lejos están a ser reales.

La distopía es un género narrativo que se popularizó con la novela 1984 de George Orwell, este se basa en imaginar un futuro más cruel que nuestro presente. De Allí obras cintas como Gattaca (1997), Terminator (1984) o las más recientes Interestelar (2014), Childrens of mens (2006) y la serie the handmaid’s tale. Todas ellas tienen en común que muestran un mundo que podría resultarnos aterrador, pero a la larga sirven como una advertencia a nuestra propia sociedad.

Nuevo Orden es una cinta mexicana del 2020 del director Michel Franco, la cual fue aclamada fuera de su país, pero muy criticada por el público Azteca.  En ella se narra una serie de revueltas que dan como consecuencia el surgimiento de un gobierno militar que atropella todo tipo de libertad. El enfoque de la misma generó resistencia de muchos que interpretaron al film como una gran victimización de las elites dominantes, al ver a los ricos siendo atacados por gente de rasgos indígenas.

Pero más allá de las críticas recibidas, la cinta pone el foco en la militarización que México vive desde 2006, en aquel momento el entonces Presidente Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico lo cual ha generado escaladas de violencias nunca antes vistas. En ese contexto el film muestra una realidad que, si bien es ficticia, guarda una advertencia seria sobre un problema social que se puede ir de las manos.

George Orwell

Por otro lado, el estreno de El Reino en Argentina tiene un efecto similar, cuenta el ascenso al poder de un político evangelista, y toda la podredumbre que se esconde detrás de su figura. Ahora bien, la serie no está diciendo que la religión evangélica va a gobernar la Argentina, en realidad no necesariamente. La situación inicial donde un político de la derecha tradicional (que recuerda mucho a Macri) es asesinado por la espalda es el simbolismo de lo que le depara al neoliberalismo clásico, ser reemplazado por posturas extremistas que buscan llegar al mismo sitio.

De esta manera, el contexto actual de América Latina vuelve a tener que ser pensado en esquema regional.  Hoy en día asistimos a un escenario, las “guerras” al narcotráfico han servido para militarizar, y esos procesos han dado como resultado que llegasen al poder figuras como Bolsonaro o el golpe de Añez en Bolivia. Es decir, vivimos en una región distinta a la de hace 10 o 20 años, donde la presencia de EE.UU no tenían ningún competidor, pero este mundo más multipolar hace que el ascenso del progresismo sea doloroso para el país del norte que en el pasado.

Los Estados Unidos han sido de los grandes perdedores de la pandemia, la cual ha expuesto sus debilidades estructurales y lo mostró en inferioridad con su gran rival China. El cambio de gobierno no hizo sino acentuar esta cuestión. Mientras Trump hablaba del virus chino para justificar su guerra comercial, Biden ha doblado la apuesta para ir contra la potencia Asiática, con lo cual la protección de su “patio trasero” se ha vuelto un asunto donde todo parece valer.

En el pasado el ascenso de figuras como Bolsonaro hubieran sido incómodas para los norteamericanos, que preferían a académicos de Harvard aplicando las recetas de la Escuela de Chicago y no ha ex militares racistas llamando a no vacunarse. Pero de alguna manera no les queda opción, ya que la izquierda latinoamericana aún está vigente con triunfos como el de Arce en Bolivia o Castillo en Perú.

De este modo, las dos producciones muestran donde la decadencia de un imperio puede llevarnos a regímenes autoritarios al estilo del pasado, pero con nuevos rostros y formas. Es que los empresarios neoliberales ya han cumplido su ciclo y hoy parece ser momento de los personajes histriónicos cual Milei, aquellos cuyo discurso es tan ridículo que puede hacer pensar que dice algo que no se ha dicho antes, algo que no empobreció ni mató, pero que en efecto puede ser más distópico que cualquier ficción.

Un escena de Nuevo Orden, la película Méxicana
distopías
distopías
distopías
distopías
Salir de la versión móvil