Los históricos “dueños de la Argentina” están tan envalentonados que uno de sus miembros, Federico Braun, presidente de La Anónima, una de las megaempresas que fijan los precios de los alimentos en el país, salió del anonimato para decirle a la mayoría de la población que su aporte para combatir la inflación es “remarcar precios todos los días”. Lo hizo en junio de 2022, en el marco de la jornada «20 años de AEA» (Asociación Empresaria Argentina). La pregunta se la había realizado el secretario de redacción del diario Clarín, Ricardo Kirschbaum. Todo entre risas, claro. Porque era “un chiste”.
A confesión de parte, relevo de pruebas…
Ahora bien, ¿quién es Federico Braun? El tío de Marcos Peña Braun y de Miguel Braun, jefe de Gabinete y secretario de Comercio, respectivamente, del gobierno de Cambiemos (2015-2019), es junto con sus sobrinos uno de los herederos de una de las mayores fortunas del país. ¿Y cómo se forjó esa fortuna? Bien, tenemos que remontarnos al último cuarto del siglo XIX, cuando el español oriundo de Asturias, José Menéndez, comenzó a adueñarse de Tierra del Fuego desplazando violentamente a los pueblos que allí vivían, es decir, los aonikenk y los selk’nam (o tehuelches y onas, como aprendimos inocentemente en la escuela primaria), luego necesitamos recordar el fusilamiento de más de 1.500 peones rurales entre 1920 y 1922 en Santa Cruz en los sucesos conocidos como Patagonia trágica o Patagonia rebelde, la dictadura instaurada en 1955, la iniciada el 24 de marzo de 1976 y la de Augusto Pinochet en Chile.
¿Y que es toda esta ensalada? ¿Qué tiene que ver aquel decimonónico asturiano José Menéndez con el actual presidente de La Anónima, Federico Braun, y con los ex funcionarios nacionales Marcos Peña Braun y Miguel Braun? Todo tiene que ver con todo. Que nos hayan hecho creer que nada tiene que ver con nada y que todos esos acontecimientos no tienen ninguna conexión es lo que se encuentra en la base de “la historia oficial”, aquella que nos habla de “pioneros abnegados y hombres intachables que forjaron esta tierra”.
Colonización violenta y para pocos
«En 1882, José Menéndez funda su primera estancia en San Gregorio, a orillas del estrecho de Magallanes, justo en uno de los paraderos tradicionales de los aonikenk (tehuelches)”, le contó a la comunidad de periodistas patagónicos En Estos Días el historiador y escritor español José Luis Alonso Marchante, también asturiano como José Menéndez y autor de dos libros claves para entender gran parte de la violenta colonización del sur argentino a manos de unas pocas familias: “Menéndez, rey de la Patagonia” (2014) y “Selk’nam: genocidio y resistencia” (2019). Como dijimos, los selk’nam nos los enseñaron en la escuela como “onas”.
Mauricio Braun trabajó para José Menéndez -entre otros estancieros-, hasta que a los 25 años inició sus propios negocios. Y en 1895 se casó con Josefina Menéndez-Behety, hija de José Menéndez. La flamante familia Braun-Menéndez se terminó adueñando de casi el 100% de Tierra del Fuego. ¿Cómo? Lo investigó el historiador Alonso Marchante. Y así se los contó a En Estos Días:
«En el largo proceso de investigación, estudié documentos y testimonios de la época que acreditan suficientemente que las matanzas y abusos contra los pueblos originarios están en el origen de la fastuosa fortuna de los Braun-Menéndez. Por ejemplo, en Tierra del Fuego, donde esta familia era dueña de casi el 100% de las tierras útiles para la ganadería, los selk’nam (onas) fueron desalojados violentamente de su territorio hasta el punto de perpetrarse un genocidio, ya reconocido oficialmente por el Congreso chileno”.
“Cuando analicé los archivos salesianos, cuya misión de La Candelaria era vecina a las estancias de los Menéndez, los propios religiosos señalaban a sus empleados como reputados ‘matadores de indios’. Las mujeres y los niños eran capturados y, posteriormente, muchas de estas personas fueron deportadas forzosamente a la isla Dawson, un traslado que se hacía a bordo del vapor ‘Amadeo’, el barco propiedad de Menéndez”.
