Luis Alberto Spinetta: Muchacho (ojos de música)

El legado eterno y maravilloso de Luis Alberto Spinetta, uno de los más grandes compositores y poetas de la historia del rock hispanoamericano. Ejemplo de coherencia y humildad

Luis Alberto Spinetta (crédito imagen: mágicas ruinas)

“Entre principios y mediados de los 80, cuando el rock argentino transitaba el camino desde la música progresiva, cuya emblema en ese momento era Seru Girán, y la nueva ola (Los Abuelos de la Nada, Virus, Soda Stereo), el Flaco formó Jade ¡Y se puso a hacer jazz-rock!”, exclamó un reconocido músico argento en el documental sobre Luis Alberto Spinetta de la serie “Bios: Vidas que marcaron la tuya”, producido por la National Geographic.

Es que el Flaco -agregó- ya había hecho música progresiva. Desde el álbum Artaud (1973), último de Pescado Rabioso -aunque muchos lo consideran un disco solista pues lo grabó casi en soledad con colaboraciones puntuales-, hasta la etapa de Invisible (1974-1976).

Y sí. Luis Alberto Spinetta (Núñez, Buenos Aires, 23 de enero de 1950 – 8 de febrero de 2012) fue un adelantado por naturaleza. No solamente en el plano de la música nacional, sino hispanoamericana. Basta recordar que, mientras el rock argentino tardó un buen tiempo en empezar a amigarse con el folklore y el tango, y a cuentagotas, un adolescente Spinetta de 15 años compuso la zamba-rock “Barro tal vez” en 1965, dos años antes de que se formara el grupo Los Gatos, considerado el pionero del rock en castellano junto con Almendra y Vox Dei (1967) y Manal (1968).

Aunque no pocos le criticaron que “sus letras no se entendían”, la que sí las entendió, y cómo, fue nada menos que la gran Mercedes Sosa, quien grabó “Barro tal vez” junto a Spinetta en su álbum doble de duetos Cantora, un viaje íntimo, de 2009. Luis Alberto había grabado por primera vez esa bellísima canción en su dico solista Kamikaze, de 1982.

Luis fue también el autor de la más hermosa letra de tango para música rock, donde narra, con formato de cuento corto y ameno, la atrapante historia del Capitán Beto, un colectivero convertido en astronauta que, en el espacio, siente una profunda nostalgia por el mate amargo, los camiones de basura, su vieja y el café. Un viaje sin regreso que quedó marcado a fuego en el mejor cancionero nacional (El anillo del Capitán Beto – grupo Invisible – álbum El jardín de los presentes, 1976).

Enemigo de la música comercial, siempre caminó contracorriente de los dictados de las discográficas. Sin lugar a duda alguna, esa postura artística del Flaco -que lo privó de muchísmos millones, al igual que a las productoras- encontró la máxima expresión en su negativa rotunda a tocar en los conciertos su mayor éxito de masas, “Muchacha (ojos de papel)”, canción que dejó de interpretar una vez que se disolvió su primera banda, Almendra, en el temprano 1970.

En el programa “Cómo hice”, conducido años atrás por Emilio del Guercio (bajista de Almendra), Spinetta la definió como “una bella canción”. Y dio una pista, con una gran dosis de humor, de su negativa a tocarla en los conciertos post-Almendra, al contrario de lo que hace la inmensa mayoría de los cantantes y grupos con sus mayores éxitos.

“Es que está ese sentimiento de ¡eeeeh muchacha, flaco! Y al final vos decís ¿para qué la compuse? (risas). Porque si todo lo que uno hizo es Muchacha, sonamos. ¿Dónde quedó todo lo otro, no? Entonces yo tengo un poco de cosita con eso. Pero bueno, qué se yo, tampoco vamos a aislarla…pobrecita (más risas)”.

Una digresión. Corría el año 1986 y en el Teatro Coliseo Podestá de La Plata el Flaco Spinetta presentaba Privé, su sexto disco solista. En el palco ubicado a la derecha del escenario estábamos con mi amigo del alma, el Negro Cuba, gozando de un gran recital. Luego de la tercera o cuarta canción, un muchacho sentado -mejor dicho, casi acostado- al lado nuestro, entre tema y tema empezó a pedir a los gritos “Flacooo, tocá muchachaaa!!!”. Con unos cuantos fasinhos de más, reiteró su pedido varias veces. Spinetta no le contestó en ningún intervalo. Próxima canción. Y la banda, que sonaba como la hostia, dirían los españoles, estaba a full. Se vuelve a escuchar entonces el grito de guerra “Flacooo, tocá muchachaaa!!!”. El Flaco hizo un gesto, la banda dejó de tocar por completo, se paró de cara al público y preguntó: ¿Se puede saber quién es el desubicado que pide Muchacha? Las carcajadas del público dieron pie al grupo para seguir con el concierto. El muchacho, al parecer, entendió el mensaje. No pidió más nada. Se durmió.     

