¿Jesucristo no nació un 25 de diciembre? Eso es lo de menos

La Navidad de Luis, la canción que mejor refleja el sentido profundo del Nacimiento

Crédito imagen: BITE

La empleadora de Luis, cual típica dama de beneficencia, le ofrece una dádiva: un pan dulce y un poco de vino “ya que no puedes comprar; llévalo a tu casa y podrás festejar la Navidad junto con tu padre”, le dice. Los perritos falderos de los poderosos aceptan dádivas y se someten a éstos sin una pizca de vergüenza, pues no la tienen. Pero Luis la rechaza. Porque Luis tiene dignidad y no se doblega ante el poder injusto, como “no se doblegó Jesucristo” en su época, nos recuerda el estudioso bíblico español Juan Arias (El País, 24 de diciembre de 2018).

“Mañana no vengas a trabajar, que el pueblo estará de fiesta y no habrá tristezas”, agrega la empleadora de Luis, a lo que él responde: “Señora, gracias por lo que me da. Pero yo no puedo llevar esto porque mi vida no es de Navidad… Señora, ¿cree que mi pobreza llegará al final comiendo pan en el día de Navidad?, la interpela. Y remata: “Mi padre me dará algo mejor: me dirá que Jesús es como yo, y entonces, así, podré seguir viviendo”.

León Gieco escribió la canción La Navidad de Luis en 1973, y de inmediato se convirtió en un himno para todos los que luchaban por una sociedad más justa. Hacia 1980 incluyó la bellísima canción en el disco Siete Años, su primer álbum recopilatorio, un “imprescindible” del rock nacional.

Son contados con los dedos de una mano los temas del cancionero popular que se centran en la Navidad y con semejante profundidad. Porque la Navidad fue, es y será la de Luis, más allá de que miles de millones hayan reemplazado a Jesucristo por un ignoto hombre de barba blanca que hace regalos y por el mayor negocio del mercado capitalista.

“Detrás de la Navidad se esconde un engranaje económico colosal que mueve cada año miles de millones de euros. La fiesta más rentable del año”, nos cuenta la periodista Katia Ovchinnikova en esta nota.

Jesucristo nació en el seno de una familia humilde. Fue un niño, adolescente, joven y joven adulto pobre para los cánones de su época. Para los creyentes, el hijo de Dios (o Dios hecho hombre, que es lo mismo). Para los no creyentes, un personaje histórico trascendental. Para muchísimos de esos no creyentes, el mayor revolucionario de la historia de la humanidad.

No obstante, con su capacidad de fagocitar todo, el capitalismo también dio cuenta del sentido profundo de la Navidad, del “Nacimiento” del hijo de Dios, quien justamente vino para enseñarnos el camino que nos alejara de todos los dioses paganos de este mundo (con el dinero a la cabeza) y nos acercara al de la sencillez, la mansedumbre, la austeridad, la solidaridad, la bondad sin miramientos.

“Nos comieron” la Navidad. Pero nunca podrán con todos. De hecho, mientras yo escribo y vos o usted lee estas palabras, la cristiandad volvió a ser, como hasta finales del siglo IV d.C, la religión más perseguida en el planeta. Lo vienen advirtiendo numerosas organizaciones cristianas, ONGs de derechos humanos y hasta el propio Papa Francisco. Sucede que, al ser los perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados oriundos en su inmensa mayoría de países asiáticos y africanos, aquí, en el “bendito” occidente, nadie se preocupa por ellos. Acá un informe completo que 90 Líneas publicó hace tiempo.

La Navidad de Luis

Cristianos en riesgo de desaparición en Oriente Medio (Crédito imagen: ABC)

¿Por qué se festeja la Natividad el 25 de diciembre?

Si hay una fecha sobre la cual los evangelios no nos dicen absolutamente nada, esa es la del nacimiento de Jesucristo.

Se han escrito y se siguen escribiendo estudios, libros, ensayos y demás acerca de la fecha real en que nació el hijo de Dios. Tan poco precisas son esas hipótesis o teorías y tantas las contradicciones entre ellas, que sería tan inútil como tedioso dar cuenta de ellas en un artículo de 90 líneas de extensión.

