La llegada del tan esperado corte de Zack Snayder de La Liga de la Justicia dejó conforme a la mayoría y expuso lo complicado de la relación entre los cineastas y los grandes estudios a la hora de realizar estas gigantescas producciones. Más allá del resultado sigue vigente la reflexión sobre las consecuencias de darle tanta importancia a lo que el público quiere, y si este estreno no abre una suerte de caja de pandora.
Antes de cualquier análisis sobre este suceso es preciso recordar cómo llegamos aquí. El director Zack Snayder fue elegido por Warner bros para dar forma al Universo cinematográfico extendido de la editorial DC Comics, tras el éxito de su adaptación de los comics de 300 y Watchmen. Las dos primeras obras fueron El hombre de acero (2013) y Batman v Superman (2016) las cuales fueron exitosas en la taquilla pero sufrieron enormes críticas por parte de los fans. Y a todo esto sumado los éxitos arrolladores de la competencia de Marvel.
La llegada de La Liga de la Justicia, donde los superhéroes más importantes de la editorial se reunirían, era un suceso que se llevó todos los flashes. No obstante era de público conocimiento que el rodaje de la cinta era un caos por los desacuerdos de Snayder con la producción que aspiraba a copiar la receta de Marvel de colores y humor, en contrapartida a la visión del director y su tono oscuro y melancólico.
La salida de Snayder del proyecto por la trágica muerte de su hija hizo que la visión de los productores se imponga. Trajeron a Josh Wedon (director de las dos primeras cintas de los vengadores) para finalizar el proyecto. El resultado no pudo haber sido peor, una cinta hueca, plana, mal dirigida, estéticamente horrible y con unos diálogos que parecen sacados de la serie de Batman de los 60.
No sólo fue un fracaso de crítica sino que también la taquilla habló en su contra. Realmente una cinta con un presupuesto que equivale a 50 años de películas argentinas solo sirvió para decepcionar. Pasado el tiempo comenzó a crecer en las redes sociales un movimiento que pedía que se liberara el corte que, supuestamente, Snyder había hecho, lo cual el propio director animó y empujó para que suceda. Durante 2020 ese pedido tuvo éxito y Warner anunció que junto a HBO sacarían el proyecto de la versión del director de La Liga de la Justicia.
Antes de comenzar a hablar de la cinta dejo claro que no considero que esta versión sea un corte del director, sino que es una película nueva. De hecho no creo que esto sea solo un corte nuevo del film sino que es una posproducción nueva, donde se realizaron cambios en el montaje y en la fotografía, e incluso se grabaron un par de escenas nuevas que no fueron grabadas para la versión original.
La cinta en sí trata de lo mismo que en la versión original, el villano Steppenwolf quiere reunir las “cajas madre” para poder comenzar una invasión a la tierra. Si la original tenía el problema de que la motivación de este personaje no era bien explicada, aquí vemos que se toman su tiempo para dar un pantallazo más amplio y que las cosas se desarrollen mejor. No obstante para un film de 4 horas es lo menos que se puede esperar.
Definitivamente que el mayor triunfo del Snyder Cut fueron aquellas escenas que en la versión original parecieron burdas y fuera de lugar, y que en este caso funcionan, pero además de eso hay arcos argumentales completos que fueron agregados y que hacen más sentido a la historia. Pienso principalmente en la historia de Cyborg, el cual en la cinta de 2017 era un secundario que solo estaba ahí porque tenía el poder de deshacer lo que el villano quería hacer, lo cual lo convertía en una suerte de Macguffin.
Se les da más tiempo a los personajes y sus motivaciones lo cual hace que no se generen tantos baches, pero la diferencia más grande es sin dudas en el tono de la película, el cual es oscuro y con una sensación de peligro importante. La anterior era colorida, con una comedia de cuarta categoría y con un conflicto que parecía que solo le interesaba a seis superhéroes y que nadie más se enteró.
El snyder cut no arregla todos los problemas, por ejemplo el personaje de Flash sigue siendo una suerte de alivio cómico enfermizo y molesto. Pero hay un esfuerzo por lograr momentos épicos que no siempre logran, pero termina siendo un film más redondo aún con errores de guion o escenas que desentonan con el resto de la cinta.
Creo que este evento termina dando un final satisfactorio, incluso para el propio Zack Snyder que después de tanto dolor merecía terminar su película (no cobró por su nueva versión). No obstante pienso que esto sea algo puntual y no se convierta en la regla, las películas que fracasan son importantes ¿Qué sería de la vida sin errores? ¿Qué aprenderíamos sin ellos? Incluso estas producciones multimillonarias deben de tener algo de amor al arte.