Desde la irrupción de www.90líneas.com, semana tras semana informamos hechos dantescos dentro de la ciudad de La Plata en el marco de una ola delictiva sin precedentes en la región, con números altísimos de entraderas, asaltos amados a cualquier hora y una violencia desmedida que suma capítulos a diario. La Policía Bonaerense destinada a la capital provincial evidentemente nunca supo brindar respuestas y, tal es así, que hace unos meses resolvieron desde la cúpula hacer cambios y enroques de comisarios en las seccionales. El resultado por ahora no se notó, ya que los ilícitos no sólo no mermaron sino que hasta se multiplicaron.
Y los mismos son cada vez más sanguinarios. De pronto, para el ladrón salir a robar se convirtió en una especie de agredir por agredir, y si en el medio alguien resulta muerto, poco importa. Se perdieron los códigos, ni que hablar ya del respeto, la empatía y la importancia por el otro.
Durante este jueves, sujetos desconocidos irrumpieron en una joyería especializada en arreglar relojes antiguos, cercana a Parque Saavedra, zona céntrica de la ciudad. Pese a que su dueña, una jubilada de 73 años identificada como Graciela Lasca, es tan temerosa como cuidadosa y no suele abrirle la puerta de su negocio, que funciona con un sistema eléctrico, a desconocidos o sospechosos, en este caso lo hizo, sin saber que estaba cometiendo una acción que, tal vez, pueda quitarle la vida.
Porque quienes ingresaron no fueron los potenciales clientes que creyó, sino despiadados hampones que la atacaron sin más. Qué pasó dentro del comercio en los minutos que duró el atraco nadie sabe, porque la mujer permanece internada en terapia intensiva del policlínico San Martín, con un golpe en la cabeza y conectada a un respirador.
Fuentes policiales y también allegados a la víctima contaron que fue el marido de la misma quien la encontró, cuando a las cuatro de la tarde hicieron sonar el timbre de su casa emplazada en 62 entre 14 y 15, pegada a la joyería, de razón social Altomare y abierta desde hace más de 50 años, para avisarle del robo. Poco después, él halló a su mujer tirada en el piso, inconsciente y con los pies y las manos atados con cinta. Pese a eso, un jefe de la fuerza, casi macabramente, dijo que “no sabemos todavía si se trató de una acción criminal”.
Pocos datos
El hombre, desesperado, llamó al 911 y los primeros en llegar fueron los efectivos de la Motorizada La Plata, quienes constataron la gravedad de la situación ya que Graciela “respiraba con insuficiencia”.
Ya en el hospital, a donde llegó en un patrullero debido a la tardanza de la ambulancia, le detectaron la lesión en la cabeza, que ahora los peritos deberán determinar su origen, ya que pudo haberse tratado de un culatazo propinado por los malvivientes o bien un golpe cuando cayó al piso. Lo cierto es que se le generó un hematoma, por el que ahora pelea por su vida.
La tarea de los investigadores está abocada ahora a determinar cómo sucedieron los hechos, aunque es poco lo que saben. Dentro del local había un gran desorden y se especula que los implicados huyeron con dinero y joyas. También buscan establecer cuándo quedó inconsciente la damnificada, y una de las posibilidades más tétricas indica que pudo haber sido en horas del mediodía, cuando ella le pone un freno momentáneo al trabajo para regresar a su casa hasta las cuatro, hora en que vuelve al comercio. De haber sido así, estuvo cuatro horas tirada, desmayada y con problemas respiratorios. Los detectives de la DDI La Plata que analizan el caso confían en que una cámara de seguridad particular que hay en la cuadra permita arrojar luz ante tanta oscuridad.

De ladrón a asesino
A dos kilómetros de allí, el pasado sábado se cometió uno de los crímenes más salvajes de los últimos años, cuando el remisero Marcelo Saleh (55) pasó a buscar en un Volkswagen Polo a las 5.30 a un matrimonio por su casa de 75 entre 21 y 22, para llevarlos, como ya había hecho otras veces, hasta la Unidad Penitenciaria 42 de Florencio Varela, donde la pareja tiene un hijo detenido.
Al llegar al lugar le pidieron al hombre que los aguardara cuatro horas, para luego regresarlos a La Plata y, como ya lo conocían y confiaban en él, dejaron en el auto una riñonera con la llave de su inmueble y los celulares.
El chofer entendió que tenía tiempo suficiente para ir a la vivienda de sus clientes, entrar con la lleve, despojarlos de sus bienes y volver después por ellos para dejarlos como si nada hubiera pasado. Y así lo hizo.

