Estamos rodeados

En Brasil ya mueren más de 3 mil personas y se infectan casi 100 mil por día a causa de la Covid-19. En San Pablo se registraron los primeros decesos por falta de camas. Paraguay es otro caos. Uruguay suspendió las clases y expertos de la Universidad de la República admitieron que están “en el peor momento de la pandemia” desde que comenzó. Chile, con un tercio de su población vacunada, ordenó el confinamiento total de 9 de sus 19 millones de habitantes por la estampida de contagios. En ese marco, Alberto Fernández habló por cadena nacional y pidió profundizar todas las medidas de cuidado ante la llegada de la (inevitable) segunda ola

Brasil está colapsado por los casos de Covid-19

“Yo te avisé, y vos no me escuchaste…”

Era 20 de diciembre de 2020 y el reconocido inmunólogo Guillermo Docena, columnista de 90lineas.com y uno de los dos científicos que encabezan el proyecto para fabricar una vacuna contra la Covid-19 en La Plata, escribió un artículo que tuvo una impresionante cantidad de lecturas. Se tituló “Coronavirus, tenemos el diario del lunes y no lo estamos leyendo”. Ya entonces el experto advertía sobre la llegada de la segunda ola al país, y decía que la explosión de casos en Europa y en Estados Unidos, donde los contagios masivos con el virus SARS-CoV-2 estaban haciendo estragos, nos tenían que servir de enseñanza.

Docena agregaba: “hay que tomar ya medidas para manejar el descontrol social”. Y avisaba que “no habrá vacunas para todos hasta la primavera (de 2021), por lo que se deben extremar los cuidados”.

En ese momento, días previos a las fiestas de Navidad y año nuevo, la gente se lanzó a las calles en forma masiva y relajó los cuidados, de modo tal que los casos se dispararon peligrosamente. Por suerte, o por las políticas que se implementaron, o porque las personas se conscientizaron (o por las tres cosas), la curva primero se amesetó en un número bastante alto y luego comenzó a bajar.

Se cumplen tres meses de aquella advertencia y la segunda ola, finalmente, está golpeando la puerta de la Argentina por todos lados (mientras que en Europa sigue sin dar tregua). A punto tal que tras reunirse en forma virtual con todos los gobernadores el presidente de la Nación, Alberto Fernández, habló en cadena nacional -un formato que casi no utiliza- para pedir a la población que “profundice los cuidados”, desaconsejar por completo los “viajes al exterior” (quienes entren al país deberán someterse a un test PCR y confinarse obligatoriamente), advertir que en el mundo faltan vacunas y que no somos la excepción (como adelantó Guillermo Docena el 20 de diciembre de 2020) y recordar que deben mantenerse y profundizarse todas y cada una de las medidas de prevención: dos metros de distancia, uso adecuado del barbijo, higiene de manos, mantener los ambientes ventilados y realizar actividades al aire libre (ver El presidente anunció que en los próximos días llegarán nuevas dosis de vacunas al país).

En su alocución, Fernández habló de un tema clave, como es la grave situación que hoy atraviesan, con Brasil a la cabeza, los países vecinos. Del gigante latinoamericano nos hemos ocupado extensamente en la nota tragédia não tem fim, publicada el domingo pasado. Pero en el país liderado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, en tan sólo cinco días la situación empeoró y mucho. Y lo que es peor, todo indica que la nación cuyo gobierno ninguneó hasta ayer nomás a la pandemia en pos de mantener (supuestamente) la actividad económica (que no para igualmente de caerse a pedazos) se halla en un tobogán enjabonado.

Si la expresión de la carta que el músico Chico Buarque, el teólogo y filósofo Leonardo Boff y numerosos artistas e intelectuales brasileños enviaron a la ONU y a la Corte Penal de La Haya denunciando que el país es “una cámara de gas a cielo abierto que condena a nuestra población al exterminio” a alguien le pareció exagerada, vale repasar algunos números.

Si el fin de semana último la cantidad de muertos ascendió a 272.889, el jueves 18 de marzo alcanzó los 284.775. Es decir, un promedio de fallecimientos diarios superior a los 2.000 brasileños y brasileñas. Aunque el miércoles 17 la cifra fue de 3.149 muertes. Y subiendo.

