Se fue el 2020 y sus últimos minutos les dedicaron a los habitantes de Ignacio Correas la brisa fresca y una luna llena que todo lo iluminaba. El silencio se quebraba con las charlas amenas de las familias en cada una del centenar de casas que hoy conforman esta apacible localidad rural ubicada en la zona al sur del Partido de La Plata, a 19 km de distancia del centro de la ciudad y a cientos de decibeles menos del ruido citadino.
Cuando dieron las doce de la noche, se pudo escuchar el choque de todas las copas y el deseo ferviente de que el 2021 deje atrás con creces las penurias y sinsabores que acarreó el pandémico 2020. Y es que si bien Correas resultó una burbuja sanitaria en los primeros tiempos del aislamiento social preventivo y obligatorio, cuando los controles comenzaron a relajarse, volvió a resurgir el flujo de turismo rural que años anteriores iba incrementándose poco a poco, fundamentalmente con los ciclistas, y con ello el temor de sus habitantes.
EN LA BUSQUEDA DEL AIRE PURO
A medida que la primavera se fue acercando, las siestas de los fines de semana convirtieron a esta pequeña localidad platense en uno de los destinos elegidos para detener los vehículos a la vera del camino y bajar las reposeras para tomar unos amargos, o a transformar sus calles despejadas y soleadas en hermosos senderos para caminatas saludables.
Esta invasión turística generó en un primer momento cierto escozor entre los vecinos que veían como su paz comenzaba a resquebrajarse con autos que circulaban a mayor velocidad de lo acostumbrado, visitantes que se detenían en la primer sombrita que encontraban a tomar mate sin reparar si estaban invadiendo o no la privacidad de los vecinos y, sobre todo, esa costumbre de olvidarse por unas horas del tapabocas, lo que generaba una razonable inquietud.
Por aquellos días incluso surgieron algunas conversaciones entre los vecinos tendientes a generar algún parate a esta situación, al punto que los tres comercios que hay en el pueblo tuvieron que restringir la venta de bebidas y comidas al paso para mantener cierta calma entre los pobladores.
Pero en la medida que todo se fue relajando mucho más en la Ciudad, las visitas se hicieron más numerosas y el paso obligado para los ciclistas hicieron que la atención a “los turistas” comenzara a percibirse también como un saludable ingreso de dinero para los comerciantes de la zona, por lo que comenzaron a organizarse distintos eventos culturales con protocolos sanitarios para atraer también a los visitantes y cambiarle en parte el ritmo al pueblo, aunque sin nunca perder lo que caracteriza al mismo: el aire puro, la tranquilidad y la sensación de que pocas cosas pueden arruinarte el día.
EN BUSCA DE AVENTURAS
Si hay algo que dejó como marca indeleble para Ignacio Correas este 2020 fue convertirse en paso casi obligado para los miles de ciclistas que salen en grupos a recorrer las rutas interurbanas de la zona y los caminos rurales con la idea de escaparle a la jungla de cemento.
Con la aparición de las nuevas tecnologías los amantes de la bicicleta comenzaron a moverse según los datos que les brindaban colegas que dejaban grabadas sus aventuras en aplicaciones para celulares que sirven de total guía para quienes salen a pedalear en grupo o en solitario.
Una de esas App es por ejemplo wikiloc, y cuando se busca en la misma distintos circuitos que incluyan a Ignacio Correas en su paso para realizar caminatas, running, canotaje o ciclismo, arroja un resultado de 2080 rutas, las que para resumirla en variantes realmente distintas, se podría alcanzar al menos 80 circuitos diferentes que invitan a la aventura.
Algunas rutas son: Complejo Chimangos (Correas) a Pulpería La Vasquita (El Pino) 29,06 km; Recorrida por arroyo el Pescado 2,3 km (ver video), Correas – Bavio – Payró – Arditi – Correas 57,52 km; Ignacio Correas – Laguna de Bavio 46,49 km; Correas – Oliden 27,92 km; Camino de los Higos 55,87 km, Tolosa – Correas 23km.
