Era viernes 21 de octubre de 1978 en La Plata. Durante una húmeda y calurosa tarde, en el emblemático Almacén San José de diagonal 74 y 40 estaban preparando el salón para la presentación de Mercedes Sosa. De pronto, ingresaron seis policías vestidos de civil. “Venimos a garantizar el espectáculo”, le dijeron a Cristina Dorato, una de las dueñas del local, quien, pese a todo, no imaginó cómo terminaría aquella noche, madrugada del sábado 22.
La dictadura cívico-militar estaba en su apogeo. Y todavía saboreaba las mieles de la gran victoria deportiva de aquel año: el Mundial de fútbol. En el país estaban ocurriendo atrocidades que la mayoría de los argentinos y argentinas ni siquiera imaginaban. Lo que casi todos tenían era miedo. Muchísimo miedo. El terror como política de Estado ya había empezado a hacer daño en “las mentes” de una sociedad que nunca más recuperaría la lucidez y el empuje que supo tener antes del 24 de marzo de 1976.
El local, por la noche, estaba a tope. Una ovación recibió a Mercedes Sosa y al guitarrista Nicolás Colacho Brizuela cuando salieron al escenario. Afuera, el operativo policial no era un secreto para nadie. Hasta ese recital en La Plata, la Negra Sosa había vivido con temor y se había manejado con cautela, pero nunca había apagado su voz.
Es que hasta entonces, las amenazas se habían quedado en eso. No obstante, el riesgo que corría la cantante no era menor. Tres años antes, en 1975 y durante el “reinado” de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), la organización criminal liderada por José López Rega le había enviado una carta a su domicilio dándole un plazo de tres días para abandonar el país. Caso contrario, la matarían. Pero ella decidió quedarse, contó el poeta y novelista cuyano Rodolfo Braceli, autor del libro “Mercedes Sosa, la Negra” (Sudamericana, 2003).
“Mercedes cantó temas que no eran comprometidos, porque en esa época había una gran cantidad de canciones prohibidas”, contaría luego Cristina Dorato. Cuestión que afuera del Almacén había casi tanta gente como adentro, por lo que la cantante tucumana pidió que abrieran las ventanas para que todos pudiesen escuchar, y sobre el final del espectáculo el público comenzó a pedirle Cuando tenga la tierra. Ella la cantó. Después, le pidieron Canción con todos. Y cuando la estaba interpretando, una horda policial entró al local a puro golpe y empujones.
Algunos cuentan que la bajaron violentamente del escenario. Otros afirman que la “cachearon” sobre el escenario, delante de todo el público, y que después la arrestaron. Lo cierto es Mercedes Sosa, músicos, técnicos, Dorate y empleados del local y las 300 almas presentes fueron llevados en un gran operativo a la Comisaría Segunda, en 38 entre 7 y 8. Fue demasiado. Y la última noche de la Negra antes de subirse a un avión, nuevamente amenazada.
Cuando tenga la tierra (Mercedes Sosa)
Letra (A. Petrocelli – D. Toro)
Cuando tenga la tierra, sembraré las palabras
Que mi padre Martín Fierro, puso al viento
Cuando tenga la tierra, la tendrán los que luchan
Los maestros, los hacheros, los obreros
Cuando tenga la tierra
Te lo juro semilla, que la vida…
Será un dulce racimo y en el mar de las uvas
Nuestro vino…
Cantaré… (cantaré), cantaré…
Cuando tenga la tierra, le daré a las estrellas
Astronautas de trigales, luna nueva
Cuando tenga la tierra, formaré con los grillos
Una orquesta donde canten los que piensan
Cuando tenga la tierra
Te lo juro semilla, que la vida…
Será un dulce racimo y en el mar de las uvas
Nuestro vino…
Cantaré… (cantaré), cantaré…
‘Campesino, cuando tenga la tierra
Sucederá en el mundo el corazón de mi mundo
Desde atrás de todo el olvido, secaré con mis lágrimas
Todo el horror de la lástima y por fin te veré
Campesino, campesino, campesino, campesino
Dueño de mirar la noche en que nos acostamos, para hacer los hijos
Campesino, cuando tenga la tierra
Le pondré la luna en el bolsillo
Y saldré a pasear con los árboles y el silencio
Y los hombres y las mujeres conmigo
Cantaré… (cantaré), cantaré… cantaré… (cantaré)
Cantaré…
El informe de inteligencia
En la comisaría ubicaron a los detenidos en celdas comunes y en el patio. A las tres de la madrugada dejaron ir a los primeros, y lentamente, a todos los del público. A Dorato la retuvieron más tiempo; ella había firmado el contrato. A Mercedes Sosa no la dejaron salir hasta 18 horas más tarde. Le hicieron escuchar todos los temas que había cantado y que estaban prohibidos, “infringiendo” la ley (nacional de telecomunicaciones) 19.798/72 y los artículos 1º y 2º de la ley 20.840/74, que contemplaba las “penalidades para las actividades subversivas en todas sus manifestaciones”.
