Ayer recordaba la cocina de mi casa en Berisso y su mesa de madera, y hoy vuelve a mi memoria las ganas de aprender a dibujar que tenía de chico…. hace miles de años. No lo pude lograr ni aún hoy. Mis dibujos sobre perros, gatos, casas, etc, son horribles, hasta mis nietos me lo dicen….y tienen mucha razón.
En esos años envié una carta (que la llevé al correo de la Montevideo y Guayaquil), para hacer un curso de dibujo por correspondencia, llegaron los folletos y la nota de inscripción pero nunca me animé.
Me hubiese gustado dibujar y reflejar en esos dibujos muchos rostros: mis viejos, hermanos, amigos.
Plasmar en una hoja o un lienzo mis sentimientos, mis tristezas y también alegrías. Dibujar mi vida.
Dibujar mi calle Nueva York, sus tranvías, camiones, autos y su buena gente caminando. Dibujar los frigoríficos con miles de obreros y obreras trabajando en varios turnos. Dibujar la Nueva York que es muy parecida a la calle Caminito, ubicada en el barrio de La Boca, con un gran valor cultural y turístico.
Buscaré la solicitud que debe estar guardada en un rinconcito de Berisso. Mientras tanto, mis feos dibujos, que les obsequio a mis nietos y ellos los aceptan en tono burlón, esos horribles dibujos me siguen acompañando.