padre serrat
Corría el año 1973 y Joan Manuel Serrat publicaba su décimo álbum, titulado Per al meu amic (Para mi amigo, en catalán). El disco, grabado en su totalidad en la lengua materna del cantautor, tenía nueve canciones. Entre ellas, Pare (Padre). Un desgarrador alegato mediante el que Serrat denunció, hace nada menos que medio siglo, la destrucción del planeta.
En ese entonces casi nadie hablaba de deforestación, ríos y mares contaminados, alimentos ‘regados’ con agrotóxicos, tierras inutilizadas por el uso indiscriminado de químicos, poblaciones expuestas a enfermedades incurables.
Hace 50 años nadie hablaba del cambio climático, de las olas de calor extremo que matan, de las tormentas atípicas que arrasan poblaciones, de inundaciones, incendios, sequías y otros fenómenos que pegan sobre toda la humanidad, pero fundamentalmente sobre los sectores más débiles.
Hace medio siglo, Greenpeace se aprestaba a celebrar su segundo año de vida. Casi nadie en el mundo conocía a la que hoy es la mayor organización ambientalista del planeta, con 3,2 millones de adherentes en 55 países.
Pero hace 50 años, con un poema excelso que recitado por él le pone la piel de gallina hasta al más guapete del barrio, Joan Manuel Serrat se anticipaba cinco décadas al moribundo planeta en el que hoy vivimos. Virtud que sólo traen al mundo consigo los más sensibles y sublimes artistas.
Padre, dígame qué le han hecho al río que ya no canta / Que resbala como esos peces que murieron bajo un palmo de espuma blanca / Padre, el río ya no es el río
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), desde 1990 hasta 2020 se han perdido 420 millones de hectáreas de bosque en todo el mundo a causa de la deforestación.
Eso equivale a 2 veces la superficie de Arabia Saudita, o casi 4 veces la superficie total de Colombia.
Advierte la FAO que “el mundo se había propuesto acabar con la deforestación en 2020, pero un nuevo informe indica que faltarían otros 25 años para lograrlo”. Y añade que “a pesar del aumento de áreas protegidas, Brasil, Bolivia y Paraguay están entre los países que han perdido la mayor cantidad de cobertura de bosques en la última década. Bosques sanos son esenciales en la lucha contra el cambio climático”. Es sabida la depredación que sufrió el Amazonas entre 2018 y 2022, bajo el mandato del negacionista de ultraderecha Jair Messias Bolsonaro.
Qué le han hecho al bosque, Padre, que no hay un árbol / Con qué leña encenderemos fuego / En qué sombra nos cobijaremos, Padre, si el bosque ya no es el bosque
En línea con lo expresado por la FAO, la agencia de noticias Tierra Viva indicó hace dos años que “en el marco de la Conferencia sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, más de cien países firmaron un acuerdo para detener la deforestación para el 2030. Desde Greenpeace consideraron que la medida es insuficiente y solamente declarativa”. Y se preguntaron: “¿El planeta resiste diez años más de deforestación de bosques?”. La respuesta es simple. Ese acuerdo fue firmado por Argentina, donde la deforestación ha alcanzado niveles alarmantes, que guardan relación directa con fenómenos como la sequía, el aumento de las temperaturas y las tormentas severas.
Padre, antes de que se haga oscuro, guarde usted un poco de vida en la despensa / Porque sin leña y sin peces tendremos que quemar la barca / Tendremos que arar sobre las ruinas y cerrar la puerta de casa con muchas llaves
Como contamos en la nota Los culpables del calor extremo, en los últimos 30 años Argentina perdió 8 millones de hectáreas de bosques a manos de grandes empresarios ligados a la actividad agropecuaria y, de ese modo, entró al Top-10 mundial en el rubro “deforestación”. En la actualidad sigue la ‘fiesta’ sin que nadie le ponga freno.
El objetivo de este accionar es ganar nuevas tierras para el ganado liberando miles de kilómetros cuadrados en el centro del país, a fin de ampliar la superficie destinada al monocultivo intensivo de soja.
La ciencia advierte desde hace mucho tiempo que hay una relación directa entre menos árboles y más calor/sequía. Y si bien el cambio climático es un problema global, es preciso aclarar que los expertos hablan de razones globales y de razones locales. Es por ello que hay responsables con nombre y apellido o “razón social” de que en nuestro país hayan aumentado las inundaciones, sequías, tormentas severas y altas temperaturas.
En ese contexto, en mayo de 2020 Greenpeace denunció ante la Justicia a 313 particulares y empresas por la “deforestación en Argentina desde 1990”. Entre los denunciados aparecen Arcor, Aceitera General Deheza SA, Marcos Mindlin, Techint, Alejandro Carlos Roggio, Alejandro Braun Peña (primo del ex jefe de Gabinete del gobierno 2015-2019, Marcos Peña Braun, y director de varias empresas de Mauricio Macri), Eduardo Eurnekian, el clan Macri, Luis Caputo (ex “ministro de endeudamiento y fuga de capitales”), Orlando y René Vicentín, y un largo etcétera (el listado completo se puede consultar en la nota citada).