Con lo que no contó fue que en el interior de la propiedad estaba Ayelén Arredondo, una estudiante de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata de 23 años, hija del matrimonio y que también conocía al remisero. Este, al verla, la atacó hasta matarla para que no lo delatara. La operación de autopsia posterior reveló que falleció como consecuencia de politraumatismos en la cabeza, realizados con un elemento contundente, mientras que también tenía lesiones en los brazos por maniobras defensivas.
Lejos de amedrentarse por la situación, el asesino dejó el cadáver en un sillón, lo tapó con una sábana hasta el cuello -dejó el ensangrentado y desfigurado rostro sin cubrir-, recorrió los rincones del lugar y se apoderó de $8.000, con los que huyó. No llegó lejos porque un vecino lo vio salir con la cabeza gacha, una herida en el ojo y manchas de sangre. Lo persiguió, pidió ayuda y entre otros frentistas le impidieron la fuga. En la mochila que llevaba, ocultaba guantes, precintos y una barreta con la que podría haberle causado los golpes mortales a la joven.
En la semana se negó a declarar ante el fiscal y continúa detenido bajo una causa penal que prevé la reclusión perpetua. Luego se supo que delinquía desde 1987 y que contaba con figuras penales en Ensenada -de donde es oriundo-, La Plata, Lomas de Zamora y Mar del Plata. En junio de 2018 había recuperado la libertad tras purgar una condena de seis años por una tentativa de robo calificado por el empleo de arma de guerra.

Dos entraderas en cuatro cuadras
En tanto, y con apenas cuatro cuadras de diferencia, se cometieron esta semana dos violentas entraderas en Gonnet, en una de las cuales raptaron a un joven y en la otra amenazaron con electrocutar a un hombre.
Uno de los sucesos se materializó en 21 entre 507 y 508, en cercanías de la República de los Niños, cuando dos amigas de 48 y 49 años se dirigieron al domicilio del padre de una de ellas, para que les diera una silla de ruedas. Mientras aguardaban en un auto, aparecieron dos motochorros armados con un revólver y las obligaron a entrar. Ya en el interior, se adueñaron de los $6000 de una de las mujeres, otros $20.000 que había en el hogar, tres celulares y otros objetos de valor. Además, en todo momento decían que si no les daban los euros, electrocutaban al dueño del lugar, de 76 años.
El mismo martes, Alejo Vergel (20) fue interceptado por tres malhechores cuando iba en su auto con un amigo. A punta de pistola los obligaron a bajar pero al final los hicieron subir otra vez, y los tomaron de rehén. “Vamos a tu casa”, le exigieron a quien conducía, y entonces su allegado aprovechó el momento para abrir la puerta del vehículo y escapar a pie. El chico obedeció la orden y fue hasta su domicilio de 23 entre 509 y las vías del tren, donde dentro había un matrimonio de 56 años, siendo él empleado de la Legislatura. Allí lo encerraron en un cuarto, separado de sus padres, y los delincuentes revisaron las instalaciones hasta alzarse con $20.000, electrodomésticos, joyas y una PlayStation 4. Durante el asalto, golpearon a las víctimas, a quienes les propinaron culatazos en la cabeza y patadas y trompadas, ya en el piso.
Un vecino del barrio, enojado, expuso: “La Policía nunca encuentra a estos delincuentes de cuarta a pesar de las descripciones y huellas que dejan por todos lados. ¿Cómo puede ser? ¿Son mejores estos ladronzuelos que los instruidos para cazarlos?”. Otro lo siguió: “Mientras no se tomen otras medidas, viviremos en vilo siempre”, y un tercero sentenció: “Por un celular te matan. Nos vamos a morir de un infarto, no de Covid-19. La inseguridad te mata en menos de un minuto, menores armados, a punta de pistola… ¿Dónde está la Justicia, en la injusticia?”.