Se puede decir que el Barco de Pasajeros Monte Cervantes, de bandera alemana, fue uno de los precursores en estimular los viajes de turismo a la zona austral de nuestro país.
Fue botado el 25 de agosto de 1927 en Alemania, en los astilleros Blohm und Voss. El 3 de enero del año siguiente se hizo a la mar en viaje inaugural. Inició cruceros de turismo y, dada su corta y desgraciada vida marina, fue el menos conocido de los “Montes” de la Hamburg Sudamerikanische, hoy más conocida como Hamburg Sud.
Esta empresa es mucho más conocida por muchos hoy en día por sus contenedores que recorren las rutas del país, y no saben que ya en esa época se dedicaba al turismo en muchas partes del mundo.
Era un trasatlántico de 13.600 toneladas de registro bruto, 159.7 metros de eslora por 20.1 metros de manga, y en sus dos clases disponía de comodidad para más de 2.000 pasajeros. El equipo propulsor estaba compuesto de dos motores MAN que, con 6.800 HP sobre dos líneas de ejes, le permitía desarrollar 15,5 nudos a velocidad de crucero. La empresa armadora brindaba, además, servicio de carga a puertos de América del Sur, y también efectuaba cruceros de turismo a diferentes lugares de interés en el mundo.
No fue un barco con mucha suerte, el 25 de julio de 1928, el mismo año de su viaje inaugural, durante un crucero de turismo al Ártico, el Monte Cervantes embistió un témpano que le causó una vía de agua en el casco. Ante la emergencia puso proa a Spitzberg-Noruega, dándole escolta por si precisaba auxilio el rompehielos ruso Krassin, y cinco días más tarde, una vez reparada la avería, puso proa a Hamburgo.
El Monte Cervantes fue un buque alemán mixto de carga y pasajeros, siendo el tercero de los cinco buques de su clase y hacía la ruta Buenos Aires, Puerto Madryn (Chubut), Punta Arenas (Chile), Ushuaia.
EL HUNDIMIENTO
La embarcación salió del puerto de Buenos Aires el 15 de enero de 1930. Pasó frente a Mar del Plata e hizo escalas, aparentemente demasiado breves, en Puerto Madryn y Punta Arenas. El 21 de enero de 1930, el Monte Cervantes hizo escala de 15 horas en Ushuaia, que contaba con 800 habitantes. De allí partió el 22 con destino a Bahía de Lapataia, específicamente a unas 7 millas náuticas, a la bahía Yendegaia.
No se sabe si por decisión del Capitán o del piloto Rodolfo Hepe, en lugar de llegar hasta el faro Les Eclaireurs, se utilizó el paso del mismo nombre, chocando contra un bajo fondo. Se escuchó un fuerte rasguido en la quilla, que produjo una abertura e inundó rápidamente las bodegas y los camarotes más bajos. La proa se levantó, el buque se inclinó de babor bruscamente y comenzó a hundirse.
El Capitán reaccionó rápidamente y antes de que se quedara sin motores, llevó al buque hasta los islotes Les Eclaireurs donde lo encalló; de esa forma la tripulación pudo bajar los botes salvavidas y salvar a todos los pasajeros. El barco de carga Vicente López respondió al S.O.S. y comenzó a cargar a las personas que encontraban en su camino. Todos los náufragos pudieron ser rescatados en el mismo día pero debieron esperar una semana a que el buque Monte Sarmiento los vaya a recoger y los llevase nuevamente a Buenos Aires. Los náufragos debieron repartirse en diferentes casas de familia y en el patio del famoso presidio de Ushuaia. (incluso se techó el patio).
En Ushuaia no había más que una pensión con pocas camas. Es destacable la solidaridad demostrada por los habitantes de Ushuaia y los presos, que donaron mediante un comunicado, la mitad de su ración de comida
Entre los náufragos se encontraba la escritora y educadora Josefina Passadori vecina de La Plata desde niña, en 1922 egresó de la Escuela Normal Nacional Nº 1 Mary O. Graham, institución en la que luego ejerció la docencia durante casi cuarenta años, teniendo a su cargo las siguientes asignaturas: Castellano, Italiano, Historia Antigua, Geografía Americana, Geografía Argentina, Literatura Americana, Literatura Argentina y Cultura Argentina. Josefina fue quien registró parte del suceso con su cámara fotográfica.
Había catorce platenses en el Monte Cervantes y formaban este grupo Dora E. y Aída E. González Arzac, Delia Zapata, Marta Castillo, Elba y Esther Soba, Paulina Claro, Ana Schiaffino, María Regina Anasagasti, Magdalena Rozas, Humberto D’Amelio y Juan Manuel Soba y la nombrada Josefina Passadori.
Hubo una sola víctima de este hundimiento, el capitán Teodoro Dreyer, quien había desaparecido, hubo varias hipótesis pero lo cierto es que no se supo más de él, nunca se encontró el cuerpo y su viuda ofreció recompensa por información sobre su esposo, sin resultado.