También Correas – Ferrari 33,53 km, Laguna Escondida Arroyo el Pescado 2,56 km; y Humedales Cajaraville 8km. o
Es así que el viejo almacén de Ramos Generales del pueblo “El Beto”, siempre manejado por la familia Montes de Oca, se adecuó a las nuevas tendencias y se trasformó en punto de contacto casi obligado para los ciclistas, ya que sacó sus mesas afuera y varió gran parte de los servicios que ofrecía para adecuarse a sus necesidades. Los mismo hicieron el Almacén “Agustina” y la Verdulería “lo de Nino”, quienes también variaron sus estrategias comerciales.
Pero estos tres comercios no son los únicos que se vieron favorecidos por la ola turística que levantó a Correas de la depresión económica que provocó la pandemia. También se fortalecieron comercios como la Hostería Chimangos, Las Gardenias (Velas Aromáticas), Artesanías en cuero “Cocodrilo que Duerme” y la huerta orgánica que ofrece el servicio de comprar lo justo para hacerte la ensaladita con la verdura que elige de la misma planta.
POR SI LAS MOSCAS
Pero estos tiempos de recuperación económica no dejaron atrás los reclamos de los habitantes de Correas por problemas que son ya moneda corriente y tornan muy poco amigable vivir en este pueblo rural. El primer tema que plantea cualquier vecino es la invasión de moscas producto de que un criadero de pollos no trata como corresponde el guano que produce y cuyo dueño se ha encargado de esquivar desde hace años las multas y cierres preventivos que le aplicó la justicia. Sin dudas que el hombre pesa políticamente más allá del gobierno de turno que esté y de continuo los reclamos caen en saco roto y las moscas continúan mortificando a todo el que esté en este plácido lugar.
Otro de los temas que complica la vida en el pueblo son los cortes de luz reiterados y la baja tensión que reciben algunos vecinos. Quienes sufren más esta situación (varias veces por semana, incluso), son quienes dependen de lo que EDELAP denominó Ramal Camacho. Al parecer la empresa de distribución eléctrica nunca termina de reparar los transformadores de dicho ramal y ya el hartazgo de los vecinos comenzó a ser “CUESTIÓN DE PUEBLO”, ya que la luz es muy necesaria en esta zona porque el agua se extrae con bombeadores y las comunicaciones se realizan vía wi-fi, ya que al no haber antenas de telefonía cerca, el servicio es deplorable.
Por último en el ranking está la mala mantención de la cinta asfáltica (incluso figura asfaltado todo un tramo de camino que nunca se terminó) y la limpieza de las podas y la recolección de basura, Hay semanas que la montaña de residuos se acumula y es un foco infeccioso para todos los vecinos.
Vale destacar que si hay algo que ha caracterizado a los vecinos de Correas en estas últimas décadas fue la lucha por el aire puro y la protección de la naturaleza. Se encargaron de organizar la limpieza del arroyo el Pescado (otro punto turístico de la zona) varias veces, lo mismo que peticionar ante las autoridades la protección de los humedales, ante la posibilidad del pasaje de la extensión de la Ruta 6 por la zona o por la descontrolada incursión inmobiliaria que buscó conformar barrios privados en campos que no se pueden subdividir, o que entregan papelitos de colores por lotes que están en zonas totalmente inundables y que no se podrían ocupar porque son un reservorio natural de flora y fauna.
Un poco de historia
Ignacio Correas, es una zona de chacras con una intensa actividad agropecuaria, aunque también cuenta con un creciente número de quintas de fin de semana que transformaron con el paso de los años su paisaje.
La fecha de fundación de la localidad fue el 15 de mayo de 1887, el mismo día que se habilitó oficialmente el ramal ferroviario entre La Plata y Magdalena, con un apeadero para pobladores rurales y carga y descarga de encomiendas en la zona.
Sin embargo la estación recién fue inaugurada el 14 de diciembre de 1914 y es a partir de allí que comenzaron a poblarse los terrenos contiguos.
En el 2020 Correas cumplió 133 años, pero no pudo celebrarlo debido a la cuarentena. Sin embargo esto no modificó en nada a los pobladores de este paraje, ya que en realidad solo una vez el gobierno de turno, en toda su historia se había dignado de realizar un acto oficial de celebración. Fue en 2019 y tomó de sorpresa a todos sus habitantes.