Qatar 2022. El Mundial de fútbol más polémico y manchado de sangre y sospechas de corrupción de la historia. El negociado infame que los multimillonarios popes del balompié planetario hicieron con los gobernantes qataríes tiene tantos agujeros negros que ni Stephen Hawking ni Norma Sánchez lograron descubrirlos: corruptela por doquier, régimen laboral esclavo para quienes construyeron los estadios y muchos hoteles destinados a recibir a los visitantes (con miles de muertes de las que pocos hablaron) y la reciente polémica por las declaraciones de autoridades del país asiático, en el sentido de que las parejas de gays y lesbianas no podrán hacer demostraciones de afecto en público bajo pena de cárcel (de 7 a 11 años, según la ley local), son apenas tres agujeros negros de una larga lista.
Primero fue el aspecto deportivo. Por el insoportable calor que Qatar tiene en junio, histórico mes en que se realizan los mundiales, con temperaturas que no bajan de los 36 grados centígrados y que pueden llegar hasta los 50 grados (de la sensación térmica, mejor ni hablar), la FIFA corrió la fecha al mes de noviembre. Pero como eso no alcanzaba a mitigar el calor, se definió que los partidos se jueguen de noche. Tanta dinero fue a los bolsillos de los capos mafias del fútbol mundial que comenzó una suerte de “vale todo”.
Ello hizo que todas las federaciones nacionales del fútbol mundial tuviesen que reprogramar, por primera vez, el calendario de competencias. Se cree que muchas selecciones podrán contar con sus jugadores recién una o dos semanas antes de la Copa.
Alemania, Noruega y Países Bajos: tres de las muchas selecciones que protestaron públicamente por la violación de los derechos humanos en Qatar
Asimismo, vale recordar que en Qatar los derechos humanos en general brillan por su ausencia. No hay libertad de expresión (con casos recientes de desapariciones y condenas a prisión perpetua), las mujeres siguen a merced del sistema de tutela masculina (necesitan autorización del esposo, padre o hermano para casi cualquier actividad), la homosexualidad se pena con la cárcel (de 7 a 11 años) al igual que la infidelidad, está vigente la pena de muerte y hasta la flagelación (latigazos, entre otras prácticas medievales) como castigo por el consumo de alcohol o las relaciones sexuales ilícitas.
En agosto de 2021, 90lineas.com publicó un detallado artículo advirtiendo sobre todas estas cuestiones. La nota, titulada “Qatar 2022, la pelota se mancha con sangre”, se puede leer aquí.
“Mi sueño es ir a Qatar, pero no quiero poner mi vida en peligro” (Josh Cavallo, futbolista australiano que en julio de 2021 se declaró públicamente gay)
En ese contexto, varias selecciones europeas comenzaron a reunirse desde el año pasado con organizaciones de derechos humanos, tal el caso de Human Rights Watch y Amnistía Internacional, quienes están trabajando en el país asiático de cara al mundial de fútbol.
Desde 2010 hasta 2021 han muerto más de 10.000 personas trabajando en la construcción de los estadios (informe de Amnistía Internacional)
En marzo último, fueron los futbolistas de la Asociación Alemana de Fútbol quienes se reunieron con expertos de ambas organizaciones durante una hora y media, a fin de informarse sobre la situación actual de los derechos humanos en el país anfitrión de la Copa del Mundo.
La encuesta que sorprendió a todos
Pero en los últimos días, Alemania fue noticia por otro tema. Y es que en un país que respira fútbol hasta por las orejas y que ha ganado cuatro mundiales -sólo uno menos que Brasil-, una reputada consultora hizo una encuesta entre la población y los resultados sorprendieron a propios y extraños: casi la mitad de los alemanes y alemanas (48%) no quiere que la selección participe de la Copa a raíz de la situación de los derechos humanos en Qatar; solamente un 28% está de acuerdo con participar de todos modos, y un 24% entró en la famosa categoría “no sabe / no contesta”.
No habrá que cuidarse sólo de las autoridades
“El instituto demoscópico YouGov informó que el 48% de los alemanes opina que la selección de fútbol no debería jugar el Mundial Qatar 2022, debido a las múltiples denuncias de violaciones a los derechos humanos en el país asiático cuando se llevó a cabo la construcción de los estadios para el torneo FIFA”.
“Pero además, las declaraciones del presidente de la comisión organizadora del Mundial, Nasser Al-Khater, acerca de la comunidad LGBTIQ+ también generaron un fuerte rechazo a nivel internacional. El portavoz de la Copa dijo que (los integrantes de ese colectivo) tienen prohibido mostrarse afecto en público o frente a otra persona”.
También está penada severamente la infidelidad, una cuestión sobre la que la periodista de la CNN, Amanda Davies, le preguntó en una tensa entrevista a Nasser Al-Khater, quien eludió cualquier respuesta concreta. Aunque en un momento admitió: “Las muestras públicas de afecto cruzan la línea”. Ello está prohibido tanto para los homosexuales como para los heterosexuales. De hecho, parejas occidentales que no conocían esas reglas han sido echadas de bares o restaurantes de Qatar por el simple hecho de tomarse la mano.
Peor aún: “Si un hincha muestra la bandera del orgullo y yo se la saco, no es porque realmente quiera o porque quiera insultarlo, sino para protegerlo, porque si no soy yo, alguien más que esté cerca puede atacarlo. No puedo garantizar el comportamiento de todos. Y le diría: ‘Por favor, no hay necesidad de mostrar esa bandera en este momento’”, declaró Abdulaziz Abdullah al-Ansari, el jefe de seguridad de la Copa del Mundo.
En otras palabras, si no te “atiende” la policía, puede hacerlo algún grupo de qataríes.
En fin, que el Mundial se llevará a cabo de todos modos. La clase dominante del fútbol mundial -a nivel FIFA y a nivel de todas las federaciones nacionales- ya recibieron suculentas sumas de dinero para no objetar nada.
Habrá que ver cómo se mueven en ese mundo medieval los deportistas y el público en general.
«Qatar, la Copa Mundial de la vergüenza… migrantes que construyen un moderno estadio para la Copa Mundial de Fútbol de 2022 en Qatar sufren abusos y explotación, mientras la FIFA obtiene enormes beneficios» (informe de Amnistía Internacional durante las obras de construcción de los estadios) – Crédito imagen: AI