Por Guillermo Docena* (especial para 90 Líneas)
¿Es una medida acertada la que tomó el gobierno nacional de dejar de ser miembro de la Organización Mundial de la Salud?
Sin dudas que ser parte de la OMS, como lo son 194 países, es una ventaja desde el punto de vista sanitario para nuestro país. Desde el año 1948, Argentina forma parte de la OMS, y esto ha generado ventajas directas e indirectas que incluyen:
- El acceso a información epidemiológica y a redes de vigilancia mundial
- El aporte de datos de nuestro país, considerando que existen en Argentina laboratorios de vigilancia, como el ANLIS Malbrán, que son laboratorios de referencia
- El acceso a tratamientos y vacunas (a través del Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud -OPS-) a menores costos
- Formar parte de programas internacionales de cooperación relacionados con Salud
- Intervenir en la toma de decisiones globales de emergencia sanitaria o alarmas sanitarias, etc.
Por lo tanto, dejar de ser parte de la OMS nos restringirá de información clave para la toma local de decisiones sanitarias, y limitará sustancialmente nuestra capacidad de respuesta frente a crisis sanitarias como la recientemente transcurrida; nos hará perder el acceso a la compra de vacunas a menor costo, lo cual es fundamental considerando la complejidad de nuestro calendario de vacunación nacional, y perder la capacidad de trabajar en forma articulada con la OMS y los países que la integran.
Erradicación de enfermedades
Históricamente, la participación de la Argentina en la OMS ha tenido un impacto positivo como ha sido en la erradicación de la viruela; declaración de nuestro país como libre de malaria o en el control de la polio, y la reciente decisión de salir de la OMS tiene un balance netamente negativo.
Efecto negativo sobre numerosos programas sanitarios
Por otro lado, también se verían afectados programas sanitarios nacionales como los de VIH, dengue, tuberculosis, Chagas, etc, dado que dependen de la interacción con la OMS y la OPS. Si bien la OPS depende directamente de la OEA (Organización de los Estados Americanos), salir de la OMS afecta la relación directa entre Argentina y la OPS (problema que podría subsanarse, pero ello requeriría de gestiones adicionales que pueden llevar mucho tiempo restablecer).
Enfermedades infecciosas
También se perdería el acceso a guías actualizadas en materia de Salud Pública para prevenir o detener la propagación de enfermedades infecciosas, y a iniciativas globales de acceso a información y adquisición de insumos sanitarios.
No se pierde soberanía sanitaria por estar en la OMS
Asimismo, el hecho de pertenecer a la OMS no implica recibir instrucciones sobre política sanitaria. Cada país es independiente en cuanto a la toma de decisiones y, por lo tanto, mantiene la soberanía sanitaria.
Por otro lado, los países miembros no reciben financiación directa de la OMS y deben hacer aportes para que ésta funcione. Argentina aporta aproximadamente 10 millones de dólares por año y esto nos da acceso a los beneficios antes mencionados.
Habrá otras pandemias
Es importante resaltar que en el contexto actual de un crecimiento poblacional global y la convivencia de la raza humana con diferentes especies animales, se incrementa el riesgo de transmisión de agentes infecciosos al hombre, y esto incrementa la probabilidad de que surjan enfermedades infecciosas emergentes, como la reciente COVID-19.
El riesgo de la aparición de microorganismos emergentes radica en que la población no se encuentra protegida, y por lo tanto se requiere de estrategias urgentes de detección y de procedimientos que aseguren la protección individual y comunitaria, mediante el empleo de vacunas o tratamientos específicos. Con el SARS-CoV-2 conocimos esta experiencia y lo que implicó la falta de una única vacuna. La situación sanitaria/social de la población mundial se vio afectada en forma dramática.
Grave retroceso en la situación sanitaria del país
Por lo tanto, el anuncio del Poder Ejecutivo de retirar a la Argentina de la OMS representa un error sanitario estratégico y significa un grave retroceso en la situación sanitaria de nuestro país, ya que:
- Nos aísla de los programas estandarizados internacionales
- Nos aísla de proyectos de cooperación internacional
- Nos excluye del acceso a información epidemiológica en el mundo
- Nos restringe el acceso a compras de vacunas y otros insumos médicos críticos a través de circuitos internacionales muy ventajosos
Todo ello, en conjunto, nos deja en una posición de vulnerabilidad y aislamiento internacional desde el punto de vista sanitario.
Para un país como Argentina, que depende de la importación de tecnología e insumos médicos críticos como las vacunas, esta situación es netamente negativa. Por otro lado, pertenecer a estos organismos internacionales no afecta en lo más mínimo la soberanía sanitaria y no debe ser un tema político partidario que ponga en juego la Salud Pública y la salud de la población de nuestro país.
*Guillermo Docena es Investigador Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), egresado de la carrera de Bioquímica de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (1989) y es Doctor de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP (2000).