En el gigantesco Estado de San Pablo ya se registraron “muertes por falta de camas”, según indicaron fuentes de los colapsados hospitales.

En Brasil comenzaron a registrarse «muertes por falta de camas» en las terapias intensivas de los hospitales, totalmente colapsados (BBC)

Como se puede observar en el mapa, prácticamente la mitad de los estados brasileños tiene un nivel de ocupación de sus unidades de cuidados intensivos (UCI) de entre el 80 y el 89%, la otra mitad sufre una superpoblación que ocupa entre un 90 y un 99% de camas de terapia y respiradores, mientras que en el sur del país, con Río Grande do Sul a la cabeza, los centros de salud están al 100 por ciento. O sea, nadie allí puede internarse en caso de necesitarlo.

Esos, además, son los estados que limitan con Paraguay, Uruguay y Argentina. Asimismo hay que resaltar que en Brasil circula la hipercontagiosa variante P1, cuyo origen estaría situado en la ciudad amazónica de Manaos.

“Paraguay ya se contagió, y ante la no-gestión de la pandemia por parte del gobierno, la crisis sanitaria derivó en una tremenda crisis política que ganó las calles del país”, puntualizó un médico guaraní (ver La crisis sanitaria jaquea al presidente de Paraguay).

Hace horas, el presidente Mario Abdo Benítez y el vicepresidente Hugo Velázquez se salvaron del juicio político merced al apoyo del cartismo, es decir, los legisladores que responden al ex primer mandatario Horacio Cartes (2013-2018), sobre el que pesan procesos por lavado, estafas al Banco Central y narcotráfico, y a quien visitó en julio de 2020 el ex presidente argentino Mauricio Macri, en plena cuarentena, salteándose los protocolos y sin una causa clara.

Volviendo a Brasil, desde el laboratorio federal Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) afirmaron que “el país está sufriendo el peor colapso sanitario y hospitalario de su historia”.

Mapa de la saturación de los hospitales en todo el territorio brasileño. La situación más crítica se registra en el sur, donde el país limita con Argentina, Paraguay y Uruguay (BBC)

Uruguay en su peor momento desde marzo de 2020

Cómo Uruguay pasó de ser una excepción en la pandemia de coronavirus, al país con mayor tasa de casos nuevos en América Latina”. Así tituló la BBC su última crónica sobre la nación vecina, donde el presidente Luis Lacalle Pou decidió suspender la obligatoriedad de asistir a clases desde el miércoles 17, al tiempo que pidió al parlamento una extensión de la prohibición de reuniones sociales para evitar aglomeraciones.

¿Por qué? “Estamos en el peor momento de la epidemia en nuestro país, y las próximas semanas van a ser muy difíciles”, contó el doctor Julio Medina, especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad de la República, en diálogo con la agencia británica.

El país registró el domingo 14 de marzo su “récord de contagios diarios, casos activos y pacientes en terapia intensiva desde el inicio de la pandemia”, hace un año.

Con 33,51 infectados promedio por cada 100 mil personas en una semana, la república oriental se encuentra en “zona roja de riesgo” de acuerdo a los parámetros fijados por la prestigiosa Universidad de Harvard (más de 25 casos/100 mil).

Casi la mitad de los chilenos, confinados

Finalmente, al otro lado de la cordillera, desde mañana sábado 20 de marzo más de 9 millones de chilenos sobre una población total de 19,4 millones quedarán completamente confinados por decisión del gobierno central.

La drástica medida obedece a una disparada de casos, y alcanzará a 24 comunas de todo el país incluyendo 8 de la región capital. Desde hace 7 meses que en esa república no se adoptaba una medida tan radical.

Desde que se detectó el primer caso de coronavirus, el 3 de marzo de 2020, Chile acumuló hasta ahora 911.469 contagios y 21.988 fallecidos.

Cabe recordar que la nación trasandina es la que ostenta la mayor cantidad de vacunados de Latinoamérica, con un total de 5.300.000 personas (casi un 30% de la población) que, al menos, recibieron la primera dosis de alguna de las vacunas que se manejan: Pfizer, AstraZeneca y la china Sinovac.

Una imagen que Chile no veía desde hace siete meses pero que regresará a partir de este fin de semana, ya que el Gobierno decretó el confinamiento en 24 comunas a raíz del enorme salto en los contagios (El Comercio)
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