Disco Shock: el día que una multitud abucheó a Serú Girán

Así como tras la edición del primer disco de Almendra la industria, los fans y la crítica querían seguir escuchando muchas ‘muchachas ojos de papel’, tras la disolución de Sui Generis en 1975 a Charly García le costó horrores salirse del formato de canciones simples, cortas y con estribillos pegadizos. Su siguiente banda, La Máquina de Hacer Pájaros, fue blanco de duros ataques. Pero incluso los inicios de Serú Girán resultaron harto complicados

Crédito foto: Ricardo Cárcova / La Tercera

Entre Búzios y Buenos Aires. Entre la agonía de 1977 y 1978. Entre el inicio de la sanguinaria dictadura argentina y la ‘eterna’ dictadura brasileña. En la que bien podríamos denominar ‘fase 2 del rock nacional’, germinó Serú Girán, la banda que terminaría convirtiéndose en una de las más influyentes y populares del rock argentino, un movimiento sociocultural que se había presentado en sociedad diez años antes, cuando Los Gatos lanzaron el disco sencillo La balsa/Ayer nomás.

Cuatro músicos enormes conformaron el grupo: Charly García, Oscar Moro, David Lebón y un jovencísimo y hasta entonces desconocido Pedro Aznar. Pero pongamos las cosas en contexto.

Charly García había alcanzado gran popularidad con Sui Generis, el dúo que formó con Nito Mestre y que en 1973 publicó su primer álbum, Vida. Poco menos de tres años más tarde, el 5 y 6 de septiembre de 1975, se despidieron con un memorable concierto en el Luna Park. Entonces, García tiró todo lo hecho hasta ese entonces a la papelera y formó La Máquina de Hacer Pájaros, una súper banda de rock progresivo/sinfónico junto con Oscar Moro (batería), Carlos Cutaia (ex Pescado Rabioso, en teclados), Gustavo Bazterrica (guitarra) y José Luis Fernández (ex Crucis, unos de los grupos más virtuosos de la historia, en bajo).

Charly García

La Máquina de Hacer Pájaros se adelantó mil años a su tiempo. Ni el público ni la crítica lo comprendió ni aceptó. Editó dos discos y en 1977 se separó.

Así las cosas, cuando a finales de 1977 Charly se instaló en Búzios junto a David Lebón e iniciaron un camino musical muy influenciado por la psicodelia, no era -ni mucho menos- el súper popular y amado rockero de los ochenta y tantos.

El Rey David tenía un largo y ecléctico recorrido. Cuando Sui Generis dejó de ser un dúo acústico para convertirse en una banda, con Nito y Charly pero también con Rinaldo Raffanelli (bajo), Juan Rodríguez (batería) y David (guitarra) como grupo soporte, y María Rosa Yorio en coros, conoció a Charly García.

Luego, Lebón fue integrante central de dos de las formaciones más emblemáticas e influyentes del rock argento: Pappo’s Blues (liderada por Pappo Napolitano) y Pescado Rabioso (Luis Alberto Spinetta). Además, con Rafanelli y Rodríguez dieron forma al power trío Polifemo, autor de Suéltate Rock and Roll, un clásico.

En 1974 fue tecladista en el primer disco de Espíritu (rock sinfónico). Y después formó Lila, una experiencia cuasi religiosa ligada al orientalismo. Su siguiente banda fue Seleste, la cual venía muy bien encaminada, hasta que lo llamó desde Búzios Charly García. Y allá fue.

Estación K2

Eiti-Leda (Serú Girán – 1978)

Oscar Moro había sido el baterista de Los Gatos, nada menos que uno de los grupos ‘fundadores’ del rock nacional; después formó parte de Color Humano, la banda liderada por el ex Almendra Edelmiro Molinari, y un rato más tarde de La Máquina de Hacer Pájaros.

Y como se dijo, a Pedro Aznar nadie lo conocía.

Es decir que, lejos de lo que puede llegarse a pensar con el diario del lunes, martes y miércoles, en 1977-78 Serú Girán tenía absolutamente todo por demostrar.

Charly viajó a Buenos Aires a firmar contrato con Billy Bond y Oscar López. Billy Bond, el ex dueño de la mítica Cueva de Pueyrredón (y de las siguientes ‘cuevas’, menos conocidas), ex líder de La Pesada del Rock and Roll y dueño del emblemático grito “¡Rompan todo!” durante un recital en el Luna Park que terminó en un caos, había iniciado una prolífica carrera como productor. Fijó residencia en Brasil, acosado por la dictadura argentina.