Todos unidos ganaremos
Fue en 1908 cuando José Menéndez y Mauricio Braun unieron sus empresas “dando lugar a la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, que comenzó con almacenes de ramos generales, estancias y una flota naviera propia. Desde los inicios, debido a lo largo y complicado del nombre, los habitantes de la Patagonia bautizaron a la nueva empresa como La Anónima”, se puede leer en la web oficial de la megacompañía.
Pero retornemos en la máquina del tiempo unos años, concretamente hasta 1878, cuando comenzó la Conquista del Desierto comandada por Julio Argentino Roca. Esta extraña conquista -¿un desierto poblado por comunidades milenarias?- se extendió hasta 1885. José Menéndez, como ya dijimos, inició la apropiación de Tierra del Fuego en 1882. Todo coincide.
Tras el robo a sangre y fuego de las tierras del sur a las poblaciones originarias de la mano de Julio Argentino Roca, estas fueron repartidas entre familias de la aristocracia argentina y escrituradas en la Casa Adolfo Bullrich y Cía. (de los Bullrich de toda la vida), que en ese entonces también “ubicaba” en casas de familias porteñas a “indios” y “chinas” sobrevivientes, a fin de que se encarguen de las tareas domésticas.
El listado actual de “los dueños de la Patagonia” lo encabeza el italiano Grupo Benetton con 900.000 hectáreas, seguido por la Familia Menéndez con 750.000 hectáreas. La familia Menéndez no es otra que los Braun-Menéndez. En el tercer lugar del podio aparece María Behety, descendiente de Josefina Menéndez-Behety, quien tiene domicilio en Río Grande, Tierra del Fuego, y es dueña de 767.000 hectáreas que incluyen “el galpón de esquila más grande del mundo”. Todo sigue coincidiendo. ¡Cuántas coincidencias! Pero hay muchas más.
La historia de La Anónima nos explica por sí misma porqué entre 1910 y 1914 no le permitieron a Ezequiel Ramos Mexía colonizar la Patagonia para lanzar desde allí un plan de industrialización nacional. O porqué desoyeron a Carlos Pellegrini, el más lúcido industrialista argentino, quien a finales del siglo XIX les dijo a los terratenientes que había que usar las pornográficas utilidades del “granero del mundo” para desarrollar la Nación al estilo de EEUU: el proyecto de la burguesía terrateniente fue y es mantener a la Argentina como un país de economía primaria, con algunos viviendo muy bien y la inmensa mayoría corriendo detrás de los remarcadores de precios
La Patagonia trágica y la estancia “Anita”
En su trabajo “Obreros y huelgas patagónicas”, la docente e investigadora de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Betina Ferrante, detalló que para 1920 “el grupo económico hegemónico en la Patagonia argentina y chilena estaba constituido por los fundadores de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia. ‘La Anónima’ se había constituido en 1908 a partir de la unión comercial de José Menéndez y Mauricio Braun, representantes de los dos grupos empresariales más importantes, con objeto de comercializar las lanas de la región del sur argentino”.
“Ante este enorme poderío fue que comenzaron los reclamos de los peones rurales a partir de 1920, pidiendo reivindicaciones mínimas como cobrar en moneda nacional y no en vales o cheques”. Los vales los tenían que cambiar por comida en…los almacenes de ramos generales de La Anónima.
“El conflicto puede dividirse en dos partes -explicó Ferrante-. En una primera parte, el gobierno de Hipólito Yrigoyen envió al ejército a cargo del Coronel Benigno Varela, quien ante las condiciones en que vivían los peones solicitó a los estancieros que firmen el pliego de requerimientos. Pero los hacendados se mostraron indignados con el ejército y el gobierno y la mayoría se negó a firmar. Se sucedieron entonces más huelgas y levantamientos, por lo que los estancieros presionaron al gobierno, que volvió a enviar al Coronel Benigno Varela, pero esta vez -y hasta 1922- reprimió brutalmente a los obreros y fusiló aproximadamente a 1.500”.
