La Isla Paulino cumplió 21 años sin escuela. ¿Y la inversión educativa?

La importancia de la educación está en boca de todos y todas todo el tiempo. Pero del dicho al hecho... En la Isla Paulino de Berisso se cerró la escuela “temporalmente” a mediados de julio del año 2000 porque los 13 alumnos que iban no eran isleños. Pasaron 21 años. Y nada. La comunidad inició una cruzada para la creación de una secundaria que articule con la primaria de la vecina Isla Santiago. La deserción y la desigualdad de oportunidades están a la orden del día. Sólo se requiere decisión política

La Isla Paulino

Pese a todas las adversidades, en plena pandemia los chicos y chicas desarrollaron el proyecto Misión Agua Potable y fueron ganadores de un concurso a nivel provincial. Gracias a ellos, la comunidad ahora contará con tanques para almacenar agua

“No se cierran escuelas, se clausuran temporariamente, porque analizamos la situación de cada lugar en vez de la cantidad de estudiantes”. Lo dijo a mediados de julio del año 2000 una asesora del entonces denominado Gabinete de Organización de Escuelas Rurales y de Islas, dependiente de la Dirección General de Educación de la provincia de Buenos Aires, a propósito del cierre de la Escuela Primaria Nº 13 de la Isla Paulino de Berisso, con el argumento de que los alumnos no eran isleños. La medida la tomó el gobierno provincial encabezado por Carlos Ruckauf. Pasaron más de 21 años. La escuela sigue cerrada.

Hoy, padres y madres de unos 15 chicos y chicas que para poder estudiar tienen que viajar diariamente en lancha hasta Berisso, literalmente contra viento y marea y a merced de los horarios que estipula el concesionario de ese servicio público con el visto bueno del Municipio -lo cual implica que lleguen tarde al colegio y tengan que salir antes-, han iniciado una cruzada para que la ex Primaria 13 se convierta en una secundaria.

La idea es que articulen la Escuela Primaria de la vecina Isla Santiago de Ensenada con la “deseada” Secundaria de la Isla Paulino de Berisso, apenas separadas por un canal, de manera tal que los alumnos que egresan del centro educativo ensenadense no tengan que caminar 8 kilómetros o más para ir a un colegio de nivel medio, y que los adolescentes berissenses no necesiten de un largo viaje en lancha para estudiar, cuando tienen un edificio escolar histórico a dos pasos de sus casas.

El edificio de la ex Escuela Primaria Nº 13 de la Isla Paulino. Fue cerrado «temporalmente» en julio del 2000. Sigue cerrado 21 años después. La comunidad pide que se abra una secundaria, que articularía con la primaria de la vecina Isla Santiago (crédito imagen: El Mundo de Berisso)

“Queremos un colegio secundario para los chicos y chicas de las dos islas. La educación es un derecho y el Estado debe velar por ello”, sentenció, en diálogo con 90lineas.com, el diario digital de La Plata, Gilda Runca, madre de 4 hijos en edad de secundaria y uno de primaria.

“Aquí, en la Isla Paulino, hay entre 15 y 18 adolescentes, y este año egresan 26 alumnos y alumnas de la escuela primaria de la Isla Santiago. No es justo que tengan que viajar en lancha, caminando o en bicicleta hasta el centro de Berisso o Ensenada. Eso, a la larga, termina en deserción. Y lamentablemente hay muchos casos”, aseguró.

“El cierre de una escuela es un retroceso en el campo de los derechos humanos en general y de los niños y niñas en particular; por esta razón pedimos la transformación del espacio del edificio de la ex Escuela Primaria 13 en una ESB, que se convierta en una posibilidad de futuro para los y las jóvenes de estas dos islas hermanas (Paulino y Santiago). Nunca en detrimento de otro espacio formativo” (De la carta de los isleños al intendente de Berisso – 18 de noviembre de 2021)

El clima juega su propio partido y a veces “suspende las clases” porque los chicos no pueden hacer el viaje en la lancha-colectivo. Otras veces, el transporte no respeta los horarios, contaron las madres con las que habló este medio. “Pero aún respetándolos, son horarios pensados más para los turistas que para los isleños, a punto tal que no se ajustan a los de las escuelas”, añadieron, y resaltaron que los adolescentes “llegan tarde y generalmente tienen que salir antes para no perder la lancha, lo cual los atrasa o directamente les hace repetir materias”.