Lo cierto es que “Muchacha (ojos de papel)” es una de las mejores canciones de amor en español de todos los tiempos, algo reconocido por cantantes, compositores y músicos de los más diversos estilos.

En la megaencuesta que realizó a principios de la década del 2000 entre músicos y críticos musicales la revista más emblemática del rock, Rolling Stones, junto con la cadena MTV, Muchacha fue elegida como la segunda mejor canción de la historia detrás de “La Balsa”, de Los Gatos.

Veinte años después de la grabación de Muchacha en el primer disco de Almendra (1969), Spinetta contó que hizo un escrito analizando la letra, para llegar a la conclusión de que tenía una impronta “machista”. Una vez más, un adelantado a su tiempo. Pues en ese momento la ola feminista como hoy se la conoce estaba apenas viendo la luz, muy lejos de la mirada de las mayorías.

Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade y Los Socios del Desierto, en ese orden, fueron sus bandas, en tanto que también tuvo una prolífica producción como solista. En total grabó 376 canciones propias en 31 álbumes de estudio, 20 simples, 8 álbumes en vivo y 8 recopilatorios, entre otros.

Cuando en 1970 termina la etapa de Almendra, nace Pescado Rabioso. Los dos primeros discos fueron auténticas clases de rock duro y blues. Spinetta quería romper con la “dulzura” de Almendra y lo logró con creces al ritmo de temas que quedaron como grandes clásicos: Blues de Cris (otro tema dedicado a Cristina, su primera novia, que inspiró Muchacha), Me gusta ese tajo, El monstruo de la laguna, Despiértate nena y Post-crucifixión.

Pescado Rabioso editó el desgarrador disco Desatormentándonos, primero, y Pescado 2, después. En éste comenzó un lento giro hacia un rock más progresivo, con canciones como Madre selva, Como el viento voy a ver, Peteribí (hace poco reversionado por Eminem) y Credulidad.

Luego vino el tercero y último, Artaud, considerado en la mencionada encuesta realizada entre músicos y críticos como el mejor álbum de la historia del rock argentino. Allí se encuentran, entre otras, obras fundamentales como Todas las hojas son del viento y Bajan, una pieza exquisita que años después fue grabada por Gustavo Cerati, fanático confeso de Luis Alberto Spinetta, quien comentó que el Flaco le dijo: “nunca me gustaron las versiones que escuché de mis temas, pero tu versión de Bajan es maravillosa”. Y a punto tal, que la tocaron juntos en un recital del otrora líder de Sosa Stereo.

Así como Spinetta creó una de las más bellas canciones de amor de todos los tiempos y durante años y años no la tocó en vivo, también compuso uno de los mejores riff de la historia del rock, el del tema “Post-crucifixión”, grabado en el ya citado disco Desatormentándonos (1972) de Pescado Rabioso.

Tan emblemático es ese riff, modélico hasta para las bandas de lo que tiempo después se conoció como heavy metal -ya nacido en Inglaterra pero lejos de estas tierras-, que incluso fue versionado en vivo por Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, un grupo, por cierto, muy poco o nada proclive a tocar temas de otros músicos.

Respetuoso y respetado por cantantes e intérpretes de todos los géneros, Luis Alberto Spinetta fue tremendamente argentino, pero jamás esbozó siquiera una proclama nacionalista. Sólo se expresó acerca de ello como lo hizo con todo, a través de su poesía infinita e imposible de emular.

“Y deberás crear, si quieres ver a tu tierra en paz” (Quedándote o yéndote – Kamikaze, 1982), cantó y sigue cantando.

El Flaco Spinetta jamás necesitó de discursos grandilocuentes ni de declaraciones armadas para llamar la atención de los medios para dejar en claro -y siempre actuar en consecuencia- que estaba del lado de la vida. De la vida, con mayúsculas. Lo expresó hasta en sus últimos momentos, cuando un cáncer de pulmón al que no pudo doblegar se lo llevó para siempre.

Durante la entrevista que le hizo en Canal Encuentro Emilio del Guercio acerca de cómo se hizo Muchacha, el Flaco Spinetta reflexionó: “esa canción está compuesta en una época en donde creíamos que nuestras canciones iban a cambiar el mundo. Y no era verdad. No te olvides que lo nuestro es decorativo, Emilio. Siempre lo fue y lo será. Los pintores, los escultores, los escritores, los músicos, somos decoradores de todo lo otro, fantástico, que es la vida”.

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