Este es el momento de la pandemia en el que hay que considerar la vacunación de menores de 18 años, dado que tenemos vacunas autorizadas para esta franja etaria, y porque necesitamos avanzar en la vacunación de nuestra población para alcanzar y asegurar la inmunidad comunitaria.
En mayores de 18 años, un porcentaje superior al 90% ha recibido alguna de las vacunas para Covid-19, por lo cual los grupos más vulnerables y más expuestos están cubiertos. Aproximadamente el 4% de los mayores de 18 no ha recibido alguna de las vacunas para Covid-19, lo cual no deja de ser un dato alentador, pues es un número bajo comparado con otros países.
Para mayores de edad están liberadas la primera y segunda dosis en nuestra provincia, y esto ha facilitado mucho el proceso de vacunación. Sin embargo, para avanzar con la inmunización es necesario incluir a los menores de 18 años.
Hasta ahora, en el país se han aplicado más de 55 millones de dosis (31 millones de primeras dosis -67% de la población- y 24 millones de segundas dosis -53% de la población-), y para lograr la inmunidad comunitaria es necesario incrementar este porcentaje. Esto es crucial para contener una potencial transmisión comunitaria masiva de la variante viral Delta.
Para menores de 11 años existen en el mundo 4 vacunas autorizadas: Sinovac, Sinopharm, Pfizer y Soberana 2. En nuestro país, las vacunas autorizadas para chicos de 12 a 17 años son 3 (Pfizer, Moderna y Sinopharm), mientras que para la franja etaria de 3 a 11 años, sólo la Sinopharm.
Esta vacuna contiene el virus SARS-CoV-2 inactivado y el componente alum como adyuvante, por lo cual se trata de una vacuna muy segura, como lo han sido otras basadas en la misma plataforma: poliomielitis o Salk, hepatitis A, hepatitis B, virus de papiloma, difteria, tétanos, neumococo, Haemophilus, etc.
La mayoría de nosotros hemos recibido vacunas con alum como adyuvante, porque hasta hace relativamente poco tiempo este adyuvante era el único aprobado. Por lo tanto, sabemos que se trata de vacunas seguras que sólo han mostrado reacciones adversas mínimas.
Además, estas vacunas no han mostrado problemas a largo plazo ya que se utilizan desde hace más de 50 años (fue descripto su uso en 1931 por Gleny).
Así las cosas, el empleo de la vacuna Sinopharm en menores de 12 años es muy seguro, como lo ha sido en adultos en Argentina, siendo la que mostró los mejores parámetros de seguridad, pues tuvo el menor número de reacciones adversas.
LOS CHICOS PUEDEN CONTAGIARSE, ENFERMARSE Y TRANSMITIR EL VIRUS A TERCEROS
La vacunación en niños y niñas de 3 a 11 años de edad ha sido también en nuestro país cuestionada, como lo fue anteriormente en adultos. Esta discusión no debería focalizarse en el riesgo de las vacunas, sino en si realmente aportaría beneficios en esa edad, y si es necesario vacunar chicos y chicas. Esta duda surge porque sabemos que en menores de edad el riesgo de progresión a formas graves y muerte es mucho menor que en adultos y suele desarrollarse, en la gran mayoría de los casos, como una enfermedad asintomática o leve.
Por lo tanto, la pregunta que uno puede formularse es porqué vacunar niños y niñas si la enfermedad no tiene mayor riesgo. Pues bien, debemos decir que en este rango de edad los chicos pueden contagiarse, enfermarse y transmitir el virus a terceros.
El 14% de los chicos pueden presentar un Covid-19 persistente; en menores de 1 año de edad se han observado formas graves, y en Estados Unidos 1 de cada 3 niños hospitalizados en 2021 han sido derivados a la unidad de cuidados intensivos, en proporción similar a lo que se observa en adultos. Inclusive, en ese país la curva de fallecimientos en menores se ha incrementado en 2021 con la irrupción de la variante Delta. Estas formas graves de Covid se han observado principalmente en chicos con comorbilidades (problemas pulmonares, cardiovasculares, diabetes, inmunosuprimidos, discapacidades, etc).
Esto muestra la importancia de la vacunación en menores de edad con comorbilidades para evitar una enfermedad sintomática severa. Luego, es importante avanzar sobre menores sin riesgo, principalmente para evitar la transmisión del virus
Hasta la fecha, en la provincia de Buenos Aires se han registrado más de 180 mil de casos confirmados por laboratorio de Covid-19 entre 0 y 18 años, siendo el número de fallecidos de 152.
La franja etaria principal de contagios fue de 15 a 18 años, mientras que la de los fallecimientos fue de 0 a 1 año de edad. Estos números reflejan aquí también la necesidad de avanzar con la vacunación en menores de 18 años.
EL ÁMBITO ESCOLAR, CLAVE
En la comunidad escolar es donde se concentran los no vacunados, y es una edad donde los chicos tienen una intensa actividad e interacción social, siendo de esta manera un grupo vulnerable al contagio.
La entrada del SARS-CoV-2 a una burbuja en la escuela genera el contagio masivo del grupo, luego los menores infectados llevan el virus al entorno familiar, y allí existe el riesgo de que se enfermen no vacunados e incluso vacunados con comorbilidades.
También debemos considerar, al momento de decidir si vacunar o no, que en estos casos el individuo infectado, así como la burbuja completa de la cual forma parte y su entorno familiar deben aislarse, con la complicación que eso implica.
Por el contrario, tener a los menores vacunados genera una mayor tranquilidad para el mismo chico, la burbuja, su grupo de amigos y su familia. De esta manera, el individuo vacunado podrá desarrollar su actividad social y educativa con otra seguridad (escuela, cumpleaños, deportes, etc). Se estima que durante la pandemia aproximadamente 1,5 billones de menores se han aislado en sus hogares debiendo suspender sus actividades escolares y sociales, y esto ha impactado negativamente en su salud.
Se ha demostrado que la vacunación para Covid-19 no evita el contagio viral pero sí la enfermedad severa, las hospitalizaciones y la muerte con una elevada eficacia. Sin embargo, existe información científica que demuestra que las actuales vacunas controlan la circulación viral porque reducen la carga viral, al comparar un vacunado infectado y un no vacunado infectado; además, en el vacunado el virus desaparece más rápidamente que en el no vacunado, y al no tener síntomas se controla mejor la transmisión viral a terceros. Esto es lo que ha ocurrido en Argentina a partir del mes de mayo en que comenzó a controlarse la circulación viral con las vacunas en adultos, lo cual derivó en un marcado y sostenido descenso en las curvas de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos.
Por lo tanto, en este momento de la pandemia es crucial acelerar la vacunación a chicos de 3 a 11 años y continuar con los de 12 a 17 años, dado que son las franjas etarias que socialmente están más expuestas al virus.
Avanzar con la vacunación sobre menores de edad (aproximadamente el 30% de la población total de nuestro país) incrementará el porcentaje de la población vacunada y esto nos permitirá alcanzar la inmunidad comunitaria que nos llevará a una forma de vida más normal.