Es en este contexto de pulseada clave, donde algunos de los sectores más poderosos del país creen ver la oportunidad histórica de enterrar a ese viejo enemigo que consideran al peronismo y a su versión más popular de la actualidad que es el kirchnerismo.
Es claro que quienes se entusiasman con esa posibilidad, sea desde la oposición política, los medios de comunicación más poderosos enfrascados en una verdadera guerra santa contra el gobierno y grupos empresarios que prefieren reducir ganancias, antes de someterse a las más elementales regulaciones, están jugando fuerte en la coyuntura.
Hijos muchos de ellos de la vieja oligarquía terrateniente que amasó su fortuna a partir de las tierras usurpadas, luego de lo que en la actualidad sería considerado un genocidio de los pueblos originarios.
Este poderoso conglomerado que tuvo en el macrismo su gran “esperanza blanca”, se desencantó por los delirios metodológicos de la anterior administración, pero aún elogian de ella alguna de sus características, la principal: la falta absoluta de controles y regulaciones a la actividad privada. Es el mismo principio enarbolado por Javier Milei en sus desatinos libertarios, pero que comparten dentro y fuera de su espacio político y, en especial, amplios sectores del empresariado, que muchas veces caen en una miopía poco menos que imperdonable.
Se ilusionan con la derrota electoral del oficialismo en las PASO, pero no advierten el crecimiento de una izquierda con la cual será mucho más difícil acordar y que de la mano del deterioro de la situación social, prácticamente no deja día sin marcar su presencia en las calles.
Una radicalidad política, que para ciertos sectores se debe reprimir a como dé lugar, sin recordar las consecuencias institucionales de algunos excesos en esa represión.
LOS PRECIOS
Por estas horas el gobierno apunta todos sus cañones a hacer cumplir el congelamiento de precios hasta el 7 de enero para 1.432 artículos de consumo masivo, listado que se critica, entre otras cosas, porque incluye bebidas alcohólicas o alimentos para mascotas.
Entre los cuestionamientos más fuertes estuvo el del presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Mario Grinman, quien sostuvo que «en un Gobierno democrático no se puede obligar a nadie a producir a pérdida», mientras advirtió que hay empresas que se pueden «fundir» por la medida. En ese marco, Grinman negó que se tratase de una “amenaza” sus dichos del día miércoles, en los que advirtió sobre un posible “desabastecimiento” a raíz del congelamiento de precios, lo que generó la airada reacción del flamante secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti.
Junto a gran parte del sector empresario y la casi totalidad de medios hegemónicos, desde la oposición se aprovechó la medida para cuestionar las recetas “intervencionistas” del Gobierno, con el argumento de que “siempre fracasaron”, mientras una vez más insistieron en la necesidad de bajar el gasto público, como único mecanismo de tinte monetario capaz de frenar el desborde de precios. Es decir la misma receta que eyectó a López Murphy del ministerio de Economía durante el Gobierno de la Alianza o que llevó al megaendeudamiento macrista , que por añadidura terminó con niveles de inflación aún mayores a los que hoy se muestran desbordados.
Es cierto que un congelamiento indefinido de precios es impracticable e ineficiente, pero no es menos cierto que estas medidas temporales han servicio en otras ocasiones para frenar la pelota hasta poder desarrollar una estrategia más perdurable y en otras condiciones, como ser con un posible acuerdo vigente con el FMI que pueda desalentar las expectativas devaluatorias, que están detrás del desborde de precios del último mes y medio. Es decir un cambio de expectativas que modifique la inercia inflacionaria, que se constituye en uno de los principales factores del recrudecimiento de la suba en los precios.
Por estos días crece la presión para un acuerdo rápido con el organismo internacional, que difícilmente se concrete antes de que se definan algunas de las condiciones que reclama el país y que se encuentran en estudio: La principal, una rebaja en las sobretasas que cobra el organismo a los países que tienen deudas superiores a las que le corresponde por sus aportes como asociado, como es el caso de la Argentina.
Mientras tanto, en las últimas horas se advirtió que desde el Fondo se buscaría Incluir el déficit cuasifiscal del BCRA en el análisis de la sustentabilidad de la deuda, lo que constituye una novedad ya que antes el FMI no contemplaba este rubro en la discusión de un acuerdo.
Sucede que tenemos un déficit cuasifiscal cercano a 3 puntos del PBI, producto a que en 2019 pagamos una tasa de Lebac y de pasivos remunerados del BCRA muy altas y en 2020, si bien bajó mucho la tasa, hubo que asistir por la pandemia del coronavirus. Esto implicó emisión y para frenar los precios, se esterilizó efectivo a costa de aumentar mucho el stock de Leliq y pases pasivos. En este contexto es que la Argentina se encuentra con un stock alto de estos instrumentos de deuda que pagan una tasa inferior a la inflación.
Todos estos datos y la inminencia de las elecciones legislativas llevaron a que una vez más se recaliente el dólar paralelo, que muchos consideran el único real porque es al cual se puede acceder, consagrando una falacia porque todas las importaciones se efectivizan por el mercado oficial. Una interpretación que ya generó un enorme perjuicio en los inicios del gobierno macrista cuando se convalidó el valor del blue como real, provocando una gigantesca devaluación que golpeó de lleno en los ingresos de las franjas más humildes de la población.
EL DOLAR
El viernes el dólar paralelo cerró a $ 195, su máximo valor histórico equiparando la cotización a la registrada el 23 de octubre de 2020. El dólar informal acumula así un salto de $9,50 en las últimas 4 jornadas, al pasar de los $185,50 al valor de este viernes, pero a diferencia de hace un año cuando la brecha registró un récord del 150%, ahora se ubicó en el 96,2%, su mayor nivel desde el primer día hábil del año cuando llegó a 94,8%.
Es claro que ese valor del dólar no es equivalente a este momento, dado que –inflación mediante- ese dólar debería valer unos $297. Pero no es menos cierto que las presiones devaluatorias, se incrementan por estas horas casi al mismo ritmo en que crece la pobreza y la indigencia.
Esas presiones atentan contra el objetivo oficial de reducir la brecha, bajando el techo y no subiendo el piso del valor del dólar, es decir sin una megadevaluación.
En tanto, la última medición del Indec muesta que los precios de los productos que integran la Canasta Básica Alimentaria registraron en septiembre un incremento de 2,7% y la Canasta Básica Total, que además de alimentos reúne indumentaria y transporte aumentó 3,2 % . Es decir que para pareja con dos niños de corta edad necesitaran percibir ingresos por $ 30.013,82 para comprar la cantidad de comida mínima para la subsistencia y no caer en la indigencia, en tanto que el mismo grupo familiar necesitó contar con ingresos por al menos $ 70.532,46 para ubicarse sobre la línea de pobreza.
Estos datos, que en parte explican el resultado de las PASO, también le demandan al Gobierno hacer del control de precios su principal política de Estado, si quiere salir de la encerrona en que desde la oposición y su propia incapacidad para retener las divisas que dos años de un superávit comercial histórico le generaron.