La hipercontagiosa variante Delta del SARS-CoV-2 tuvo en jaque a países de Europa y actualmente está impactando con fuerza en los Estados Unidos. ¿Y en Argentina? He aquí una hipótesis sobre las causas de la “no explosión” de la variante India en estas pampas.
(Acerca de las variantes virales)
Mutaciones en la proteína Spike del SARS-CoV-2 generaron nuevas variantes del virus que rápidamente se expandieron por el mundo y generaron preocupación, ya que representan una amenaza potencial para las vacunas.
Las mutaciones son algo que naturalmente ocurre en la biología de los virus, y la condición para que se produzcan es que el virus se replique, multiplique o invada distintas células de un huésped o de diferentes huéspedes.
La primera característica que llama la atención de los epidemiólogos de las variantes virales emergentes es su capacidad infecciosa, de transmisión o de invasión de individuos susceptibles. Esto se evidencia rápidamente cuando se la detecta en un número elevado de muestras secuenciadas en una población y, luego, logra desplazar a las otras variantes locales y expandirse en la región en pocas semanas.
Es en ese momento cuando la comunidad sanitaria y científica comienza a prestar atención y estudia si este virus es capaz de generar una enfermedad más severa y si evade la respuesta inmune en individuos vacunados, es decir, si tiene capacidad de infectar a quienes están vacunados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define en primera instancia una nueva variante viral emergente como una variante de seguimiento cuando los porcentajes de detección son superiores al resto de los virus circulantes en una determinada población (alta infectividad); luego, cuando su transmisión se incrementa y se expande a otros países pasa a ser una variante de interés (rápida expansión); si esta nueva variante genera indicios de mayor severidad y escape de la respuesta inmune se transforma en una variante de riesgo, y finalmente, cuando se confirma que tiene estas 3 propiedades se la denomina variante de riesgo con consecuencias.
Pero además de esas características, se han identificado cuáles son las mutaciones que dan origen a las mismas. Sin embargo, tener estas mutaciones individuales no es suficiente. Deben tener mutaciones en bloque, es decir que deben tener varias mutaciones en la misma molécula de ARN. De esta manera, cuando se las detecta por secuenciación genómica y se las clasifica como variantes de interés, las mutaciones definen si puede tratarse o no de una variante de riesgo. La circulación viral descontrolada y la globalización, con el consiguiente traslado de individuos infectados entre diferentes países, son los dos elementos que necesita el virus para propagarse y no ser eliminado.
(Variante Delta o de la India o B.1.617)
La variante Delta generada en la India en el 2020 produjo un brote en marzo-abril de 2021 en ese país, y rápidamente se expandió al resto del mundo ocasionando las recientes olas de contagios en el hemisferio norte a partir de la primavera 2021.
Si bien esta variante se detectó en India durante la primera ola del 2020, estuvo contenida hasta marzo del 2021, cuando una segunda ola muy marcada de contagios (con 400 mil casos por día diagnosticados por PCR), la cual estuvo íntimamente relacionada a distintos acontecimientos sociales que promovieron el hacinamiento de habitantes sin respetar medidas de protección personal, llevaron a que dicha variante sea declarada muy rápidamente por la OMS como una variante de riesgo.
A partir de abril, y producto de la apertura de las fronteras en Europa, el flujo de viajeros infectados -principalmente hacia Italia e Inglaterra- generó la invasión del viejo continente.
En Inglaterra, la apertura total de fronteras provocó que en 15 días entraran aproximadamente 40.000 pasajeros de diferentes partes del mundo, entre ellos muchos de la India y países aledaños. Ello determinó que ese país, que tenía controlada la expansión de casos, enfermedad severa y número de fallecidos, pasara de tener alrededor de 5.000 casos diarios a 50.000 en sólo 90 días.
Ello se produjo principalmente en chicos en edad escolar (no vacunados) y rápidamente se expandió esta nueva variante viral por todo el país, desplazando a la variante Británica o Alfa. Afortunadamente, el impacto que tuvo Delta en la curva de contagios no fue acompañado con un incremento en el número de fallecidos. Eso determinó que se considerara a Delta una variante viral que sólo presenta una alta transmisibilidad. Lo mismo se observó en Estados Unidos e Israel.
Algo muy importante para destacar: Delta nos mostró la diferencia entre estar y no estar vacunado. Si bien hubo contagios entre vacunados, el aumento de casos se produjo principalmente en la población de no vacunados. Así, como la mayor parte de la población está vacunada y en ellos la enfermedad cursa como leve o asintomática, la curva de contagios fue muy distinta a la de fallecidos y a la de hospitalizaciones.
Esto nos está indicando que esta variante altamente infecciosa es sensible a la inmunidad conferida por las vacunas. Por lo tanto, Delta sólo genera enfermedad sintomática entre los no vacunados (básicamente menores de 18 años), en los cuales la probabilidad de generar una enfermedad severa es muy baja.
