Aimé: a los 3 años le robaron la identidad, a los 33 se erigió en la voz de su pueblo

Promediando la década del 40, cuando apenas tenía 3 años, fue separada de su “cuna” para ser criada en orfanatos y colegios católicos. Adoptada por una familia de clase alta, estudió música con profesores particulares y en prestigiosos conservatorios. Y fue precisamente a través de la música que se reencontró con su gente, con sus raíces, su identidad. Primera mujer en cantar en lengua mapuche, llevó la cultura y la denuncia de su pueblo a todo el mundo. Aimé Painé es quizás la metáfora perfecta de la historia de las comunidades originarias

Aimé Painé (crédito: Cultura.gob.ar)

“Saber quién es uno es el principio de ser culto” (Aimé Painé, 1943-1987)

Por sus venas corría sangre mapuche. Cuando apenas tenía tres años y vivía con su padre y sus hermanos en Ingeniero Luis Huergo, su rionegrino pueblo natal, Aimé Painé fue desarraigada de su comunidad en 1946 e internada en un orfanato. Le cambiaron su hermoso nombre, que significa “atardecer rojizo”, por el de Olga Elisa, pues las leyes argentinas prohibían los nombres indígenas.

Creció en el Instituto Saturnino Unzué de Mar del Plata en carácter de “huérfana”. Allí, desde muy pequeña encandiló a todos con su dulce voz. Entre ellos, al abogado y autor teatral Héctor Llan de Rosos y su esposa, un matrimonio de clase alta que decidió adoptarla.

En el colegio de monjas, Aimé aguardaba ansiosa las fiestas religiosas, ya que en ellas podía interpretar los cantos gregorianos que le enseñaban las hermanas.

Pero… por sus venas corría sangre mapuche, como que era nieta del lonko (gran cacique) Painé Ngürü, aunque entonces lo ignoraba. Así las cosas, los cantos gregorianos “despertaron en ella el interés por sus raíces”. Y es que Aimé percibió “en esos tonos, en esos cantos simples, llanos, compuestos para una sola voz, un gran parecido con el taiel, tonada mapuche que una de las muchas abuelas de su comunidad interpretaba en mapudungún, la lengua mapuche”, describió, con otras palabras, Alberto López en un artículo publicado en El País de España.

Aimé Painé: cultura y belleza mapuche (crédito imagen: infobae)

En 1973 entró por concurso como soprano al Coro Polifónico Nacional. En 1976 se realizó en Mar del Plata un encuentro internacional de coros, en el cual el colectivo de cada país interpretó una canción indígena, menos el argentino. Se sintió tan triste como deshonrada. Y decidió viajar al sur para reencontrarse con sus raíces.

Desde entonces se erigió en la primera mujer mapuche “en salir de gira como tal, con la vestimenta tradicional, y la primera en cantar en mapuche y en explicar esa cultura; fue la artífice de la recuperación del bello cancionero de las abuelas de su comunidad”, afirmó la biógrafa de Aimé, Cristina Rafanelli.

Todo lo que se arranca sin consentimiento, todo lo que se prohíbe sin más, todo lo que se impone por la fuerza, algún día regresa con más fuerza aún. A Aimé la arrancaron a los 3 años de su comunidad, de su familia, de su cultura, de la historia profunda de su pueblo, que llevaba en la sangre y que se remonta según estudios arqueológicos a los años 500-600 a.C. Le quitaron hasta su nombre. La educaron occidental y católicamente. Inútil. Un día escuchó “una melodía muy dulce” que la transportó nuevamente “al sur”. Habían pasado 33 años. Fue entonces cuando recuperó su identidad, la de su pueblo, y la denunció y cantó en el mundo entero.

Aimé Painé: la primera mujer mapuche en salir de gira como tal, con la vestimenta tradicional, y la primera en cantar en mapuche y en explicar esa cultura (crédito imagen: Nueva Rioja)
Foto histórica de tres mujeres mapuches con un instrumento idéntico al que Aimé utilizó desde mediados de los 70 en sus conciertos

Nació el 23 de agosto de 1943 en Ingeniero Luis Huergo, del matrimonio entre el mapuche Segundo Painé y la niña-adolescente tehuelche Gertrudis Reguera. Su madre tenía 13, 14 años cuando se consumó el matrimonio. Tuvo cuatro hijos y abandonó a la familia. (La palabra tehuelche, en mapudungún, significa gente brava o gente de tierra estéril, y la empleaban las poblaciones mapuches para referirse a otras que habitaban en la Patagonia).

Cristina Rafanelli publicó la primera biografía de Aimé en 2011 (“Aimé Painé: La voz del pueblo mapuche”). Luego, en 2020, se editó una versión más amplia con cincuenta fotografías inéditas.

La conoció, la entrevistó, se hicieron amigas. Relató la periodista formada en la emblemática revista Expreso Imaginario: “Aimé fue una luchadora increíble, que trató de devolverle a su pueblo la dignidad perdida”.

Ella se encontró con que las abuelas (mujeres mayores) no querían hablar la lengua. Habían dejado de transmitir su cultura a través de la oralidad. Luego de la Campaña del Desierto, y con toda la dignidad de aceptar una derrota para tratar de que las nuevas generaciones puedan sobrevivir, se había cortado esa cadena. Por eso el valor de Aimé. Ella empieza a recuperar de a poco esa cultura”, subrayó la periodista y escritora.