Uno de los documentos elaborados a partir de ese operativo por la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA), material que hoy está bajo el resguardo de la Comisión Provincial por la Memoria, decía textualmente: “Cumplimentando despacho procedente de la Dirección General de Seguridad del Interior, dirigido a los señores Gobernadores de todas las provincias, comunicando que bajo la apariencia de festivales folklóricos-artísticos, con intervención de Mercedes Sosa (…), se ha constatado la difusión de ideología marxista”.
Seguía. “Al tenerse conocimiento que el día 21 de octubre del corriente año la cancionista folklórica Mercedes Sosa actuaría en el local denominado Almacén San José, sito en la intersección de las calles diagonal 74, 3 y 40 de esta ciudad, se dispuso un control encubierto que permitió constatar lo que a continuación se expone…”
“La mencionada artista, secundada por el guitarrista (…), siendo aproximadamente las 02.30 hs. dio comienzo a su actuación, interpretando canciones de las denominadas ‘de protesta’, cuya ejecución se encuentra legalmente prohibida por la vigencia de la ley 19.798. El detalle de las mismas es el siguiente: Cuando tenga la tierra, Plegaria a un labrador, Canción con todos, Duerme negrito, Cantor de oficio, Piedra y camino, La alabanza, Como la cigarra, La arenosa, Oración para la patria de uno, Canción de simples cosas, Cantata sudamericana, Dale tu mano al indio y Canción para mi América”.
“Considerando que lo expuesto infringía los artículos 1º y 2º de la ley 20.840, con el concurso de personal policial dependiente de la Comisaría 2da. de La Plata, se procedió a interrumpir el espectáculo secuestrándose un álbum que contiene el texto de las referidas canciones y dos casettes (sic) con la grabación de las mismas”.
Finalmente, en una descripción casi infantil, el texto decía: “Cabe señalar al respecto que cada canción entonada por la mencionada cancionista despertaba en los espectadores gran entusiasmo, siendo festejada y premiada su actuación con muchos aplausos”.
Todo cambia (Mercedes Sosa, Chile)
“Negra de mierda, comunista”
“Por qué me detienen a mí, sólo soy una madre argentina que le canta a su gente”, les decía una furiosa Mercedes Sosa a los policías en la comisaría, mientras le respondían al grito de “Callate negra de mierda…comunista”.
Ya en la capital federal, a Mercedes Sosa le dieron la “posibilidad” del exilio, luego de avisarle que no iba a cantar “por tiempo indeterminado”. Ese mismo año, concretamente el 1º de febrero, Jorge Cafrune y su acompañante habían muerto tras ser atropellados mientras iban a Corrientes para rendirle un homenaje al General San Martín, en ocasión de cumplirse 200 años de su natalicio. Sobran los dedos de una mano para contar a quienes creyeron la versión oficial de que la muerte del cantor jujeño fue «un accidente».
Mercedes Sosa dijo “suficiente”. Y se marchó a Europa el 2 de febrero de 1979. Con el tiempo, algunos imbéciles sugirieron que ella la había “pasado bien” en su exilio, pues en todos los países la convocaron para actuar. Es que la tucumana ya era una celebridad en España, Francia, Alemania y otras naciones. Lo cierto es que más de una vez pensó en quitarse la vida… No por nada en la antigüedad el mayor castigo era el destierro.
Regresó a principios de 1982. Y el 18 de febrero hizo explotar el Teatro Ópera. El empresario Daniel Grinbank, organizador del recital, le había dicho un tiempo antes: “Comienzan las grietas y creo que nos podemos meter en una”. Cada detalle fue filmado por las fuerzas de seguridad. El ambiente era tenso. Pero la catarsis fue enorme. Luego tuvo que exiliarse nuevamente. Altos mandos militares le hicieron llegar “el mensaje”. Hasta que volvió para siempre con el regreso de la democracia.
El álbum doble en vivo grabado en aquellas 13 noches de 1982 a teatro lleno, titulado Mercedes Sosa en Argentina, a la postre fue uno de los discos más vendidos de la música popular vernácula. Los conciertos se habían convertido en una suerte de resistencia a la dictadura, menos de dos meses antes del desembarco en las Islas Malvinas. Y musicalmente habían significado el inicio de una importante renovación del folklore, con la incorporación de canciones de artistas brasileños, cubanos y del más puro rock local.
Gracias a la vida (Mercedes Sosa y Joan Baez)