Escuchando música en general y rock en particular desde muy chico, más de una vez me llamó la atención la cantidad de canciones dedicadas a prostitutas. Pero nunca le di mucha bolilla al tema.
Hace poco, mientras me acompañaba durante una ducha una playlist de rock nacional ochentoso, me puse a cantar, como casi siempre que suena ese tema, el primer corte del primer disco y, para no ser menos, primer éxito del grupo GIT (Guyot, Iturri, Toth), intitulado La calle es su lugar y escrito por el violero Pablo Guyot.
Y el tema de la enorme cantidad de temas dedicados a prostitutas me volvió a hacer ruido. ¿Por qué tantos? ¿Por qué trascienden todos los géneros musicales, aunque en el rock encontraron tierra más fértil? Pensé: ¿Serán todas experiencias personales? No. Muchas sí. Pero todas no. ¿Historias que les han contado a los músicos? Otras muchas, pero todas no. ¿Entonces? Y se me vino automáticamente a la cabeza la palabra “esnobismo”, de esnob: presumido. En términos mucho más simples: queda bien y vende.
Ella es amiga de un pordiosero / Y toma anfetas cuando está mal / Si su cuna fue un triste agujero / ¿Cuál es la culpa que debe pagar?
La calle es su lugar / Ella sabe bien / No va a volver atrás / Ni por uno, ni por veinte, ni por cien
Ana, Ana, Ana / Puede ser feliz igual
Reconozco que La calle es su lugar me parece un temazo. El que más me gusta de GIT. Y ello no cambiará, aunque ahora descubrí un par de cosillas (al menos) lindantes con el esnobismo: Toma anfetaminas cuando está mal … su cuna fue un triste agujero … Ergo, una vida miserable. Luego aparece algo de ¿lástima?: Si su cuna fue un triste agujero, ¿cuál es la culpa que debe pagar?. Y, finalmente, la “romantización de las putas” de la que habla -ya veremos- una musicóloga española experta en género. (Y con todo y a pesar de todo) Ana, puedes ser feliz igual.
Y aquí me planto en materia de analizar letras. Sólo lo hice con esta por lo que me gusta ese tema y porque fue el que me disparó el interés en ir un poquito más allá.
Confieso que ese día, antes de salir de la ducha, ya tenía en mente el título de esta nota. Pues me vino a la cabeza, casi automáticamente, una canción que me pareció en el momento de su aparición y hasta hoy, la más hermosa canción a una prostituta (ya iremos a ella, calma compañeros).
Millones de temas y algunas perlitas
Hay algunas perlitas dignas de traer a colación. Por ejemplo, esas “9 canciones que le dedicaste a tu novia y no sabías que estaban inspiradas en prostitutas”, título de una nota publicada por Cultura Inquieta el 20 de febrero de 2018.
Allí aparecen los éxitos Killer queen (Reina asesina) de Queen; Roxanne de The Police; Call me (Llámame) de Blondie; Con nombre de guerra de Héroes del silencio, y, entre otras, una verdadera perlita: Mama, de Genesis. ¿Por qué? Porque a raíz de la letra, el tema fue considerado como provida (antiaborto) y usado por muchos militantes de esa causa, pero no.
¿No puedes verme aquí, mamá? Mamá, mamá, te pido… ¿No puedes sentir mi corazón? Vaya, escúchame mamá. Me quitas la última oportunidad. No te lo quites, ¿no puedes sentir mi corazón? … En rigor, “habla de un chico enamorado de una prostituta que adora su empleo y, por lo mismo, no está dispuesta a entregar su corazón”.
Una canción que aparece en esa lista pero que amerita una nota entera (o más) es The house of the rising sun (La casa del sol naciente), en la maravillosa versión del grupo británico The Animals, que la grabó en 1964 y provocó un antes y un después de su excelsa versión.
El origen del tema es difuso. Lo sitúan a principios del siglo XX. La grabación más antigua fue realizada por Gwen Foster y Clarence Ashley hacia 1934. Lo cierto es que la cantidad de versiones que se hicieron a partir de allí son incontables. Y la versionaron artistas de primer nivel como, entre otros, Santa Esmeralda, Jimi Hendrix, Bon Jovi, Bob Dylan, Scorpions, Nina Simone, Tracy Chapman, Miriam Makeba (la cantante y activista sudafricana que inspiró el éxito Makeba, de Jain), Gregory Isaacs, Toto, Sinead O’Connor, Joni Mitchell, Los Cinco Latinos y un larguísimo etcétera.
La versión más popular fue la que registró Joan Báez en el ‘59. Pero en 1964, la majestuosa introducción de guitarra que crearon The Animals, y que se repite a lo largo de toda la canción, marcó un antes y un después no sólo en relación a La casa del sol naciente, sino en el rock en general. Una verdadera joyita.
canción de amor para francisca
Ahora bien, la única certeza sobre La casa del sol naciente es que se trataba de un chiringuito de Nueva Orleans, pero nunca nadie pudo determinar su ubicación exacta, como tampoco si se trataba de un burdel o de una casa de apuestas ilegales: 99,99 por ciento, ambas.
Los lunes tienen más perfume
Cuando León Gieco estaba preparando su álbum El fantasma de Canterville (1976), los censores de la dictadura cívico-militar le dijeron que ¡10 de los 12! temas tenía que sacarlos. “La censura fue impresionante, de 12 canciones me dejaron dos. ¿Las otras? Tuve que abrir los canales y volverlas a grabar cambiándoles parte de las letras porque estaban todas prohibidas”, recordó el cantautor de Cañada Rosquin.