De las 8 millones de hectáreas de bosques nativos que perdió Argentina, el 80% se concentraban en Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa.
Y usted nos dice, Padre, que si hay pinos hay piñones / Que si hay flores hay abejas, y cera, y miel / Pero el campo ya no es ese campo
“Lo que le hacemos al suelo, nos lo hacemos a nosotros mismos”, dijo alguna vez Vandana Shiva, física, filósofa y escritora india -destaca un informe de Greenpeace Argentina-. Y añade: “Basándonos en esta gran verdad no es de extrañar, entonces, que los agrotóxicos que se usan en los campos donde se produce alimento terminen contaminando el agua y, por ende, a las personas. Lo dijo la FAO hace 5 años: ‘En muchos países, la mayor fuente de contaminación del agua es la agricultura, no las ciudades o la industria’. Así lo comprobó el informe Más gente, más alimentos, ¿peor agua?, un examen mundial de la contaminación del agua de la agricultura presentado junto al Instituto Internacional para el Manejo del Agua”.
Alguien anda pintando el cielo de rojo y anunciando lluvia de sangre / Alguien que ronda por ahí, Padre / Son monstruos de carne con gusanos de fierro
Los agrotóxicos matan
“Para dimensionar la magnitud de esta contaminación basta decir que las tierras agrícolas reciben anualmente cerca de 115 millones de toneladas de fertilizantes nitrogenados minerales. Alrededor del 20% de estos insumos de nitrógeno terminan acumulándose en los suelos y la biomasa, mientras que el 35% acaba en los océanos. Países en desarrollo como el nuestro representan el 25% del uso mundial de plaguicidas en la agricultura, pero suman el 99% de las muertes derivadas de su uso en el mundo”, explica Greenpeace Argentina.
Son demoledores los resultados de una investigación inédita en su tipo que realizó la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario (UNR).
Durante 7 años efectuaron estudios epidemiológicos a 27.000 personas de ocho localidades de Santa Fe (Acebal, Arteaga, Chabás, Luis Palacios, entre otras) que basan su economía en el agronegocio, con predominio de cultivos transgénicos y uso de agroquímicos. Los científicos descubrieron que el porcentaje de fallecimientos por cáncer (tomando la referencia internacional de cien fallecimientos por cada 100.000 habitantes) en estas ocho localidades fue del 30%, mientras que a nivel nacional la cifra es mucho menor (19,8%).
“Vivir en pueblos fumigados aumenta el riesgo de padecer y morir por cáncer (…) Se demostró que la incidencia de cáncer en la población de las ocho localidades fue significativamente mayor en comparación a la población general. Y en particular para la población femenina”, explicaron para Página 12 los investigadores Damián Verzeñassi, Alejandro Vallini, Facundo Fernández, Lisandro Ferrazini, Marianela Lasagna, Anahí Sosa y Guillermo Hough.
Asomesé Padre, y les dice que usted nos tiene a nosotros / Y les dice que nosotros no tenemos miedo / Pero asomesé, porque son ellos los que están matando la tierra / Padre, deje usted de llorar, que nos han declarado la guerra
Mares de plástico
“Los datos son desgarradores”, afirmó el periodista español Manuel Planelles en un artículo publicado en El País a finales de febrero de 2022. ¿A qué se refería? A que “en apenas siete décadas el ser humano ha contaminado los ecosistemas acuáticos con más de 140 millones de toneladas de plástico. En estos momentos, alrededor de 109 millones de toneladas de estos desechos se acumulan en los ríos y lagos del mundo; otros 30 millones contaminan los océanos, y unos 1,4 millones están en tránsito desde los ríos a los mares”, según el balance de OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
“Además del volumen, llama la atención la velocidad con la que se ha generado el problema, que ha ido en paralelo al incremento de la producción de plásticos. En 1950, en el mundo apenas se fabricaban 2 millones de toneladas de este material, que es un derivado del petróleo. En 2021, la producción mundial anual alcanzó los 461 millones de toneladas (…) Del total de los plásticos que se ponen en el mercado cada año, apenas un 6% proviene del reciclaje”, puntualizó el colega.
Joan Manuel Serrat lo advirtió hace medio siglo, en 1973, cuando casi nadie hablaba de deforestación, ríos y mares contaminados, alimentos ‘regados’ con agrotóxicos, tierras inutilizadas por el uso indiscriminado de químicos, poblaciones expuestas a enfermedades incurables, ni de cambio climático. La sabiduría de ciertos artistas. A quienes oímos, pero no escuchamos.