El terrorismo en Argentina comenzó hace 67 años

Uno de los hechos más aberrantes de la historia argentina es -no por casualidad- uno de los más ocultados por la historia oficial. En una acción sin precedentes en América Latina, la fuerza armada de un país bombardeó a la ciudadanía de su propio país. Fue la fuerza armada nacional, que el 16 de junio de 1955 asesinó a casi 400 civiles, incluyendo niños y niñas. Los tenebrosos vasos comunicantes entre los atacantes del ‘55 y los golpistas del ‘76

¿Guernica? No. Pleno centro de Buenos Aires, el 16 de junio de 1955, bombardeado por las fuerzas armadas argentinas, con un saldo de casi 400 civiles muertos (crédito imagen: wikipedia)

De la Redacción de 90 Líneas.-

Si bien el odio de clase hoy está presente como pocas veces en la sociedad argentina, creer que se trata de un fenómeno más o menos reciente es un grave error que puede llevar a conclusiones y/o acciones erróneas, y a partir de esas conclusiones y/o acciones erróneas se llegará a otras igualmente equivocadas y así hasta el infinito, con todo lo que ello implica para la convivencia de una comunidad civilizada.

El odio de clase en Argentina comenzó en 1810, antes de que se conformara la República. Atravesó toda nuestra historia y llegó hasta hoy. Aunque tuvo, como todo, puntos culminantes, aberrantes, que no resisten el más mínimo análisis desde el sentido común y los argentinos de bien.

Uno de ellos cumplió 67 años el 16 de junio de 2022. Fue el día en que nació el terrorismo en el país.

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Paradojas argentinas

Disparate, contradicción, contrasentido, absurdo. Son sólo algunos de los sinónimos de paradoja. Y no hay otra palabra mejor para definir la siguiente situación: “En toda la historia nacional, jamás una ciudad fue objeto de un bombardeo por parte de fuerzas armadas extranjeras, (pero) el 16 de junio de 1955, miembros de las fuerzas armadas argentinas, con la connivencia de sectores políticos y eclesiásticos, descargaron sus bombas y ametrallaron a la población civil argentina como forma de implantar el terror e intentar tomar el poder”, en un hecho que prácticamente no registra precedentes a nivel mundial.

“…(Buenos Aires se convirtió en) la primera capital de Sudamérica en ser bombardeada por sus propias fuerzas armadas. Los aviones atacantes, punta de lanza de un alzamiento en varios puntos del país, llevaban en sus colas una ‘V’ y una cruz que señalaban ‘Cristo Vence’. Sobre la Casa Rosada cayeron 29 bombas, otras cayeron sobre la Pirámide y una sobre un trolebús lleno de gente (también fueron víctimas alumnos de escuelas primarias que visitaban la capital del país). Centenares de personas se congregaron de inmediato en la plaza para defender a Perón. Pero las bombas no cesaron. En la Plaza de Mayo y sus alrededores quedaron los cuerpos de 355 civiles muertos. Los conspiradores no eran sólo militares. Había numerosos civiles…” (www.elhistoriador.com)

Uno de los objetivos era matar a Juan Domingo Perón, quien en noviembre de 1952 había sido elegido presidente de la Argentina hasta 1958 por el 63,50% del electorado, una cifra jamás igualada en la historia.

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Terrorismo

Pero además había otro objetivo, quizás más importante: generar terror entre la población civil para horadar el enorme apoyo popular del que gozaba el gobierno constitucional, al galope de las profundas transformaciones que realizó desde 1946, las cuales le cambiaron literalmente la vida a millones y millones de hombres, mujeres y niños que vivían en la pobreza o, en el mejor de los casos, en sus márgenes.

“Para quienes han estudiado el problema de la violencia, el año ‘55 constituye un parteaguas que marca el inicio de un proceso de radicalización ideológica y radicalización política en Argentina, que se agudiza a partir del golpe militar de junio de 1966. No obstante, hay diversas posiciones al respecto. Algunas versiones sostienen efectivamente que esa radicalización comenzó con la proscripción del peronismo de la escena pública y política” hasta 1973 (…) “Los bombardeos de junio de 1955 se inscriben en el marco de una acción terrorista no sólo destinada a matar a Perón, a derrocarlo, sino sobre todo a sembrar miedo en la población”, definió Mercedes Prol, profesora de Historia en la Universidad Nacional de Rosario y en la Universidad Nacional de Entre Ríos (elciudadanoweb.com).

16 de junio de 1955

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El  abogado, juez, historiador y periodista argentino Eduardo Luis Duhalde, quien fuera secretario de Derechos Humanos de la Nación, escribió en 2010 para el Archivo Nacional de la Memoria (ANM) que “la maniobra comprendía también la agresión contra civiles inermes que pudieran alzarse en defensa de un gobierno constitucional que contaba con un importante apoyo popular. El propósito de la conjura, tras asesinar al presidente de la Nación, era instaurar un triunvirato civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz (dirigente de la Unión Cívica Radical), Américo Ghioldi (dirigente del Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (del Partido Conservador)”.

“Aviones que surcaron el cielo del centro de Buenos Aires lanzaron más de cien bombas con un total de entre 9 y 14 toneladas de explosivos…

El ataque, ante la ausencia del presidente y de sus ministros, constituyó desde el inicio una agresión destinada a sembrar el terror entre la población y así quebrar la adhesión popular al gobierno constitucional. Clara muestra de ello es que sólo 12 de las más de 300 víctimas mortales se encontraban dentro de la Casa de Gobierno…”

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Los hombres del 55 que “se destacaron” desde 1976

“El bombardeo no sólo fue un antecedente directo del golpe de Estado de 1955, consumado el día 16 de septiembre con activa participación del ejército, hasta entonces leal a Perón. Además inauguró un ciclo de autoritarismo, represión estatal y persecución política que tuvo su máxima expresión en la dictadura cívico-militar iniciada en marzo de 1976…

“Los vasos comunicantes entre el ataque de junio de 1955 y la última dictadura se evidencian, también, en algunos de sus protagonistas: los tres ayudantes del contralmirante Olivieri, ministro de Marina y máxima autoridad militar de los conspiradores, eran los capitanes de fragata Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga y Oscar Montes…

Massera fue miembro de la Junta Militar que asaltó el poder en marzo de 1976; Mayorga estuvo involucrado en la Masacre de Trelew, en la que se asesinó a sangre fría a 19 prisioneros en la Base Almirante Zar de esa ciudad el 22 de agosto de 1972; Montes se desempeñó como canciller y como titular de la Fuerza de Tareas 3 de la Armada y, en cuanto tal, fue jefe de la ESMA (el centro clandestino de detención y torturas por excelencia) durante la última dictadura cívico-militar…”

También tuvo un destacado rol en el golpe del ’55 el capitán Carlos Guillermo Suárez Mason. “En tiempos de la última dictadura, Suárez Mason sería comandante del Primer Cuerpo de Ejército y, como tal, máximo responsable de la represión en esa jurisdicción militar. Luego, convertiría a YPF en la única petrolera del mundo con pérdidas sistemáticas…

Sí. El terrorismo en Argentina comenzó el 16 de junio de 1955.

16 de junio de 1955

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