De la Redacción de 90 Líneas.-
Entre extremos, el 6 de junio de este año votó el pueblo peruano, que por 40 mil votos consagró presidente al maestro rural marxista Pedro Castillo e impidió la llegada a la presidencia, en su tercer intento consecutivo, de la hija del ex dictador Alberto Fujimori, Keiko. Hoy, Castillo está fuertemente condicionado por el poder económico para avanzar con su programa electoral, lo cual ya provocó que su propio partido abandonase el gobierno.
Entre extremos, este domingo 21 de noviembre votará la sociedad chilena, tras el violento y extenso estallido social que comenzó en 2019 y que se saldó con una represión feroz y 31 muertos. Como resultado de las revueltas, se convocó a una Asamblea Constituyente -que está trabajando- para modificar la carta magna que regía en el país, la ideada por el ex dictador y genocida Augusto Pinochet. De esas jornadas también surgió el candidato de la izquierda, el ex dirigente estudiantil Gabriel Boric, quien le ganó la interna del Pacto Apruebo Dignidad al postulante comunista, en principio favorito para esa compulsa.
Por el lado de la derecha, todo indicaba que el postulante que daría batalla a Boric sería Sebastián Sichel Ramírez, del Pacto Chile Vamos y alfil del presidente Sebastián Piñera. Pero la impopularidad del multimillonario mandatario, que fue sentenciado a juicio político por la Cámara de Diputados a causa de su aparición en los Pandora Papers -investigación periodística internacional que continuó a los Panamá Papers y a los Paradise Papers donde apareció el ex presidente argentino Mauricio Macri, aunque aquí sin consecuencia alguna-, relegó a Sichel a un lugar intrascendente.
No obstante, la poderosa derecha chilena, asentada en la clase alta y media-alta, encontró candidato en el pinochetista José Antonio Kast, quien lleva un programa de gobierno de ultraderecha en lo social y ultraliberal en lo económico, es decir, lo que más interesa al poder trasandino.
Si bien las encuestas dan algún punto de ventaja a Kast, salvo un par que se lo dan a Boric, ambos están a años luz de llegar a la mayoría absoluta que se requiere para ganar en primera vuelta. Oscilan entre los 18 y los 25 puntos porcentuales, con un 22% de indecisos y otros cinco candidatos que se reparten el resto de las preferencias, aunque ninguno con probabilidades de incidir en la elección; al menos, a priori.
Luego de subir su programa de gobierno a Internet, Kast lo bajó. Es que arreciaron las críticas por las similitudes con medidas que tomó la dictadura en su momento. Como establecer un “renovado estado de emergencia” con amplias atribuciones presidenciales para allanar hogares e interceptar comunicaciones; el cierre del Instituto Nacional de Derechos Humanos; una “coordinación internacional antirradicales de izquierda”; derogación de la ley de aborto; eliminación de impuestos (fundamentalmente para grandes empresas y sectores sociales acomodados), y minimizar el Estado, son apenas algunas.
Boric, nacido en 1986, es abogado y diputado por la Región de Magallanes y Antártica Chilena desde 2014. Ejerció la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, donde sucedió a la dirigente comunista Camila Vallejos, quien durante las durísimas protestas estudiantiles de 2011 adquirió notoriedad mundial. El actual postulante a la presidencia chilena también participó activamente en esas manifestaciones, así como en las que se iniciaron en octubre de 2019.
Luego de las mismas, Gabriel Boric fue uno de los que firmó el “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución” que puso fin al estallido social.
Y así, también entre extremos, Brasil votará en 2022 entre Lula da Silva y el neofascista Jair Messias Bolsonaro.
¿Votará entre extremos en 2023 la sociedad argentina?