“Fuimos a hablar con el intendente (municipal de Berisso, Fabián Cagliardi) y le planteamos la situación. Nos dijo que iba a realizar las gestiones necesarias, ya que las escuelas dependen de la Provincia”, señaló Runca, quien indicó que también le enviaron una nota a la cartera educativa bonaerense. Aún no tienen respuesta de nadie.

Por la pandemia, los chicos y chicas casi pierden el año. Pero un grupo de talleristas dependientes de la secretaría de DDHH les dio apoyo escolar, llevó antenas para que tengan WiFi, y así pudieron recuperar contenidos y avanzar

“Tanto los chicos de acá como los de la Isla Santiago están estudiando en desigualdad de condiciones respecto del resto”, apuntaron las madres, sin contar con que en la isla berissense no hay energía eléctrica ni WiFi, lo cual ya es un problema enorme en tiempos de Internet, pero que durante el peor momento de la pandemia operó como un doble mazazo.

La de la escuela es una demanda urgente, ya que muchos pibes pierden la escolaridad. La idea es hacer años integrados, o que funcione la secundaria del lado de Berisso y la primaria del lado de Ensenada”, subrayaron Mara y Adriana, quienes desde el área de Derechos Humanos vienen trabajando hace más de un año en la isla junto a la coordinadora vecinal.

“Como producto de la pandemia muchos chicos habían abandonado la escuela y corrían el riesgo de perder el ciclo lectivo”, reseño Mara, para apuntar que “entonces comenzamos a dar apoyo escolar y un taller de cuentos, con el fin de que no perdieran el año escolar”.

“Los chicos y chicas de la isla, en pandemia, no sólo no podían acceder a la lancha, sino que no tenían conectividad y ni siquiera los cuadernillos que elaboró Educación”, puntualizó. Y contó: “Colocamos una antena en el edificio escolar y otra en la delegación municipal de la isla para que puedan acceder a Internet, con el fin de que tuviesen continuidad pedagógica. Fue de ese modo que pudieron recuperar el año y no perderlo”.

“Actualmente viven en forma permanente 35 familias. En el seno de las mismas se crían 15 niños y niñas de entre 7 y 19 años. Estos niños y niñas -nuestros niños y niñas- deben salir de la Isla para poder concretizar su derecho a estudiar. Los que cursan sus estudios primarios lo hacen en la Escuela Nº 8 ubicada en la Isla Santiago Oeste, y para cursar el secundario deben concurrir a diferentes establecimientos en la ciudad de Berisso. Esta realidad condiciona su continuidad escolar” (De la carta de los isleños al intendente de Berisso)

Mara también se refirió al papel que juega el clima en la escolarización a distancia, cuando existe un establecimiento educativo en medio de la isla. “Que el río está bajo, que hay niebla, que llueve, que la lancha viene o no viene… La continuidad pedagógica de los chicos se ve afectada siempre, con o sin pandemia”, remarcó la funcionaria.

“Que el río está bajo, que hay niebla, que llueve, que la lancha viene o no viene… La continuidad pedagógica de los chicos se ve afectada siempre, con o sin pandemia”, remarcó una funcionaria

En ese tiempo, avanzaron mucho más. “Hicimos con los chicos un proyecto denominado Misión Agua Potable, que junto con las talleristas presentaron en el servicio zonal del organismo de Niñez y Adolescencia. Y resultaron ganadores. El programa apunta a que los niños y niñas participen activamente en las decisiones para mejorar su territorio. Son ellos y ellas quienes arman políticas públicas en base a las necesidades que identifican. Lo más enriquecedor del programa es que son los propios alumnos y alumnas participantes quienes votan el proyecto ganador”, realzó Mara. Y ganó el de los estudiantes de la Isla Paulino. Los que no tienen escuela propia desde el año 2000.

Si bien desde la Municipalidad se llevan bidones de agua potable (otro servicio básico del que carece la isla), gracias al concurso que ganaron los chicos y chicas la comunidad ahora contará con tanques. Sólo un ejemplo de todo lo que se podría lograr con esta articulación que proponen los vecinos y vecinas entre la escuela primaria de la Isla Santiago y una secundaria en la Paulino.