La versión más extendida, aunque no por ello cierta, es la que sugiere que en el año 354 el papa Liberio estableció el 25 de diciembre para “vincular de forma definitiva las paganas fiestas romanas de las Saturnales y del Sol Invicto con el rito cristiano”.

Hacía dos siglos que los romanos, entre quienes los cristianos vivían escondidos para no ser pasados a degüello, realizaban distintas celebraciones entre finales de diciembre e inicios de enero. Las Saturnales eran en honor a Saturno, dios de la Agricultura, y estaban entre las más populares: se extendían del 17 al 23 de diciembre, semana durante la cual se realizaban reuniones sociales, se hacían regalos, se encendían velas en honor a la divinidad pagana, etcétera.

Las Brumales eran las fiestas del solsticio de invierno en honor a Saturno, a Baco (dios del vino) y a Ops (diosa de la fertilidad). Provenían de la cultura griega y derivaban en “excesos en la bebida” y en la “liberalización de las costumbres”.

En tanto, el 25 de diciembre era también muy popular la fiesta del Sol Invicto (el dies natalis Solis invicti), basada en que desde esa fecha los días comenzaban a ser más largos que las noches.

¿Incorporar costumbres paganas o reemplazar a estas por costumbres cristianas?

Hay dos posturas sobre porqué el papa Liberio instauró el 25 de diciembre como la fecha de nacimiento de Jesucristo:

*Una postula que de ese modo buscó incorporar “costumbres paganas al cristianismo para volverlo más popular entre las masas romanas paganas”. Hoy diríamos ‘cuestión de marketing’.

*Otros, en cambio, afirman exactamente lo contrario: “Es muy probable que los distintos Papas, a largo de la historia, eligieran el 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesús con el fin de que los fieles cristianos se apartaran de las celebraciones paganas del solsticio de invierno”.

Es decir, mientras algunos sugieren que el cristianismo se quiso acoplar a las fiestas paganas para resultar más “simpático” a los romanos -muy a pesar de las tremendas persecuciones-, otros afirman que fue al revés, que intentó imponer la festividad del nacimiento de Jesucristo -en aquel entonces sumamente austera- por sobre el descontrol de las festividades paganas.

Crédito imagen: Semana

Todo indica que nació en invierno

Respecto de la casi seguridad de que Jesucristo no nació en diciembre, hay quienes se basan en algunos pasajes de los Evangelios y dicen que “Se puede calcular la temporada en que nació Jesús haciendo una cuenta regresiva a partir de su muerte, que tuvo lugar en la primavera del año 33 de nuestra era, en la fecha de la Pascua. Jesús tenía unos 30 años cuando comenzó su ministerio, el cual duró tres años y medio. Eso significa que nació a principios de otoño del año 2 antes de nuestra era”.

También hay cálculos que se basan en la actividad de los pastores y los rebaños de ovejas, así como en el censo decretado por Roma.

Sin embargo, el estudioso bíblico español Juan Arias, para quien Jesucristo no sólo no nació el 25 de diciembre sino que tampoco lo hizo en Belén ni en un pesebre, se termina preguntando con razón qué importancia tiene esa convención que llevó a fijar el 25 de diciembre como fecha del nacimiento.

Y lanza: “¿Entonces, si no nació en Belén ni el 24 de diciembre, vale la pena celebrar la Navidad? Sí, porque esa leyenda lleva en su entraña la añoranza del ser humano de pararse una vez al año para celebrar la vida, para apostar por la paz, un paréntesis para el perdón y la aceptación de los otros, sobre todo de los diferentes”.

“¿No fue por ser diferente, por no doblegarse al poder tirano e injusto, por predicar el perdón, bendecir a prostitutas y endemoniados y tocar a leprosos por lo que Pilatos mandó clavarlo aún joven en una cruz? Dónde y cuándo nació, importa menos”.

La Navidad de Luis (León Gieco – 1973)

Fuentes consultadas: National Geographic, Catholic.net, JW, El orden mundial, El País de España, BBC Mundo

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