En la Plaza San Pedro se vivió una escena que no se veía desde el inicio de la pandemia: el Papa Francisco volvió a subirse al “papamóvil” dando vueltas entre los fieles, saludando y repartiendo sonrisas y bendiciones a las aproximadamente 65 mil personas que estuvieron presentes en la conocida Vía della Conciliazione, en un domingo primaveral y soleado en Roma.
Con un fuerte mensaje, el Pontífice recitó el Ángelus del Domingo de Ramos: “Sí, Cristo está una vez más clavado en la cruz con las madres que lloran la muerte injusta de sus maridos y de sus hijos. Está crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos”.
“Guarden las armas, comiencen una tregua de Pascua. Pero no para recargar las armas y retomar la lucha, no. Una tregua para lograr la paz, a través de negociaciones reales, dispuestos también a hacer algunos sacrificios por el bien del pueblo. Además, ¿qué victoria puede llegar a ser para quien coloque una bandera sobre un montón de escombros?”, preguntó Francisco a los miles de fieles que lo escuchaban con las palmas en la mano que ofrecía la Santa Sede a quienes llegaban a la plaza.
El Santo Padre ya había hablado de lo que está pasando en Ucrania pero nuevamente exhortó: “Cuando se usa la violencia, uno ya no sabe nada de Dios, que es Padre. Ni siquiera de los demás, que son hermanos del mundo. Y llegamos a cometer crueldades absurdas. Lo vemos hoy en la locura de la guerra, donde volvemos a crucificar a Cristo”.