Tras recuperar su identidad y convertirse en «la voz del pueblo mapuche», Aimé siempre utilizó ropa hecha por ella misma (crédito imagen: Cultura.gob.ar)

Rememoró que la conoció en 1979, cuando escribía en Expreso Imaginario. “Fuimos a cubrir una muestra de artesanías mapuches (a Bariloche) con el fotógrafo, que en ese momento era el director de la revista. Charlé con la persona encargada de la organización y ella fue la que me dijo ‘quedate porque ahora viene una cantante que quiero que conozcas’. Me quedé a su presentación y la verdad es que fue algo increíble: nadie en ese momento usaba trarilonko, con el pectoral y las monedas, a la vieja la usanza, detalló.

El trarilonko es una cinta que los mapuches se ponen en la cabeza (como una vincha) y que forma parte de su vestimenta tradicional. El de los hombres es de lana con diseños geométricos, mientras que el de las mujeres es de metal, con piezas metálicas colgantes.

Cristina resaltó que en aquel primer encuentro con Aimé quedó “fascinada por su don para comunicarse con la gente. Ella le hablaba en su lengua al público, compuesto por mapuches que habían ido a vivir a la ciudad (…) Además de ser muy hermosa, Aimé tenía una forma muy tierna y directa de comunicarse. Decía: ‘ahora la lucha tiene que ser a través de la cultura; el hombre blanco no nos respeta porque no nos conoce’”.

La describió Susana Mitchell el 5 de septiembre de 2021 en una nota publica en Infobae: “Bella como pocas, con una personalidad arrolladora, capaz de conquistar el mundo entero con sus enormes ojos negros, era dueña de un magnetismo irresistible. Su personalidad cautivante hizo que los admiradores se contarán por cientos, y el listado de amistades se extendiera por varios países y continentes. Hasta que conoció a Ángel, quien para la cantante fue un amor único e irrepetible, que en los inicios le dio una inmensa felicidad, pero que con el tiempo le dejó un sabor amargo que la precipitó por un laberinto de soledad y dolor inesperados…” Se enteró, muy tarde, que el hombre la engañaba pues estaba casado.

Tráiler de la película «Soy Aimé»

Prácticamente al mismo tiempo que se publicó la biografía ampliada de Aimé Painé, se le puso su nombre a una calle de Puerto Madero, al tiempo que se la incluyó en el Salón de las Mujeres en Casa Rosada.

Como se dice en el canal de YouTube loboesteparioenamora, es una ironía producto de “esas cosas inexplicables de la cultura del poder” que le hayan puesto el nombre de Aimé a un barrio de ricos porteños, los mismos que negaron y siguen negando a los pueblos originarios en general y a los mapuches en particular, al galope del genocidio bautizado “Conquista del Desierto” y de la permanente represión y segregación del pueblo que habitó la Patagonia desde el año 500-600 a.C, por parte de políticas y políticos trasnochados que hasta los llaman “terroristas” para proteger a los Lewis, los Benetton, los latifundistas argentinos y Cía.

Rogativa de Loncomeo (Aimé Painé)

Aimé murió el 10 de septiembre de 1987 en Asunción, Paraguay, durante una grabación. Sufrió una hemorragia a raíz de un aneurisma cerebral.

Su biógrafa dijo que “en 1992 se creó la bandera mapuche, al mismo tiempo que llegaron, con la política del uno a uno mediante, muchos extranjeros a comprar tierras al sur”. Eso derivó en una concientización de los jóvenes, que “se levantaron para luchar por su territorio. Todo ello Aimé no lo vio. Ella estaría muy contenta de que los jóvenes vuelvan a su identidad, que se reconozcan como indígenas, como mapuches y que traten de ayudar a su comunidad”, aseguró.

“El desarraigo es una de las cosas que nosotros más hemos sufrido” (Aimé Painé)

¿Y la dictadura cívico-militar? “En la dictadura Aimé no la pasó bien, pero no fue perseguida directamente porque para los militares los indígenas no eran ya un problema. Los libros de texto hablaban en pasado sobre ellos. Y eso sí indignaba a Aimé, quien decía: ‘Basta de decir que los mapuches comían, vestían, vivían; los mapuches están’”.

Eso nos trae recuerdos a quienes tenemos cierta edad, pues así conocimos la historia oficial en la escuela. En un “pasado muerto”. Cuando en realidad fueron las primeras poblaciones de nuestra tierra y siguen aquí hasta hoy. Como siguen todos los pueblos originarios. Como los comechingoners en Córdoba y San Luis, como contamos en la nota “Masacre y suicidio colectivo…

“Basta de decir que los mapuches comían, vestían, vivían; los mapuches están” (Aimé Painé)

“Ha cambiado mucho el entorno debido a que en los años del macrismo hubieron dos víctimas que sacudieron a todas las comunidades mapuches: Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Eso volvió a incrementar la discriminación y el racismo. Fueron justamente las generaciones más jóvenes las que salieron a tratar de recuperar los terrenos de sus abuelos”, puntualizó Cristina Rafanelli.

Primavera verde (Aimé Painé)

Nació en su tierra. La desarraigaron. Volvió por su cuenta y se convirtió en la principal embajadora de la cultura mapuche. Murió a los 44 años, sin haber grabado un disco. Se encuentra enterrada en su ciudad natal junto a la tumba de su padre, Segundo Painé, fallecido después que ella.

Canción sagrada de la araucaria (Aimé Painé)

Fuentes consultadas: Ministerio de Cultura, diario El País, Infobae, Folklore Club

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