“Está creciendo la matrícula de chicos en la isla y es muy necesario que haya una escuela”, concluyó Mara.

«La de una escuela en la Isla Paulino es una demanda urgente, ya que muchos pibes pierden la escolaridad», afirmó una funcionaria

En diciembre de 2000 -año del cierre-, se cedió «en forma provisoria» el edificio escolar a la base de campamento del CEF (Centro de Educación Física), que durante el año lleva grupos de alumnos a realizar actividades recreativas y de contacto con la naturaleza.

Cabe resaltar que tanto los padres y madres como las funcionarias con que habló 90lineas.com ponderaron la labor del CEF. Pero deberá encargarse el Estado de esa situación. ¿Cómo? Primero y principal, garantizando la escolaridad de todos los niños y adolescentes de ambas islas (Santiago y Paulino) en las mejores condiciones, pues la educación es un derecho. Y luego, asegurándole al CEF un espacio propicio para que siga adelante con el importante trabajo que realiza. Todo depende de las mismas áreas de gobierno. Es decir que una solución digna para todos es tan sencilla como necesaria.

EN PRIMERA PERSONA

“Yo fui a la escuela de la Isla Paulino desde fines de los 80 hasta principios de los 90; de primer a quinto grado. Era una escuela excelente. Tanto es así que cuando por razones familiares tuve que continuar en un colegio de Ensenada, lo que vimos en sexto y séptimo grado ya lo había estudiado en quinto”, contó Guillermo Di Luca.

El ex alumno resaltó “el sentido de pertenencia” que genera para un chico o chica ir a la escuela de la isla, la que queda “a pasos de la casa de uno”. “Sentido de pertenencia al colegio y al lugar donde uno y sus amigos viven y comparten todo”, añadió.

“La mayoría éramos isleños, pero otros venían en lancha de la zona de la calle Nueva York. Y teníamos todo: buena educación, atletismo, participábamos en competencias escolares, hemos viajado a Mar del Plata gracias a la escuela”, enumeró Di Luca, quien recordó también que en ese tipo de colegios se involucra toda la comunidad, ya sea trabajando como auxiliares o ayudando.

Pudiendo estudiar en la isla, a un paso de sus casas y familias, ¿por qué los niños y niñas deben irse en lancha hasta Berisso dependiendo de ese servicio y del clima? No tiene ningún sentido

En febrero de 2018, bajo la gobernación de María Eugenia Vidal, se intentó cerrar 39 escuelas rurales y 8 escuelas de islas. La resistencia fue tal que el proyecto logró frenarse. En esos días, la madre de un niño de nivel inicial del Delta de San Fernando le contó a este cronista que “quieren cerrar el jardín y la escuela porque dicen que hay pocos alumnos, pero eso implicaría que los chicos que hoy tienen el edificio escolar a un paso se suban a una lancha a la 8 de la mañana para ir hasta la ciudad y vuelvan a la tarde; noche en invierno”.

En 2001, época de crisis, le pidieron a una docente que “cerrara el ciclo lectivo” (una forma diplomática de decirle que cerrara la escuela) en la histórica Primaria Nº 20 de Poblet, en la zona rural de La Plata, porque había un solo alumno. La maestra se juntó con el personal auxiliar y dijeron: “Los chicos dejaron de venir porque los padres los necesitan para trabajar a causa de la crisis. Vamos a buscarlos”. Y fueron de “tranquera en tranquera” hasta que reunieron a una decena. La escuela, nacida en 1885, siguió funcionando. Hace unos cinco años tuvieron que ampliarla. Y luego construir una secundaria al lado.

Las escuelas no se cierran. Un país que cierra escuelas se dispara a sí mismo. En los colegios rurales o de islas se han sentido más que en otros las crisis que atravesó Argentina. O, en ciertos periodos históricos, pudieron ser testigos de olas migratorias. Pero las escuelas no se cierran. El Estado debe hacerse cargo e invertir todo lo que sea necesario para garantizar el derecho a la educación de mil, cien, diez… o un chico o chica.

Días atrás, miembros de la comunidad isleña llevaron a un grupo de chicos y chicas a conocer la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). ¿Cuántas puertas se les abrirían si pudiesen estudiar a pasos de sus casas y en medio de su gente?
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