Obreros y ex combatientes, juntos por la memoria y la industria naval

El Santísima Trinidad fue a chatarra

La foto del 11 de diciembre de 1953 donde se ve al entonces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, poniendo el primer remache en la futura fragata ARA Eva Perón -que tras el golpe de estado de 1955 se rebautizó como Libertad-, habla de otras épocas, en las que prevalecían otros proyectos y sueños. En efecto, la construcción en el Astillero Río Santiago del hasta hoy buque-escuela de la Armada nacional y embajador argentino en los mares del mundo, fue presentada ese día como el puntapié inicial de una “gran industria naval”.

Pasó el tiempo. Y se pasó de aquellos sueños de una gran patria, a un incomprensible desinterés hasta por el patrimonio histórico.

Así las cosas, trabajadores del ARS y veteranos de la guerra de Malvinas decidieron salir a la calle este viernes 5 de febrero, a las 17, para pedir ante la sede del ministerio de Defensa de la Nación que no vendan como chatarra a la fragata misilística ARA Santísima Trinidad, líder de la flota que el 2 de abril de 1982 encabezó la recuperación de las Islas Malvinas.

Hace tiempo que los obreros del Astillero, que construyeron la Santísima Trinidad entre 1972 y 1974, junto a veteranos de guerra y cientos de miembros de la comunidad, vienen solicitando que les cedan el buque para repararlo y convertirlo en una nave museo-escuela que evoque en forma permanente la gesta de Malvinas.

Evidentemente, los tiempos y los proyectos de país han cambiado.

Como detalló 90lineas.com en su informe Duro golpe a la memoria: el buque insignia de Malvinas, a chatarra, los centros de veteranos de guerra y los trabajadores del Astillero, luego de juntar cientos y cientos de firmas, efectuaron múltiples gestiones que, en un principio, parecieron dar fruto. De hecho, consiguieron que “la Cámara de Senadores diera media sanción a un proyecto de ley declarando al ARA Santísima Trinidad ‘Patrimonio Histórico Nacional’. Entonces, en 2016 se buscó que la Cámara de Diputados sancione la ley que lo declarara buque museo”. No fue posible.

Así las cosas, el buque insignia de la gesta de Malvinas siguió pudriéndose ante la desidia de “autoridades gubernamentales y militares” en la Base Naval de Puerto Belgrano, en Coronel Rosales (a 49 kilómetros de Bahía Blanca).

Ya en 2004 se había decidido irradiarlo, es decir, dejar de hacerle mantenimiento hasta que se hundiera.

Rendirse jamás

Como se dijo, el viernes próximo, a las 17, distintas agrupaciones de veteranos de guerra y de trabajadores del ARS se manifestarán ante la sede del ministerio de Defensa para decirle “no” al desguace de la emblemática nave.

Cabe subrayar que la Santísima Trinidad fue la única nave construida 100 por ciento en el país que estuvo en la guerra de Malvinas. Tanto el ARA Veinticinco de Mayo como el Hércules fueron armados en Europa. Más aún: como la fabricación de la fragata Libertad no pudo ser la punta de lanza del desarrollo de una gran industria naval nacional -golpe de 1955 mediante-, muchos tomaron el armado de la Santísima Trinidad como un nuevo intento en ese sentido, pero en 1976 llegó otro golpe, que esta vez barrió literalmente con todo que fuese “hecho en Argentina”.

En un contexto que el trabajador del ARS y presidente del Club Astillero Río Santiago, Marcelo Pérez, definió como contrario al desarrollo de un “plan naval argentino” y a un “estado empresario” que “pueda resolver los problemas tan profundos que tiene nuestro país en cuanto a la crisis económica y laboral”, han decidido la movilización.

“Este es un golpe a los ex combatientes y a los trabajadores, por el ARA Santísima Trinidad es motivo de doble orgullo: fue el buque insignia en 1982 pero, además, construido íntegramente en el Astillero”, señaló Peréz.

En un comunicado oficial, los organizadores de la protesta del viernes próximo dicen que “la fragata misilística Santísima Trinidad, el mejor destructor de su época con el cual recuperamos las Malvinas en 1982, fue construida en el astillero más grande de Sudamérica, única empresa 100 por ciento estatal que sobrevivió a la década privatista de los 90, cumpliendo con los más exigentes estándares de calidad, como son las Normas Military de la OTAN”.

Hoy en día, “la administración del ministro de Defensa, Agustín Rossi, junto con el actual presidente del ARS, Ariel Basteiro, impulsan a través del decreto presidencial 1017/2020 la reducción a chatarra y eliminación del patrimonio estatal del Santísima Trinidad; un vergonzoso final” para una nave emblemática si las hay.

También denuncian que el titular de Astillero “acaba de firmar la cesión del buque Eva Perón al taller de reparaciones navales Tandanor, para que realice las pruebas de mar en lugar de su fabricante (el ARS). El vaciamiento y la entrega persiguen el mismo objetivo que pretenden los políticos privatistas desde hace 30 años: la destrucción total de la fábrica y la industria nacional”.

Otro punto que ponen sobre la mesa es “el incumplimiento de la ley 26.776 y no ejecutar el presupuesto ya otorgado al cruce corto por aguas argentinas entre Santa Cruz y Tierra del Fuego”. Y luego piden que se encare el tratamiento de ley de Transporte por Agua con Reserva de Cargas; la ley del Fondo de Desarrollo de la Industria Naval Nacional, y la ley Empresa de Líneas Multimodales Argentina Siglo XXI”.

Estas omisiones son condideradas como parte de un proyecto que apunta al “desguace y desarme de toda Defensa Nacional; a paralizar productivamente el ARS para su privatización; importar masivamente, manteniendo la desocupación crónica y anular, y borrar de toda memoria la historia productiva, gloriosa y antimperialista de nuestra Nación”.

Finalmente dicen que “el silencio del Frente de Todos, de Juntos por el Cambio y del Frente de Izquierda, en una clara unión ideológica, demuestra que no existe grieta que los divida”.

Convocan el viernes a las 17 a Plaza de Mayo el Club Astillero Río Santiago, ADN (agrupación gremial), Foro Naval Argentino Hipólito Bouchard, Social 21 La Tendencia (agrupación política nacionalista) y el Consejo de Fábrica del ARS, además de centros de veteranos de guerra y numerosos grupos más.

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