En ese viaje, donde Billy Bond le adelantó a Charly dinero del próximo (y aún desconocido) material musical, el ex Sui Generis escuchó en un pub a Pedro Aznar. Fue amor a primera vista. Así, con esa plata, García pagó tres pasajes: el suyo, el de Aznar y el de Moro. En Búzios se reunieron con Lebón. Había nacido Serú Girán.

Críticas en la prensa

Serú Girán (Serú Girán – 1978)

Charly y David habían compuesto unos 15 temas. Hicieron una selección entre todos y quedaron ocho. Eiti-Leda, una composición de más de 7 minutos que en el recital Adiós Sui Generis se había presentado como una canción nueva llamada Nena, a la que esa noche nadie prestó atención. Seguían El Mendigo en el Andén (García-Lebón); Separata; Autos, Jets, Aviones, Barcos; Serú Girán, de 7:35 minutos; Seminare; Voy a Mil (Lebón-García), y Cosmigonón.

Con poquísima plata en los bolsillos, una vida filosilvestre, la creación artística y los aires de psicodelia, Charly y el Rey David habían compuesto piezas de alto nivel. Pero, además, habían “creado” una suerte de lengua propia. El colega Pablo Strozza, el año pasado nos contó que la segunda acepción de la palabra glosolalia en el diccionario de la RAE, dice: “Lenguaje ininteligible, compuesto por palabras inventadas y secuencias rítmicas y repetitivas, propio del habla infantil y también común en estados de trance o en ciertos cuadros psicopatológicos”.

En fin, solamente encuadraría en algún estado de trance (o en un fugaz retorno a la infancia) llamarle Eiti-Leda a la Coca Cola, Cosmigonón al comos, Serú Girán a la nada misma. Pero detengámonos en la letra del tema Serú Girán:

Cosmigonón
gisofanía
serú girán
paralía
narcisolón
solidaría
serú girán
serú girán
paralía
eiti leda
luminería caracó
ah… lirán marino
ah… lirán ivino
parastaría necesari eri desi oia
seminare narcisolesa desi oia serilerilán
eiti leda luminería caracó

Musicalmente hablando es cierto, como dicen algunos, que Charly García había ‘bajado tres cambios’ respecto de aquellas complejas composiciones de La Máquina de Hacer Pájaros. Pero no lo suficiente para un público que había quedado perdidamente prendado de Sui Generis.

Además, como vimos, Moro fue el batero de La Máquina… luego de la experiencia progresiva con Color Humano; David había tocado junto al Flaco Spinetta en Pescado Rabioso, y Pedro Aznar era un bajista tremendo que, con el tiempo, fue convocado nada menos que por Pat Metheny, uno de los más grandes músicos de jazz.

El disco uno de Serú Girán se grabó, bajo la batuta de Billy Bond, entre San Pablo y Los Ángeles. La banda hizo una primera presentación a fines de julio del 78 -con el álbum aún en gateras- en un festival a beneficio donde compartieron escenario con Nito Mestre, León Gieco y Pastoral en el Luna Park. El sonido de la banda fue pésimo y los silbidos de la gente sonaron más fuerte.

En noviembre de 1978 se publicó el disco. El 3 de noviembre, en el estadio Obras, llegó la gran prueba. El cuarteto fue acompañado por una orquesta de cuerdas y por otra de vientos. Vestidos de blanco, Moro, Lebón y Aznar salieron al escenario junto a un García con saco y zapatillas.

Serú Girán

Comenzó a sonar la introducción del tema Serú Girán a cargo de las orquestas. El sonido era impecable. Hasta que empezó a escucharse música disco. Quisieron hacer una sátira de ese estilo musical interpretando la canción Disco Shock, compuesta por García (y grabada en 1979 por Billy Bond y su grupo). No funcionó. Nadie conocía muy bien a Serú Girán, creyeron que esa era su música y arrancaron los silbidos, siguieron los abucheos y algunos encendedores volaron al escenario. Además, como subrayamos, Charly no era en ese entonces el ‘indiscutible’ en que se convirtió con el tiempo.

Llegaron las canciones ‘verdaderas’. Pero como tampoco eran fáciles de digerir, la multitud se mantuvo en silencio, prácticamente indiferente.

Al año siguiente salió el segundo elepé, La Grasa de las Capitales, mucho más simple, asequible. En 1980, Bicicleta, y en 1981, Peperina. El resto es historia conocida.

Disco Shock (Serú Girán – 1978)

Seminare (Serú Girán -1978)

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