Pero hubo tres que, directamente, decidieron no tenerlas en cuenta porque “retocarlas” cambiaría mucho su significado: La historia esta, Tema de los mosquitos y Canción de amor para Francisca. Como los dictadores son grandes carniceros pero en su gran mayoría muy incultos, cuando León grabó el siguiente disco titulado 4º LP en 1978 -aún plena dictadura-, incluyó las tres canciones al final del álbum: no las hizo en el estudio sino que las sacó de un recital en el Luna Park. Y pasaron.
Así tuvimos la enorme dicha de conocer «Canción de amor para Francisca», la -al menos para mí- más hermosa canción de amor a una prostituta.
canción de amor para francisca
Un debate sin medias tintas
El feminismo español está atravesado hace tiempo por una interna a cielo abierto entre dos grupos que tienen posturas -aparentemente- irreconciliables en varios temas. Uno, central, es la prostitución. Aquí también ocurre, pero en el país europeo la cosa es sin rodeos: unas hablan de trabajadoras sexuales que deberían ser legalizadas y contar con equis derechos, y otras, que califican a las primeras como feministas radicales, son abiertamente abolicionistas; creen a pie juntillas que la prostitución es explotación y un vastísimo campo fértil para las bandas criminales que se dedican a la trata de personas.
En el artículo “De Sabina a Perales, los cantautores que romantizaron a las putas (y nunca denunciaron la trata)”, escrito por la colega Lorena G. Maldonado en el periódico El Español y fechado el 13 de septiembre de 2018, Laura Viñuela, musicóloga experta en género, disparó: “Se romantiza a la puta, se la viste como algo que mola (que es estupendo) y se pasa por encima del problema … La prostituta es un personaje que sirve para ilustrar muy bien el bajo fondo y se ha pintado como algo positivo. Pero en realidad es un atrezzo (accesorio) de la figura del músico”.
“En rigor, se trata de lo de siempre, de que se vea la sensibilidad del músico y su capacidad para encontrar belleza en lo malo y en las mujeres de la calle. Parece que quieren redimirlas, pero sólo se ensalzan ellos. La prostituta de las canciones no es real, es un arquetipo más. No se les da voz a las prostitutas reales. Cuando hablan de ellas, el oyente ve la noche, el bar, el humo, y al tipo de mujer de la que hablamos”, añadió, lacerante, Viñuela.
Continuó: “Yo soy abolicionista, y me preocupa que se presente a la mujer prostituida como algo positivo. ¿Qué hay de bonito en eso? Entiendo, por un lado, que quieren humanizar a una figura deshumanizada, pero en el fondo no hay nada bonito. Son mujeres que llevan una vida que no querríamos: ve a una clase de primer año de la ESO (escuela secundaria) y pregunta. Ninguna niña quiere ser puta. Tampoco ningún niño. El problema es que nunca se ha hecho desde la denuncia”.
canción de amor para francisca
En el final de un artículo digno de ser leído, Laura Viñuela apuntó: “Otro argumento flojo es este que habrás escuchado de los tipos, incluso amigos, que te dicen ‘no, pero si yo a las prostitutas las trato muy bien, hablo con ellas’ … Ya, pero ellas están hablando contigo porque eres un cliente y el cliente tiene que marcharse satisfecho. No te hagas la ilusión de que eres diferente al resto’”, sentenció.
En una casa del barrio San Pedro
Francisca -nombre real o no, lo mismo da- vivía en el barrio San Pedro de Cañada Rosquin, la ciudad natal de León, quien le dedicó una canción de amor con mayúsculas.
Francisca no es un accesorio del músico, es una mujer con la que uno empatiza desde el minuto cero. Francisca no “mola”, la pasa muy mal. León denuncia: “Nadie le ofrece algún trabajo porque tienen miedo de quedarse sin ella”. León no habla con Francisca: le da voz.
En una casa del barrio San Pedro / Francisca muestra todo su cuerpo / pone el dinero entre sus senos / toma un vino negro y algunas ginebras
Viste de verde, viste de rosa / y se desviste muy silenciosa
Y luego llega esa parte medular de la canción. Y juro y perjuro que cada vez que la escuchábamos a los 15, 16, 18 años y más, nos íbamos a pasar el lunes con Francisca y su hijita, a pasar un día hermoso de campo en el que todas las mierdas quedaban en el olvido…
Los lunes que no trabaja Francisca / con una canastita con flores y su hijita / van a correr por el monte, los caminos y los campos / Ella dice que los besos, los gorriones y las flores … los lunes tienen más perfume
En una habitación del fondo de la casa / los hombres pasan, los hombres pasan / Nadie le ofrece algún trabajo porque tienen miedo de quedarse sin ella / Piel de canela, ojos de pasto / cabellos largos y aliento a trigal
Los lunes que no trabaja Francisca / con una canastita con flores y su hijita / van a correr por el monte, los caminos y los campos / Ella dice que los besos, los gorriones y las flores … los lunes tienen más perfume
¡Qué belleza León, qué belleza!
Una duda: ¿Los dictadores habrán prohibido la canción porque hablaba de prostitución? ¿O porque tenían miedo de quedarse sin ella?