En países como Estados Unidos, donde existe un alto porcentaje de no vacunados mayores de 18 años, se está observando actualmente que el número de hospitalizaciones y fallecidos se ha incrementado.
El brote de Delta en el hemisferio norte nos mostró, además, que los vacunados con las dos dosis son los que muestran la mayor protección y la enfermedad transcurre en forma leve. Esta es la razón por la cual se decidió en nuestro país acelerar la administración de las segundas dosis ante la llegada, a mediados de mayo, de pasajeros infectados con Delta.
(Delta en Argentina)
En Argentina predominaban, y aún hoy predominan, las variantes Gama o Manaos y Lambda o Andina. Por otro lado, la administración de una sola dosis de las vacunas, y principalmente de las vacunas a vectores virales (AstraZeneca/Oxford y Sputnik V), permitió controlar la curva de contagios y las hospitalizaciones. Sin embargo, la llegada de Delta a mediados de mayo y la circulación comunitaria detectada en julio significó una amenaza para la situación epidemiológica en nuestro país.
La llegada al país de nuevas vacunas (Moderna, Pfizer y Cansino) y el incremento en las dosis recibidas permitieron intensificar el plan de vacunación. En el mes de agosto pasado se administraron 10 millones de dosis (3 millones de primeras dosis y 7 millones de segundas dosis), lo cual, sumado a la posibilidad de combinación de vacunas, permitió completar los esquemas de inmunización y resolver el problema de la no disponibilidad del componente 2 de Sputnik V.
Ello posibilitó avanzar con los planes de vacunación y superar el mágico número de 45% de población vacunada, que en el mundo mostró que promovía un quiebre en las curvas de contagios. Lo mismo se observó aquí cuando, a partir de junio, comenzó el descenso de casos que aún hoy estamos viendo. Actualmente, con casi un 70% de la población con una dosis y un 46% con esquema completo la situación está controlada, y de no existir Delta podríamos decir que hemos alcanzado la inmunidad comunitaria o de rebaño.
Sin embargo, la presencia de Delta en nuestra población y la lección recibida del hemisferio norte (donde se había decretado prácticamente el fin de la pandemia) nos marcan que debemos mantener las medidas sanitarias de protección y continuar con la vacunación, principalmente en menores de 18 años.
Mientras en el hemisferio norte el porcentaje de muestras positivas con Delta oscilan en el 90-95%, en nuestro país no llega al 5%. Si bien aquí hay circulación comunitaria, esta no es masiva y se encuentra focalizada y aparentemente controlada. Si así no lo fuera, rápidamente lo veríamos en las curvas de contagios, en el porcentaje de muestras positivas por PCR y en el aumento del número de hospitalizaciones, dado que alrededor de 15 millones de personas no están vacunadas.
¿Porqué no se ha expandido Delta en Argentina?
A mi criterio, los 3 factores que han determinado que Delta no se haya expandido en nuestro país como lo hizo en otras poblaciones, que no haya desplazado a las variantes Gama y Lambda, y que no haya generado mayor número de hospitalizaciones son los siguientes:
1-Control de Fronteras y Monitoreo
Evitar el ingreso masivo de individuos infectados, el testeo a través de métodos rápidos y PCR, y el aislamiento de los infectados hacen la diferencia con otros países y han permitido detectar y controlar los casos, aún sabiendo que las medidas no se cumplieron completamente.
2-Proteccion Personal
Las medidas de protección personal para evitar el contagio (uso correcto de máscaras, alcohol en gel y distancia social) han permitido controlar la transmisión viral y evitado la dispersión de Delta y la transmisión comunitaria masiva.
3-Vacunación
El factor más importante. Un elevado porcentaje de la población con una dosis, las vacunas que aquí se emplearon (principalmente vacunas a vectores virales, a diferencia de las vacunas a ARN empleadas en el hemisferio norte), y el retraso en la aplicación de la segunda dosis (con el consiguiente incremento de la eficacia de las vacunas) pueden ser los factores que están generando una mayor protección en nuestra población frente a las variantes Delta, Gama y Lambda.
Si bien no estoy en condiciones de asegurar que sean las causas de la contención de la expansión de Delta en Argentina luego de casi 4 meses de su ingreso, se trata de una hipótesis atractiva que con el tiempo se podrá confirmar o no.
Por lo tanto, Delta nos ha enseñado la importancia y la diferencia que hacen las vacunas, lo dinámica que es la naturaleza y la interacción huésped-virus, y el desafío que significa este nuevo virus en el planeta. Mucho nos queda aún por aprender en esta pandemia, pero al menos algo positivo que nos deja es que podemos conseguir una herramienta muy potente para controlar esta infección y otras que potencialmente puedan presentarse: las vacunas.
Por el momento, el mensaje principal es tratar de extremar las medidas para frenar la transmisión viral, y de esta manera evitar la aparición de nuevas variantes virales. Y que la mayor parte de la población pueda ser vacunada para alcanzar la inmunidad de rebaño que nos permita empezar a eliminar las medidas de protección y retomar una vida más normal.