El 14 de mayo de 1982, paradójicamente un mes antes de la rendición de los jerarcas militares en Malvinas, un grupo de músicos totalmente desconocidos para la inmensa mayoría de la gente de “Plaza de Mayo y alrededores”, allí donde el mismísimo Carlos Pellegrini situó en el siglo XIX al partido no industrial de la República, un Juan Carlos Baglietto de pelos larguísimos y barba presentó su primer álbum, Tiempos difíciles, en el estadio de Obras Sanitarias, un auténtico santuario del rock nacional. Lo acompañaban Fito Páez (19 años y autor de 6 de las 10 canciones del disco), Silvina Garré (dueña de una voz de ensueño), Jorge Fandermole (el “folklorista” del grupo), Adrián Abonizio (autor de Mirta, de regreso y poco tiempo después de El témpano, a la larga dos himnos del cancionero argentino), el “jazzero” Rubén Goldín y Lalo de los Santos.
Un equipo de lujo que había nacido, crecido y se había formado musicalmente en la ciudad de Rosario, tan cerca y tan lejos del egocéntrico Puerto de Buenos Aires. Su historia había empezado en los 70. Pero fue ese 14 de mayo del 82 cuando provocaron un primer impacto que evolucionó hacia una enorme popularidad tras la rendición en el sur y la inesperada difusión de la música argenta por la prohibición militar de pasar temas en inglés en la radio y la TV.
Rosario invadió la música argentina Rosario invadió la música argentina Rosario invadió la música argentina Rosario invadió la música argentina Rosario invadió la música argentina
Algún periodista porteño les puso nombre: Trova rosarina. Fueron un puente fundamental entre el rock argentino de fines de los 70, dominado por el rock progresivo, el sinfónico y el jazz-rock y con letras memorables pero que escondían demasiado el mensaje antidictatorial, y los nacientes 80’s. Los rosarinos traían consigo una poesía bellísima y, a la vez, muy directa contra la dictadura cívico-militar, en la cual destacaba la ausencia del “acento literario porteño” a la primera escucha.
Tenían otra estética, condensada en ese hippie ochentista que encarnaba Baglietto. Los teclados prevalecían sobre las guitarras eléctricas, salvo excepciones. Y tenían sobre todo la particularidad de mezclar sin prejuicios los más diversos géneros. Con base en el rock, aparecían, inconfundibles, el folklore argentino, el tango, los ritmos rioplatenses, el pop, lo melódico.
A quienes se subieron a aquel escenario de Obras habría que sumar muchos más para hablar de la Trova. En principio, a Fabián Gallardo y José Luis Aguilera, entre otros.
Descubierto en su tierra natal por Julio Avigliano, representante de Facundo Cabral, mientras tocaba y cantaba en el Café de La Flor (junto con el Teatro Lavardén, sitios de reunión frecuente de los integrantes de ese colectivo), Baglietto fue invitado a actuar en un festival que la Revista Humor, una publicación emblemática del periodismo argentino que combatió a la dictadura desde, precisamente, el humor, estaba organizando para agosto de 1981 en Obras. En una muestra clara de que estaban guiados por la consigna “uno para todos, todos para uno”, el entonces pelilargo Juan Carlos dijo que iría junto con todo el grupo.
El 7 de agosto de 1981 tuvieron, así, su previa en Obras antes de la consagración de mayo de 1982, en un evento que se presentó como la contrapartida de la muy polémica visita al país de Frank Sinatra.
El álbum Tiempos difíciles habría con Mirta, de regreso, tema de Adrián Abonizio, y contenía piezas como Aunque mañana no estés, Puñal tras puñal, En la cuerda floja, La vida es una moneda y La música del Río de la Plata, todas de Fito Páez, entonces un pibe de 18, 19 años (la última en conjunto con Baglietto).
Video.- Mirta, de regreso, tema que abrió el primer álbum de Baglietto
Video.- La vida es una moneda, uno de los tantos temas que compuso Fito Páez de adolescente
AQUELLOS 70 EN ROSARIO
Entre 1975 y 1979, el autor de El Témpano, Adrián Abonizio, quizás el más tanguero de la Trova, el filojazzero Rubén Goldín y un Fito Páez que no llegaba a los 15 años habían formado El Banquete. En tanto, Abonizio y Baglietto conformaron Irreal. Ninguno la pasó muy bien que digamos frente a la presencia temible de las botas militares.