Ese número, que surgió de la encomiable investigación del historiador y escritor argentino Osvaldo Bayer, sería muy superior, afirman distintos investigadores, pues no incluye a los aborígenes masacrados.
El historiador español Alonso Marchante contó que “en 1921, los principales fusilamientos de los peones rurales en Santa Cruz tuvieron como escenario la estancia “Anita”, propiedad de Mauricio Braun y su esposa Josefina Menéndez-Behety, la hija mayor de José Menéndez. Por supuesto, estas coincidencias no fueron casuales. Fue en este período de cuatro décadas (desde que José Menéndez comenzó a adueñarse de Tierra del Fuego a costa de ‘tehuelches’ y ‘onas’ hasta que finalizó la llamada Patagonia trágica en 1922) cuando se dio forma al gran latifundio ganadero que va a monopolizar la misma familia de terratenientes».
Austral, una aerolínea ¿privada?
Luego del golpe de Estado de 1955, en el año 1957 La Anónima junto con otros socios, como la familia Reynal, fundaron la primera aerolínea nacional privada: Austral Líneas Aéreas. Aunque ya veremos que fue privada “de mentirita”.
Entre 1957 y 1979, Austral hizo turbios negocios con el Estado, que con el tiempo se convirtió en su principal acreedor. Luego de un periodo en que hubo una dispersión del capital de la aerolínea, en 1979 -pleno auge de la dictadura cívico-militar- se reconcentró todo en manos de los Braun-Menéndez-Reynal. Como Austral estaba en quiebra, al año siguiente La Anónima se la vendió al Estado.
Hubo una “interna” en las Fuerzas Armadas pues la Fuerza Aérea se negaba a comprarla y quería que se aplicaran las leyes mercantiles vigentes. Pero finalmente se impuso la postura del “liberal” y “antiestatista” ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz: la estatizó, como en 1983 la dictadura estatizaría las deudas privadas de casi todas las grandes empresas argentinas (incluido el clan Macri, por supuesto). Ergo: todos y todas asumimos la quiebra de los descendientes de los “pioneros abnegados y hombres intachables que forjaron esta tierra”.
Ese hecho está considerado como uno de los mayores actos de corrupción, al tiempo que delito de lesa humanidad.
Por si faltara algo, “al único acreedor privado, el dueño del Banco Latinoamericano, Eduardo Saiegh, lo secuestraron a finales de 1980, lo torturaron y obligaron a liquidar el banco para poder quedarse con las acciones de la empresa” (“La historia de Braun y La Anónima: los vínculos con la dictadura y el macrismo” – Agustín Gulman).
Queda todo en familia
El accionista de La Anónima William Reynal, vale aclararlo, tenía a su primo Alejandro Reynal en el equipo de José Alfredo Martínez de Hoz. Mientras que del otro lado de la cordillera, un integrante de la familia Menéndez fue el principal asesor del tremendo dictador Augusto Pinochet.
Los almacenes de ramos generales creados por Mauricio Braun y José Menéndez en 1908 -ancestros directos del ex jefe de Gabinete de Cambiemos, Marcos Peña Braun, y del ex secretario de Comercio Interior de la misma administración nacional, Miguel Braun– se convirtieron en supermercados y hasta hoy se encuentran entre las principales empresas formadoras de precios en la Argentina.
La Anónima tiene 162 sucursales en 83 ciudades en todo el país, 10 centros de distribución, dos frigoríficos de exportación y un largo etcétera. “Con más de un siglo de actividad ininterrumpida, La Anónima es sinónimo de supermercadismo en la Patagonia y centro del interior del país, posicionándose como la cuarta empresa del rubro en el ámbito nacional y la segunda de bandera Argentina”, nos cuentan desde su sitio web.
Cuando algunos braman que “los populistas” o “los peronistas” o como se los quiera llamar odian a quienes hacen fortunas y “ven mal a quienes hacen dinero”, están equivocados de medio a medio: el tema es cómo se hacen las fortunas.