Pongamos la movida en contexto. Si nos situamos a fines de los 70, Serú Girán editaba su disco debut que llevaba el nombre de la banda; salía a la venta el 4º LP de León Gieco con Sólo le pido a Dios; Spinetta venía de grabar el jazzero A 18’ del sol y en 1980 se presentó en sociedad la banda Spinetta Jade, jazz-rock (casi) puro y duro; Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre empezaba a decir adiós con Saltaba sobre las nubes (1979). En líneas generales, el rock nacional tomaba caminos que lo alejaban de los interminables años de represión que sufrió desde finales de los 60 y, al mismo tiempo, de un público masivo. Para colmo, Virus, Riff y Los Violadores estaban precalentando para llegar a romper “con tanta dulzura”.
Una gran porción del público empezó a bucear en la música latinoamericana, y la Trova rosarina cayó allí como anillo al dedo. Otros ritmos, otras letras, otra puesta en escena. En tanto, Silvina Garré nos deleitaba con Canción del pinar, obra del enorme Jorge Fandermole.
Video.- El témpano, de Adrián Abonizio, en la versión del grupo Arraigo
Video.- Canción del pinar, Silvina Garré
FITO, EL GRAN AUTOR / DOS RECITALES BIEN PLATENSES
“Fito Páez es mucho más que Fito Páez”, declaró en una entrevista un integrante de la Trova rosarina. Tenía razón. Antes de estrenar su primer álbum solista, Del 63 (1984), Fito llevaba en su haber la autoría de temas como Aunque mañana no estés, Puñal tras puñal, Dulce pájaro, La música del Río de la Plata, La vida es una moneda, Actuar para vivir, Tiempos difíciles, De plenilunio, Pa’trabajar, Tratando de crecer y Un loco en la calesita, entre otros, siempre interpretados estupendamente por Baglietto.
Baglietto y aquella súper banda con la que se subió al escenario de Obras Sanitarias el 14 de mayo de 1982 supo hacerlo en el viejo auditorio al aire libre de la República de los Niños. Juan Carlos, con un enterito de jean, largos cabellos, barba, boina y la guitarra española entre sus manos, dominaba claramente la escena.
En tanto, en los recitales de carnaval que solía organizar el Club Universitario, hacia 1984 Fito Páez presentó su disco solista debut. Antes de tocar el último tema, dijo al público -palabra más, palabra menos- “disfruten ahora, porque después de este concierto quizás tengamos que vender los equipos para poder sobrevivir”. No exageraba. Pero a Dios gracias la vida lo llevó por otros caminos: en 1985 grabó Giros e inició una carrera impresionante, por todos conocida.
Video.- Del 63, primer disco solista de Fito Páez
Video.- En blanco y negro, Silvina Garré
“Rock, folklore, tango, canciones de protesta y pop fueron los ritmos que fusionaron los músicos rosarinos para crear un estilo de música particular que los acompañó en los 80, cuando nació la banda en Rosario, en pleno contexto militar. El grupo se caracterizó desde su inicio por tener letras que hablaban abiertamente de la situación que se vivía en el país con la dictadura. El auge se dio entre 1982 y 1983, cuando las bandas locales llegaron a la radio luego de años de fuerte censura”, empezó la crónica del sitio oficial del Gobierno de Mendoza en marzo de 2019 para anunciar el reencuentro de la Trova en Le Parc para el 24 de marzo, Día de la Memoria.
“Nació integrada por Juan Carlos Baglietto, Fito Páez, Silvina Garré, Jorge Fandermole, Adrián Abonizio, Rubén Goldín y Lalo de los Santos. Con la llegada de la democracia, ingresaron nuevos ritmos al país. Los participantes de la Trova fueron abriéndose entonces caminos separados en la música (…) La banda se volvió a reunir para el Festival Nacional de Folklore de Cosquín 2019 con Fabián Gallardo y sin Fito. Fue la primera presentación luego de largos años, e incluso de la muerte de uno de los originales, Lalo de los Santos. También actuaron en este 2019 en la última fecha del Festival Únicos, realizado en febrero en el Teatro Colón, donde sorprendió su reencuentro e hicieron emocionar y cantar al público”. También hubo un Gran Rex.
De ese Teatro Colón recogemos una canción bellísima de Jorge Fandermole, Oración del remanso, que llegó a ser incluida en su cancionero por la enorme Mercedes Sosa.
A mediados de los 80 cada uno siguió su camino. El rock de Virus, Soda Stereo, Los Twist, Los Abuelos de la Nada y tantos otros marcaban el nuevo clima social post dictatorial, más volcado a letras irónicas, mucho ritmo y diversión. La Trova rosarina dejó una huella muy profunda en la historia de la música argentina. Y temas que se cantarán por siempre.